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Eventos climáticos simultáneos ponen en jaque relato negacionista

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¡Hola! Hace algunas semanas no pudo verse el cielo estrellado en el desierto de Atacama y el radiotelescopio ALMA no pudo recoger sus imágenes. El cielo estaba nublado, por la noche se desató viento blanco y, al día siguiente, el desierto amaneció nevado. ¡Un paisaje increíble!, ciertamente, que tuve la fortuna de ver. Pero, junto al asombro, era imposible no preguntarse: fenómenos como este, si se tornan frecuentes, ¿no son una evidencia más del cambio climático?

En el hemisferio norte –y subiendo la escala desde fenómeno a evento extremo–, un río en Texas experimentó una crecida de casi 7 metros producto de las intensas lluvias, provocando más de 100 muertos, muchos de ellos menores de edad. Y en paralelo, durante la última semana de junio y los dos primeros días de julio, la ola de calor en Europa ya había causado más de 2.300 muertes.

  • Con estos eventos tan frescos, ¿cómo es posible que el relato negacionista resista la evidencia? En Juego Limpio quisimos entrar en ese debate, para no calificarlo de mera ignorancia. Hay un discurso ideológico detrás.
  • En otros temas de esta edición, te cuento sobre el silencio repentino en que cayó MethaneSAT, uno de los satélites climáticos más importantes que estaba registrando en tiempo real la magnitud de las emanaciones de gas metano, el segundo gas de efecto invernadero más peligroso y que utilizamos frecuentemente con el nombre de gas natural. El satélite simplemente dejó de funcionar y cayó en el Pacífico justo cuando estaba transmitiendo datos inéditos. Este silencio satelital ha levantado incómodas preguntas.
  • Y mientras defensores de los combustibles fósiles argumentan que el gran desafío de la transición y de la eficiencia energética son los altos costos en infraestructura, en la Conferencia Mundial Anual sobre Eficiencia Energética de la IEA, celebrada recientemente, el sector privado de alcance global definió una hoja de ruta para acelerar la acción en un momento crítico para la transición energética, bajo el argumento de que invertir en eficiencia energética es rentable. ¡Buenas noticias!
  • Dentro de los informes de alta fidelidad y de alcance local, comparto con ustedes los registros del retroceso del glaciar Tapado, en las altas cordilleras de Coquimbo. Una noticia preocupante, debido al rol que cumple dentro del equilibrio hidrobiológico, en una zona abatida desde hace décadas por la escasez hídrica.
  • Y para finalizar, en nuestra sección de Breves medioambientales que sí importan, te traigo el informe que resume las consecuencias alarmantes de la ola de calor en Europa; te adelanto la importancia de la próxima reunión por la crisis del plástico de la ONU; y comparto la conclusión contundente de un informe internacional que sostiene que invertir en adaptación y resiliencia climática no solo es urgente, sino también rentable.
  • Como Bonus track, te doy los detalles del Diplomado en Adaptación al Cambio Climático en Pesca y Acuicultura (ACCPA) que están impulsando los centros COPAS Coastal e INCAR de la Universidad de Concepción.

¡Listo! Hecho el resumen, ahora vamos a lo nuestro. Aseguren sus cinturones, que Juego Limpio parte en 4, 3, 2, 1… ¡Arrancamos!

  • Antes de comenzar, quiero invitarte a que compartas Juego Limpio, así nuestra comunidad crecerá más cada día. Si aún no te sumas, o si alguien que te aprecia te compartió este boletín, te invito a que te Inscribas gratis, para que no te pierdas los análisis y descubras los secretos del tema climático.
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Por qué los desastres climáticos son ignorados por los negacionistas

Hace unos días, en el programa Al Pan Pan con Mirna Schindler, en El Mostrador, del que soy panelista los jueves, me preguntó si las inundaciones extremas que devastaron una zona de Texas, provocando más de 100 muertos, podrían atribuirse o no al cambio climático, porque habría controversia en la ciencia.

