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¿Qué pasa con la química? CULTURA|OPINIÓN

¿Qué pasa con la química?

Ricardo Rojas Behm
Por : Ricardo Rojas Behm Escritor y crítico, ha publicado “Análisis preliminar”, “Huevo de medusa”, “Color sanguíneo”, además de estar publicado en diversas antologías en Chile y el extranjero.
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Nadie duda que como dice la antigua canción “El amor es una cosa esplendorosa”, pero cuando su composición falla, cruzamos un umbral que va de la brillantez plena hasta la penumbra, y podemos arbitrariamente modificar la ley de Lavoisier diciendo– “En el amor nada se crea, sólo se trastorna”, ya que, si bien no poseo bases científicas para demostrarlo, una vez que esa química se altera, escritores, poetas y compositores evidencian además de lo sublime de este sentimiento, su cara más pérfida. Tal cual sucedió con BZRP Music Sessions #53’, colaboración de Sakira y Bizarrap que en cuatro horas alcanzó 63,736,321 visualizaciones, convirtiéndose en el máximo estreno latino de la historia de YouTube, y sólo por hacer sus descargos contra su ex y su joven nueva pareja.


Nadie duda que como dice la antigua canción “El amor es una cosa esplendorosa”, pero cuando su composición falla, cruzamos un umbral que va de la brillantez plena hasta la penumbra, y podemos arbitrariamente modificar la ley de Lavoisier diciendo– “En el amor nada se crea, sólo se trastorna”, ya que, si bien no poseo bases científicas para demostrarlo, una vez que esa química se altera, escritores, poetas y compositores evidencian además de lo sublime de este sentimiento, su cara más pérfida. Tal cual sucedió con BZRP Music Sessions #53’, colaboración de Shakira y Bizarrap que en cuatro horas alcanzó 63,736,321 visualizaciones, convirtiéndose en el máximo estreno latino de la historia de YouTube, y sólo por hacer sus descargos contra su ex y su joven nueva pareja.

Descontando el hecho mediático, al revisar el nutrido repertorio de canciones cuya conjunción despecho-descalificación es la norma. La canción que no puede estar ausente es “Rata de dos patas”, popularizada por Paquita la del Barrio, y compuesta por Norberto Eduardo- “Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho, infrahumano, espectro del infierno, Maldita sabandija, cuánto daño me has hecho”. En el escenario opuesto, tenemos a Hellgerån, con una resignada advertencia en “Miserable”– “I’ll never be, verything, you said about me, cause i’m miserable. And now please leave, cause seeing you cry is hurting me, And i still be miserable (Yo nunca seré todo lo que dices sobre mí, porque soy miserable. Y ahora por favor vete, porque el verte llorar me está doliendo. Y seguiré siendo un miserable)”.

En un contexto paralelo volviendo a la carga con otro ataque a mansalva, está “Te quedó grande la yegua” de Alicia Villareal – “Te quedó grande la yegua, te quedó grande la yegua. Y a mí, y a mí me faltó jinete”. En ese mismo espíritu revanchista aparece también Karol G con “No Te Deseo el Mal” y su mega hit junto con Nicki Minaj “Tusa” – “Que, porque un hombre le pagó mal, está dura y abusa. Se cansó de ser buena, ahora es ella quien los usa.” Luego dice – “Un-un shot pa’ la pena profunda. Y seguimo’ gastando la funda, otro shot pa’ la mente. Pa’ que el recuerdo no la atormente”.

Ejemplos que se quedan cortos frente al tango “Amablemente” (1963), de Edmundo Rivero con letra de Iván Diez, cuyo relato cuenta la historia de un hombre que asesina a su mujer al confirmar su infidelidad- “La encontró en el bulín y en otros brazos… Sin embargo, canchero y sin cabrearse, le dijo al gavilán: “Puede rajarse; el hombre no es culpable en estos casos.” Pero, suma y sigue – “…Y luego, besuqueándole la frente, con gran tranquilidad, amablemente, le fajó treinta y cuatro puñaladas. A simple vista un acto psicopático hecho milonga donde prima la impunidad de un femicidio, amparado por una construcción cultural patriarcal tan común en una época, y que debe ser definitivamente desterrado.

Por fortuna, para contrarrestar tanta brutalidad, existen temas que hablan de morir, pero de amor. Como la versión de “Killing me softly with his song de Pandora (1992) – “Tócame un vals con tus dedos, pinta de azul mi canción, mátame muy suavemente con tus palabras, rosando muy lentamente, mis labios hasta perderme, mátame”. Algo en similar al “Duelo” del grupo la Ley – “Toda esa noche provocaste ver en mí, lo que a nadie muestro en la intimidad. Pero esa forma de mirada que hay en ti, me obligó a matarte (uhh…) lentamente.”

Temas esperanzadores que se suman a esa infinidad de canciones donde el epicentro es la entrega, como “I Wanna Be Yours” de Arctic Monkeys – “If you like your coffee hot, let me be your coffee pot. You call the shots, babe. I wanna be yours” (Si te gusta el café caliente, déjame ser tu cafetera. Tú eres la que manda, nena. Yo sólo quiero ser tuyo)”, o quizás ese apacible destello que deja entrever Fito Páez a la distancia en “Te vi” cuando dice – “No sé si eras un ángel o un rubí, o simplemente te vi”. Porque como afirma Pascal Quignard en “Vida secreta”- La pasión es el apego involuntario e irresistible a la proximidad de otro cuerpo distinto al nuestro. Este apego mudo y súbito suscita acciones que exaltan el alma”. Transición en la cual si no hay química (descargas neuronales, hormonas y otras sustancias que se activan), o si la composición no funciona -por más que intentes el experimento no sirve, como en el poema “Seis soledades” de Enrique Lihn – “Virgen, sería falso si no te lo dijera: un corazón se come o se rechaza, no es ni un jarrón con flores ni un poema. Cerca estuviste, cerca de alcanzarme, pero te faltó el cuerpo. Mi corazón no puedo dejarlo en tu cajita junto con los aretes y las fotografías. Ya te regalarán uno mejor”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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