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Francia reduce las visas a ciudadanos de Marruecos, Argelia y Túnez y se abre un nuevo flanco diplomático al Gobierno de Macron MUNDO Crédito: Reuters

Francia reduce las visas a ciudadanos de Marruecos, Argelia y Túnez y se abre un nuevo flanco diplomático al Gobierno de Macron

«Es una decisión drástica, inédita, pero necesaria», señaló este martes el portavoz del Gobierno francés, Gabriel Attal, al confirmar este giro en la política migratoria, que ha sido interpretado como un cierre al “grifo” de la migración legal con estos tres países del Magreb. Sin embargo, Marruecos tildó de «injustificada» la medida.


Francia decidió reducir el número de visas concedidas anualmente a ciudadanos de Marruecos, Argelia y Túnez, lo que abrió un nuevo flanco diplomático al Gobierno de Emmanuel Macron.

París acusa a los tres países de rehusarse a emitir los documentos consulares necesarios para el regreso de sus migrantes deportados por Francia.

«Es una decisión drástica, inédita, pero necesaria», señaló este martes el portavoz del Gobierno francés, Gabriel Attal, al confirmar este giro en la política migratoria, que ha sido interpretado como un cierre al “grifo” de la migración legal con estos tres países del Magreb, lugar de procedencia de gran parte de los extranjeros que llegan al país galo.

Sin embargo, Marruecos tildó de «injustificada» la decisión, afirmando que se trata de un «problema franco-francés» y no con las autoridades marroquíes.

El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Naser Burita, señaló hoy en una comparecencia que ha «tomado nota» de la decisión de Francia, que también afecta a Argelia y Túnez, y defendió que Marruecos «siempre ha abordado el tema de la inmigración y el movimiento de personas desde la lógica de la responsabilidad».

También, añadió, «desde la lógica del permanente equilibrio entre facilitar la circulación de personas, ya sean estudiantes, empresarios o viajeros con fines médicos, y luchar contra la inmigración clandestina».

Según el ministro, Marruecos ha dado instrucciones en los últimos ocho meses a sus consulados para que otorgaran alrededor de 400 documentos a marroquíes en situación ilegal en Francia para poder retornar a su país.

Según Burita, el problema del no retorno de marroquíes es «franco-francés» porque, indicó, para que cualquier ciudadano marroquí regrese a Marruecos debe disponer de un documento acreditando que es marroquí y además de una PCR negativa.

«Si las leyes francesas no permiten que las autoridades obliguen a una persona a someterse a una prueba para detectar el virus, entonces no es un problema de Marruecos», dijo.

«Francia no puede obligar a Marruecos a recibir a personas sin que se cumplan estas condiciones», añadió.

Burita apuntó que si bien la decisión de Francia de reducir los visados es «soberana», «las razones que se mencionan detrás de ella deben ser escrutadas y discutidas, porque no reflejan la realidad de la importante cooperación consular y el enfoque responsable que afronta Marruecos».

En concreto, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha ordenado que se reduzcan  la mitad los visados concedidos a ciudadanos marroquíes y argelinos, mientras que para los tunecinos el recorte será del 30 %. En esos siete primeros meses del año, Francia había concedido 8.726 visados a argelinos (un 74 % de los solicitados), 18.579 a marroquíes (un 77 %) y 9.140 a tunecinos (un 71 %).

Otro flanco diplomático

El tema abre un nuevo frente diplomático al Gobierno de Macron, que en las últimas semanas ha enfrentado un duro impasse con Estados Unidos y Australia a raíz de la cancelación de una compra de submarinos galos por parte de Cambera.

Francia se enfureció cuando Australia canceló la semana pasada un contrato multimillonario para adquirir submarinos convencionales franceses y decidió, en cambio, que necesitaba versiones nucleares estadounidenses, en medio de las crecientes tensiones con China.

El ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, acusó a Australia de apuñalar por la espalda y a Estados Unidos de traición, y calificó la maniobra como una reminiscencia de la actitud unilateralista del predecesor de Biden, Donald Trump.

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