Le respondí que sí, que obviamente era consecuencia de aquello. Y respondí de esta manera porque soy periodista, un observador de lo que ocurre a nuestro alrededor, como tantos otros. Que un científico no dé una respuesta 100% categórica en temas climáticos no significa que haya controversia, sino que no puede ser categórico, precisamente, porque es científico. Lo suyo son las evidencias en el marco de lo probable.

Ahora bien, esta situación me llevó a otra pregunta. ¿Por qué circunstancias como estas, que son inherentes a la investigación científica, son utilizadas para armar un relato negacionista?

  • Tomemos una foto solo de un marco temporal no superior a los 3 años. ¿Qué vemos? Inundaciones históricas en Alemania y Bélgica. Una ola de calor sin precedentes en Canadá que llevó las temperaturas en Lytton, Columbia Británica, a 49,6 °C. Inundaciones devastadoras en Pakistán que cubrieron un tercio del país en 2022 y desplazaron a más de 30 millones de personas. Y en febrero del año pasado, incendios forestales –también en Texas– que arrasaron más de 400 mil hectáreas, uno de los peores registros en la historia del estado.

La evidencia del impacto creciente del cambio climático está por todas partes. Sin embargo, algo no encaja: estas tragedias no parecen bastar para convencer a los escépticos. El negacionismo climático persiste y eso impide tomar las acciones para evitar o prevenir los desastres.

  • La evidencia del cambio climático no es un relato ideológico, lo que es ideológico es el negacionismo.

Probabilidades, no certezas

Como decía, los científicos no pueden afirmar que una tormenta, una inundación o un incendio específico haya sido causado directamente por el cambio climático. Lo que sí hacen es calcular cuánto más probable y severo fue ese evento debido al calentamiento global.

Este campo se llama atribución climática. Por ejemplo, el análisis del World Weather Attribution concluyó que la ola de calor de 2021 en Canadá habría sido “prácticamente imposible” sin el cambio climático inducido por el ser humano. También se ha demostrado que las lluvias monzónicas que desbordaron Pakistán fueron al menos un 50% más intensas por efecto del calentamiento global. Pero estos resultados se expresan en términos de probabilidad, lo cual puede parecer impreciso para quienes buscan afirmaciones categóricas.

La trampa de las cifras

Otra razón por la que algunos descartan la gravedad del cambio climático es el dato de que las muertes por desastres naturales han disminuido durante el último siglo. Es cierto, pero engañoso si se saca de contexto. Esta caída se debe a avances en predicción meteorológica, infraestructura más segura y respuestas de emergencia más rápidas, no a una menor peligrosidad de los fenómenos.

  • De hecho, muchos de estos eventos ahora ponen a prueba esos sistemas mejorados. Las olas de calor, por ejemplo, matan silenciosamente y en grandes números. En la sección de Breves medioambientales que sí importan, te traigo un informe que reveló que –solo durante la última semana de junio– hubo más de 2 mil muertes a causa de las olas de calor en Europa.

En paralelo, el costo económico de los desastres naturales se dispara. Y aunque es cierto que hoy hay más infraestructura y personas en zonas de riesgo, los estudios que ajustan estos datos por crecimiento urbano y económico siguen mostrando una tendencia preocupante: los daños están aumentando más rápido de lo que explicaría solo la expansión del desarrollo. Huracanes como Harvey (EE. UU., 2017), que causó más de 125 mil millones de dólares en daños, no son solo más costosos: son más intensos y más frecuentes.

  • El cambio climático no es una amenaza futura: es un factor que ya está alterando las reglas del juego. En términos científicos, se habla de un “cambio en la línea base”. Esto significa que los extremos de hoy ocurren sobre un planeta más cálido, con atmósferas que retienen más vapor de agua (más lluvias), océanos más calientes (más energía para tormentas) y suelos más secos (más incendios).

