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Pedaleando hacia salvar el planeta

Pedaleando hacia salvar el planeta

Francisco Vergara Perucich
Por : Francisco Vergara Perucich Director Centro Producción del Espacio UDLA
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El origen de la bicicleta tiene una historia de vínculos con Leonardo Da Vinci hasta el Palacio Real de Francia, pero el primer modelo reconocido oficialmente es la Draisine Alemana de 1817, un robusto espécimen de madera y fierro que luego sería apodado como caballo de hobby. Hacia fines del siglo XIX, los holandeses avanzaron en crear un modelo seguro de bicicleta en base a los avances de los prototipos ingleses. Con el avanzar del tiempo, los Países Bajos serían un modelo ejemplar de movilidad urbana sustentable de cara al cambio climático.

Hoy los datos son contundentes en favor de la bicicleta. En 2015, el Instituto de Transporte y Política de Desarrollo junto con la UC Davis, indicaron que privilegiar la bicicleta podría reducir un 10% de las emisiones de carbono y salvar hasta 24 trillones de dólares hasta 2050.

Utilizar la bicicleta como principal medio de transporte es uno de los cambios culturales que se han promovido para reducir las emisiones de efecto invernadero. En un análisis de la Encuesta Origen Destino de Santiago para el año 2012, el profesor Ricardo Hurtubia identificó que un 39% de los viajes en automóvil privado casa-trabajo-casa son de menos de 5 km., una distancia pedaleable.

No es necesario abolir el auto para avanzar hacia la titánica tarea de reducir los gases de efecto invernadero, basta con acostumbrarse a dejarlo en casa mientras se pedalea hacia distancias cortas. Lo anterior, implicaría una reducción en los gastos de bencina, mayor protección de vida salvaje (millones de aves mueren al año por estrellarse con autos) y mejorar el aire. Luego, están los beneficios asociados a una mejor la salud de los ciclistas, reducción de estrés y mejoras en la convivencia vial, además de ser un medio de transporte con baja producción de residuos.

Sería interesante hacer el ejercicio de dejar durante un mes como vías exclusivas de ciclistas el 60% de las calles de nuestras ciudades, luego calcular factores como la disminución de la contaminación, el estrés laboral y el aumento de la productividad.
De seguro estas medidas simples pero significativas pueden dar respuesta al cambio climático y a nuestro dañino sedentarismo vial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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