Según la última Encuesta Nacional de Consumo Alimentario, el 95% de la población requiere modificaciones importantes en su dieta para hacerla más saludable. A esto se suma la falta de vitamina D en la población, que puede ser suministrada gracias a la leche. Chile –uno de los mayores productores de leche del cono sur–, la población consume 30 litros menos que la recomendación de la FAO. Nutricionista advierte que muchas «leches» vegetales aportan un bajo contenido nutricional.
La leche es un alimento completoque tiene propiedades benéficas para la salud, que van más allá de las nutricionales (vitaminas, proteínas, minerales, y otros). De hecho, puede prevenir el cáncer y otras enfermedades, según diversos estudios, como el de World Cancer Research Fund que concluye que existe una fuerte evidencia de que los lácteos tienen un rol protector contra el cáncer de colon.
Nicolás Pizarro, quien es investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y parte del Comité Científico de Lácteos del Programa “Gracias a la Leche”, explica que este producto es muy relevante para las personas y que debería consumirse mucho más.
El especialista comenta que la leche tiene en su composición ácido linoleico conjugado (CLA por sus siglas en inglés), que es una sustancia funcional para la alimentación humana.
“Los compuestos funcionales causan un efecto positivo que va más allá de la nutrición. Y este ácido graso produce efectos que son anticancerígenos, antiinflamatorios, anti diabetes, anti artritis, anti asma, entre otros”, destaca.
Dichos beneficios se han ido descubriendo con el tiempo y en el caso de Chile, indica, la leche tiene una buena concentración de CLA, lo que la convierte en un “súper alimento”.
Pizarro explica que en los últimos 10 o 15 años, diversos estudios han evaluado los efectos de ciertos componentes de la leche y han mostrado sus beneficios. Añade que el rubro de los lácteos es versátil, hay, por ejemplo, una infinidad de quesos para consumir.
Según la última Encuesta Nacional de Consumo Alimentario, solicitada por el Ministerio de Salud (Minsal) y elaborada por la Facultad de Medicina y de Economía de la Universidad de Chile, sólo un 5% de la gente en el país come saludable, y el 95% restante, requiere modificaciones importantes en su dieta.
Además, existe un alto grado de exceso en ingesta de alimentos energéticos, grasas saturadas, azúcares y sodio, en todos los grupos etarios, y un bajo consumo de pescados y lácteos. El especialista que, de acuerdo a este documento, “estamos en promedio cerca de los 160 litros de leche al año por persona”, un nivel bajo considerando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sumado a lo anterior, detalla que en Chile se ingieren alrededor de dos porciones al día de lácteos, pero “lo que recomiendan los organismos internacionales de salud es que se consuman tres”. El especialista indica que los niños es el segmento donde más se consumen, ya sea en leche, postre o todo tipo de quesos.
Y luego va decreciendo a medida que llegan a la adultez, “pues ahora muchos han dejado la leche por la intolerancia a la lactosa, por ejemplo, sin embargo, pueden consumir más quesos y otros productos como los fermentados, donde está la leche cultivada”, señala. En comparación a Europa o Estados Unidos, lo mínimo es el doble.
Otro dato importante son loa altos estándares de calidad e inocuidad alimentaria, es decir que son seguros para el consumo. “La leche de vaca producida en el sur de Chile, por su alto contenido de CLA y su buena relación omega3-omega6, tiene propiedades saludables que van más allá de los nutrientes que tradicionalmente poseen los lácteos”, declara Pizarro.
«Además, la industria láctea funciona con unos niveles productivos y de inocuidad súper altos, eso le ha permitido captar la atención de estados más desarrollados», sostiene.
Las bebidas de origen vegetal que utilizan el nombre genérico de leche, y cuyo volumen de ventas se ha disparado en el último lustro, aportan cinco o seis veces menos proteínas de alto valor biológico que los lácteos. Así lo explicó la nutricionista Carla Leiva, académica de la Pontificia Universidad Católica, quien advirtió que las proteínas que entrega la leche no pueden ser reemplazadas por este tipo de productos.