En otras palabras, lo que antes era un evento inusual, hoy se está volviendo habitual. Y lo que antes era manejable, ahora se desborda. Este es el papel del cambio climático como multiplicador de riesgos: no crea las amenazas desde cero, pero las intensifica, agrava y acelera.

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MethaneSAT: el satélite que incomodó a la industria fósil y desapareció en silencio

La información que les traigo a continuación parece un guion salido directamente de algún gran estudio de cine. Podría ser perfectamente una película de Christopher Nolan.

El 20 de junio de 2025, es decir, hace menos de un mes, el satélite MethaneSAT dejó de transmitir repentinamente mientras sobrevolaba el océano Pacífico. Con una inversión de US$ 88 millones y respaldado por el Fondo de Defensa Ambiental, el Gobierno de Nueva Zelanda y el Fondo Bezos para la Tierra, su pérdida se atribuyó oficialmente a una “falla técnica”.

La abrupta desaparición de esta herramienta de vanguardia ha comenzado a levantar preguntas: ¿por qué un satélite que estaba revolucionando la medición de emisiones de metano desapareció justo cuando empezaba a exponer verdades incómodas?

  • MethaneSAT no era un satélite cualquiera. Fue diseñado para rastrear con alta precisión las emisiones globales de metano, el segundo gas de efecto invernadero más poderoso después del CO₂, pero hasta 80 veces más potente en un plazo de 20 años. A diferencia del CO₂, el metano se disipa más rápidamente en la atmósfera, lo que lo convierte en un blanco ideal para acciones climáticas de impacto inmediato. ¿Y dónde está presente el metano? Cada vez que usamos gas natural, estamos utilizando metano.

En solo unos meses de operación, MethaneSAT empezó a revelar un patrón preocupante: las emisiones reales de metano eran mucho mayores de lo que se estaba reportando de manera oficial.

Lo que MethaneSAT logró exponer antes de quedar en silencio fue elocuente. Según lo reportado en un artículo de la revista Forbes:

  • En la Cuenca Pérmica de Texas, un epicentro global de extracción de petróleo, se detectaron niveles de emisiones hasta cinco veces superiores a lo reportado.
  • En Asia Central, en la región del mar Caspio, las emisiones eran hasta diez veces mayores que lo estimado por las autoridades locales.
  • Yacimientos petrolíferos de Oriente Medio: hubo fugas de metano no reveladas anteriormente en varias instalaciones importantes de petróleo y gas.
  • También se registraron niveles sorprendentemente altos de metano provenientes de la agricultura industrial y vertederos masivos, especialmente en el Medio Oeste estadounidense.

La desaparición del satélite MethaneSAT ocurre en un contexto preocupante: gran parte de la infraestructura global de observación de la Tierra está envejeciendo y no hay un plan claro de reemplazo. Satélites clave de la NASA, como Terra, Aqua y Aura, lanzados hace más de dos décadas, están cerca de ser desmantelados, mientras que la propuesta presupuestaria de EE. UU. para 2025 contempla fuertes recortes a los programas científicos de la NASA y la NOAA.

Esto pone en riesgo desde la vigilancia climática hasta la predicción del tiempo, justo cuando el planeta necesita más monitoreo. En una carta sin precedentes, todos los jefes científicos vivos de la NASA han advertido que recortar estas capacidades sería como “volar a ciegas hacia la tormenta”.

MethaneSAT representaba una amenaza para la opacidad. Aportaba datos abiertos, verificables y permitía asignar responsabilidades con evidencia orbital, algo inédito hasta ahora. Su desaparición deja un vacío técnico en la lucha climática.

El legado de MethaneSAT es claro: el planeta necesita más transparencia, no menos.

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Sector privado lanza plan global para duplicar la eficiencia energética al 2030

Muchos de los relatos –los menos informados, por cierto– que miran con recelo las inversiones en eficiencia energética, descansan en el alto costo en infraestructura que tales innovaciones requieren.

Esto podría ser cierto, pero no es lo que están conversando en las grandes esferas del poder. Un reciente informe, que proviene del sector privado, subraya que invertir en eficiencia energética es rentable.

