¡Luz, cámara… acciones!

Una manera de ahorrar/invertir es comprando acciones, lo cual es más riesgoso que un depósito a plazo, pero cuya rentabilidad esperada de largo plazo es mayor. Las acciones de las empresas son una parte de la propiedad de éstas; invertir en acciones hace a las personas dueñas de un porcentaje de la compañía. Las acciones se transan públicamente en bolsas de valores y/o plataformas especializadas, y se llaman también instrumentos de renta variable o capitalización.

¿De qué depende cuánto será la rentabilidad de nuestro ahorro en acciones? Es importante mencionar que, si bien las acciones en general son más riesgosas que los depósitos a plazo, por ejemplo, dentro de ellas también se puede encontrar algunas que lo son más y otras menos. Ello depende de qué país es la empresa cuya acción estamos hablando, a qué sector de la economía pertenece y otros factores.

Las variaciones en los precios de las acciones que se transan en las bolsas -que son las más accesibles- dependen, además, de cómo le va a la empresa en sus negocios, las perspectivas de aumentos en las ventas y en las utilidades, posibles eventos o decisiones de crecimiento u otros que la beneficien o perjudiquen, etc.

También son fuente de la rentabilidad que se obtiene al invertir en acciones los dividendos que las empresas reparten, generalmente una vez al año. Los dividendos son una parte de (o todas) las ganancias anuales de la compañía, que se reparten entre los accionistas.

Los precios accionarios también están afectados por las tasas de interés, mundiales y de los países, dependiendo en qué moneda se transen las acciones.  Las tasas de interés sirven para “descontar”, como se llama en lenguaje financiero, el valor de los flujos o ganancias futuras de una compañía. ¿Qué significa esto? El precio de una acción dependerá de cómo le va a ir a la empresa en el futuro (el pasado ya no cuenta). Para saber cuál es el valor de esos flujos hoy, se usa la tasa de interés vigente, llamada también tasa de descuento. Más allá de la fórmula matemática, por ejemplo, mayores tasas de interés implican mayores costos de financiamiento y menos ingresos para las empresas, por lo tanto, cuando éstas suben, ello presiona a la baja los precios de las acciones.

Hay empresas que se transan en las bolsas a las que se puede acceder de diferentes maneras como inversión/ahorro. Estas se llaman empresas abiertas a bolsa debido a que se transan públicamente. Las empresas se abren a bolsa, aumentando su capital (número de acciones) a través de una Oferta Pública Inicial. En adelante estas acciones quedan disponibles para la compra pública, en lo que se llama el mercado secundario, cuya plataforma física o virtual son las bolsas de comercio a lo largo de todo el mundo.

El ahorro/inversión en acciones conlleva varios riesgos como (i) de mercado, tales como cambios en las tasas de interés, inflación, etc.; (ii) de liquidez, que significa que al momento de querer vender o comprar acciones, no encontremos a la contraparte necesaria para hacerlo; (iii) variados riesgos operacionales y/o reputacionales, que son inherentes a las diferentes compañías.

La manera más eficiente de invertir en acciones y minimizar los riesgos es hacerlo a través de fondos mutuos y/o de inversión, los cuales permiten acceder a muchas acciones a la vez, diversificando el riesgo. Así se reducen significativamente las probabilidades de pérdidas en nuestros ahorros (inversiones).