La leche y sus derivados integran una variedad de nutrientes que son fundamentales para que los seres humanos tengan una dieta equilibrada. Son, en este sentido, un alimento de alto valor biológico. Las proteínas con esta condición son fundamentales, por ejemplo, para los niños, entre ellas vitaminas del complejo A, la B y la D, también el calcio, dijo la facultativa.
“Los sustitutos no son leche, porque el reglamento sanitario chileno de alimentos declara que la leche es todo aquel alimento producidos por mamíferos”, sostuvo la académica, aunque precisó que una excepción la constituyen las derivadas de soya, que si son buena fuente de proteínas.
“Por eso se les llama bebidas vegetales, basadas en plantas. A pesar de que se les llama sustitutos, cuando vemos el detalle de la información nutricional, especialmente de sus proteínas, nos damos cuenta de que el jugo de almendra, de coco o arroz, contienen un bajo aporte de proteínas. De hecho, ni siquiera alcanzan a un gramo por 100 ml., lo cual es realmente un bajo aporte”, explica.
Actualmente la legislación chilena no establece la obligatoriedad en la fortificación de micronutrientes, por lo que solo algunas bebidas vegetales presentan en dosis diversas fortificación con calcio, vitamina B12, complejo B, vitamina D, entre otros. Por esto, un profesional debe asesorar a quien decida llevar una dieta vegana para escoger la mejor alternativa disponible.
La nutricionista de la PUC apuntó que, en la actualidad, también se han multiplicado los mensajes de desinformación, como que la leche no es buena para la salud o que no está “diseñada” para los seres humanos. “Si bien los mamíferos estamos genéticamente creados para ser alimentados por leche materna, esto es especialmente importante los primeros años de vida del niño. Luego, la leche, así como la carne y el huevo, son una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico para los seres humanos”, añadió la académica.
El valor nutricional de los lácteos contribuye al desarrollo integral y a prevenir condiciones tanto de salud como de carácter social, puntualizó Carla Leiva. En Chile, el consumo de leche es de 155 litros por persona al año, provenientes en su mayoría del queso (9,8 kilos), leche líquida (22 litros y yogur (12 litros). Pese a que el consumo a nivel local ha aumentado en la última década, las cifras muestran que no solo está 30 litros por debajo del estándar recomendado, sino muy lejos de países desarrollados (más de 240 litros per cápita).
“La leche, contiene los 20 aminoácidos que necesitamos los humanos para sintetizar proteínas, especialmente los aminoácidos esenciales considerados limitantes de la síntesis proteica cuando no están presentes. A diferencia de otros alimentos como lentejas o cereales que sí tienen aminoácidos limitantes y que por tanto no permiten por si solas llegar a un score de aminoácidos del 100% como si posee la leche”, destaca.
Aunque el consumo de productos lácteos en el país ha crecido levemente en los últimos años, este sigue siendo insuficiente para llegar al estándar mínimo requerido por la FAO.
De acuerdo a los especialistas, se trata de una situación paradójica, considerando que Chile fue un país pionero en superar la desnutrición infantil en América Latina y el que exhibe los mejores indicadores de desarrollo en la región en las últimas cuatro décadas. Por ejemplo, en materia de desarrollo humano, es la primera nación latinoamericana, de acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La especialista aseguró que evidencia reciente da cuenta de que incluso podemos aumentar masa muscular a través de una dieta que incluya las porciones adecuadas de proteínas a través de productos lácteos. Por eso, lo califica como “un tremendo vehículo” para mantener a la población saludable, en especial a aquellos más vulnerables, como las personas mayores. En el caso de los adolescentes, en tanto, el consumo de productos lácteos tendrá impactos a largo plazo.
En nuestro país, el consumo de leche es de 155 litros por persona al año, provenientes en su mayoría del queso (9,8 kilos), leche líquida (22 litros y yogur (12 litros). La cifra está 30 litros por debajo de las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que sugiere que la ingesta debe ser de al menos 180 litros.
Por el contrario, el consumo de bebidas vegetales se disparó en la última década: entre 2018 y 2019 el mercado de bebidas vegetales en Chile creció más de un 70% de su volumen, lo que equivale aproximadamente a más de cuatro mil litros consumidos anualmente.