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Medicina china tradicional con insumos animales cultivados en laboratorio Conciencia M

Medicina china tradicional con insumos animales cultivados en laboratorio

¿Podrían la garra de tigre y la bilis de oso sintéticas contrarrestar el mercado ilegal de productos animales y ayudar a proteger las especies en peligro de extinción?


Todos los meses, Kala Wan, profesora de una escuela de Hong Kong, hierve a fuego lento un paquete de hierbas, gelatina de piel de burro y asta de ciervo aterciopelada durante 75 minutos hasta obtener una sopa oscura y turbia. Tapándose la nariz, la engulle rápidamente.

«La gelatina de piel de burro y la cornamenta de terciopelo pueden nutrir la sangre y mejorar mi salud”, afirma la joven de 27 años, añadiendo que suele tomarla cuando tiene el período.

El médico de Wan, que le proporciona los ingredientes para su brebaje mensual, es uno de los profesionales de la Medicina China Tradicional (MCT) que prescriben tratamientos para todo, desde resfriados comunes hasta cáncer, a muchos en Hong Kong.

Primer plano de agujas de acupuntura.

Otros remedios de MCT como la acupuntura son populares en todo el mundo, aunque su eficacia está en entredicho.

La MCT incluye una amplia gama de prácticas, como la acupuntura, la dieta y el ejercicio físico. Estos tratamientos tienen como objetivo reequilibrar los flujos de energía vital, conocidos como qì, en el cuerpo humano. Estos principios no están reconocidos por la ciencia occidental convencional y hay poca evidencia científica sobre su eficacia. Sin embargo, el mercado mundial de la MCT alcanzó un valor de 42.000 millones de dólares (36.000 millones de euros) en 2018, según el medio estatal chino China Daily.

Algunas terapias de la MCT, como la acupuntura, son populares en muchas partes del mundo, aunque desde una perspectiva científica se siga cuestionando su eficacia. Pero mientras que la mayoría de los escépticos de los puntos de presión y las agujas estarían de acuerdo en que estos tratamientos son bastante inofensivos, otros aspectos de la MCT son mucho más controvertidos.

Un 12 por ciento de los medicamentos prescritos por médicos chinos tradicionales proceden de animales. Normalmente suelen incluir partes del cuerpo de especies en peligro de extinción, como escamas de pangolín, cuerno de rinoceronte, hueso de tigre y bilis de oso.

Una mesa llena de cuernos de rinoceronte incautados.

El comercio de cuerno de rinoceronte está prohibido, pero la demanda sigue siendo alta y se sigue utilizando en la MCT.

Los gobiernos chino y estadounidense han prohibido el uso de la mayoría de estos productos y su comercio internacional está prohibido por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Aun así, la demanda sigue siendo alta. El comercio anual de cuerno de rinoceronte asciende a unos 230 millones de dólares, según la ONU.

¿Qué pasaría si hubiera una forma de abastecer el mercado sin tocar estas especies en peligro de extinción?

Carne de perro y garra de tigre sin matanza

Al igual que la carne cultivada en laboratorio promete satisfacer la demanda de carne sin la crueldad y las consecuencias medioambientales de la industria cárnica, los científicos están explorando si la industria emergente podría hacer lo mismo con la MCT.

El primer paso consiste en extraer pequeñas muestras de tejido adulto de animales vivos que se emplean para generar «células madre pluripotentes inducidas” (iPSC, por sus siglas en inglés). Estas, a su vez, se cultivan en el laboratorio para crear tejido animal sintético. El biomédico Kenneth Lee afirma que ahora es posible generar iPSC que pueden «ser inducidas para diferenciarse en células musculares, óseas, cartilaginosas, grasas, etc.”.

Lee es profesor de la Universidad China de Hong Kong, pero está a punto de jubilarse y trasladarse a Escocia para crear su propia empresa de carne de cultivo. Cree que debería ser posible utilizar células madre para producir cuerno de rinoceronte y garra de tigre sin necesidad de matar al animal, así como aleta de tiburón para sopa y carne de perro para abastecer el festival chino de carne de perro. «Creo que es un proceso legítimo que podría contrarrestar el tráfico ilegal de animales», señala Lee.

Tarros de medicina tradicional china seca.

Tarros con mariscos secos, como pepinos de mar, caracoles y conchas, en una farmacia típica de medicina china tradicional.

El empresario admite que pasarán varios años antes de que estos productos puedan estar en el mercado. Pero no es el único que trabaja con ese objetivo. La empresa hongkonesa de carne cultivada en laboratorio Avant Meats, está desarrollando vejigas natatorias de cultivo, un órgano de flotación que poseen muchos peces y que se conoce mejor como buche de pescado. Este producto forma parte de la gama de pescado de cultivo que espera lanzar la empresa para 2025.

¿Podría la MCT de cultivo ofrecer una ventaja para los contrabandistas?

«Queremos hacer frente al impacto medioambiental del consumo de buche de pescado en el ecosistema, que ha llevado casi a la extinción de varias especies, como el bahaba, la totoaba, también conocida como corvina blanca, y la vaquita”, señala la directora general de Avant Meats, Carrie Chan.

Muchos chinos creen que los buches de pescado tienen valor medicinal, por ejemplo, para tratar la artritis. Las vejigas natatorias de la totoaba, que se captura ilegalmente frente a las costas de México, alcanzan valores de hasta 46.000 dólares por kg en el mercado negro chino, según la Sociedad de Conservación de la Marsopa (del inglés, Porpoise Conservation Society).

La totoaba no solo está catalogada como en peligro crítico de extinción, sino que las redes diseñadas para capturarla son también una amenaza para la vaquita, una pequeña marsopa que es el cetáceo más amenazado del mundo.

Peces de totoaba muertos y eviscerados.

Buches de totoaba secándose en cestas frente a una tienda de productos secos en Hong Kong.

Pero no todo el mundo cree que la MCT que emplea productos cultivados en laboratorio vaya a hacer mucho para proteger a estas especies raras.

«Existe la posibilidad de que la carne de cultivo, que imita a los animales exóticos y en peligro de extinción, estimule la demanda de carne cruda y suponga un reto para el cumplimiento de la ley”, afirma Zhaomin Zhou, investigador del laboratorio de Conservación de Recursos de la Fauna Silvestre del Suroeste de China de la Universidad Normal del Oeste de China.

Zhou destaca el caso del marfil sintético, que supuestamente debía sustituir a los auténticos colmillos de elefante. Su investigación ha demostrado que comerciantes sin escrúpulos hacían pasar el auténtico marfil por su homólogo sintético.

Por su parte, Chan, de Avant Meats, responde que «con o sin este invento, estas especies de peces están en peligro”, al preguntarle si los buches de pescado de cultivo podrían aumentar la demanda de los ejemplares auténticos.

«No creo que la demanda esté impulsada por un único factor. Los productos de cultivo existen porque queremos que la gente cambie la carne convencional por una versión más sostenible”, añade.

Buches de pescado de cultivo servidos sobre unas verduras.

La empresa Avant Meats, de Hong Kong, cultiva buches de pescado en el laboratorio esperando que con ello disminuya la demanda de totoaba real.

¿Igual que la real?

Otros sostienen que, si las alternativas cultivadas en laboratorio pudieran producirse de forma suficientemente barata y abundante, harían bajar el coste de la MCT de origen animal, eliminando el incentivo económico para la caza furtiva y el contrabando.

Una encuesta realizada en 2020 indica que el 70 por ciento de los consumidores chinos están dispuestos a probar la carne de cultivo, y casi el 60 por ciento a comprarla. Pero ¿estarán los seguidores de la MCT igualmente dispuestos a aceptar un producto cultivado en una placa de petri frente a un animal capturado en la naturaleza?

Un pangolín transporta a su cría en la espalda.

Las escamas de los pangolines son muy codiciadas en la medicina china tradicional. Los pangolines son considerados los mamíferos más comercializados del mundo.

Cristine Li, doctora en MCT, afirma que su clínica de Hong Kong consideraría el uso de productos de tejido animal cultivado en laboratorio si estuvieran disponibles. «Si los productos artificiales pueden alcanzar la mitad de la eficacia de su homólogo real, es una buena noticia”, afirma.

Dada la escasa evidencia científica de la eficacia de estos tratamientos, se plantea la cuestión de cómo comparar ambos. Mientras tanto, Wan, con su brebaje mensual, dice que confía en el criterio de su médico. «Si mi practicante de MCT cree en su eficacia, lo usaré”, afirma Wan. «Estoy en contra de la matanza de animales, así que estoy dispuesta a probarlo”.

Sin embargo, duda que la generación de mayor edad acepte la MCT de cultivo con tanta facilidad. «Mi madre, por ejemplo, no se fía de esos medicamentos artificiales. Para ella, sería muy difícil que imitaran la función de las partes reales de los animales. Su generación probablemente seguirá confiando en los medicamentos de origen animal”.

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