Ante el estancamiento del progreso global en eficiencia energética, líderes empresariales de todo el mundo han lanzado el Brussels CEO Four Point Action Plan, una hoja de ruta ambiciosa que busca duplicar la mejora de la eficiencia energética global de aquí a 2030. El plan, presentado durante la 10ª Conferencia Mundial Anual sobre Eficiencia Energética de la IEA, representa el consenso del sector privado sobre cómo acelerar la acción en un momento crítico para la transición energética.

La meta es clara: pasar de un progreso anual del 1%, registrado en 2023 y 2024, al 4% en 2030, tal como fue comprometido por más de 100 países en la COP28. ¿La herramienta clave? Eficiencia energética como estrategia para seguridad, competitividad, sostenibilidad y empleo.

  • En términos de rentabilidad, solo en el sector industrial, la implementación de tecnologías probadas podría generar US$ 437 mil millones en ahorros anuales para 2030 y reducir las emisiones globales en un 11%. En total, se estima que esta agenda requerirá triplicar la inversión global anual, de 650 mil millones a 1,9 billones de dólares, en edificios, transporte e industria.
  • Además, la eficiencia energética ya emplea a cerca de 10 millones de personas a nivel mundial y podría generar 5 millones de empleos adicionales para 2030, según proyecciones de la International Energy Agency ( IEA).

Los cuatro compromisos del sector privado

El plan se estructura en torno a cuatro acciones clave que el sector empresarial ya está preparado para ejecutar:

  1. Impulsar la adopción de tecnologías industriales eficientes, con foco en productividad, reducción de costos y competitividad.
  2. Convertir la eficiencia en una estrategia corporativa transversal, con indicadores claros y metas integradas en toda la cadena de valor.
  3. Adoptar el principio de eficiencia energética primero, priorizando la eficiencia en decisiones de planificación, inversión y diseño de nuevos sectores.
  4. Fomentar la colaboración público-privada para desbloquear financiamiento, compartir riesgos y escalar soluciones como el acoplamiento sectorial y el reaprovechamiento del calor residual.

El documento también lanza un mensaje directo a los responsables de políticas: sin un entorno normativo estable, ambicioso y colaborativo, el potencial empresarial quedará subutilizado. Entre los cuatro habilitadores clave para el sector privado, destacan:

  • Usar la contratación pública como palanca de cambio, fijando estándares de eficiencia y demostrando soluciones a gran escala en edificios e infraestructura pública.
  • Estabilidad regulatoria a largo plazo, vinculada a los compromisos climáticos nacionales (NDCs) hacia la COP30.
  • Ubicar la eficiencia energética al frente del debate político y mediático, mostrando su impacto directo en seguridad energética, resiliencia y competitividad.
  • Impulsar la colaboración entre sectores, incluidos bancos, aseguradoras, empresas tecnológicas y gobiernos, para crear nuevos modelos de financiamiento y normativas flexibles.
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Glaciar Tapado: una alerta visible del cambio climático

Ubicado entre los 4.500 y casi 5.600 metros sobre el nivel del mar, el glaciar Tapado –en la Región de Coquimbo– se ha convertido en un símbolo visible del impacto acelerado del cambio climático en la cordillera de los Andes.

Siguiendo con el compromiso de traerles en Juego Limpio la evidencia más fiable tanto a nivel internacional como local, les cuento que –según una investigación publicada en Journal of Glaciology, llamada “Monitoreo de los procesos físicos que impulsan la pérdida de masa del glaciar Tapado, Andes Secos de Chile”– este ha perdido un 35% de su superficie de hielo expuesto desde 1956, y su balance de masa se ha vuelto persistentemente negativo, especialmente a partir de la última década.

  • El estudio fue liderado por el Dr. Álvaro Ayala, investigador del Centro Científico CEAZA y del Instituto Federal Suizo de Bosques, Nieve y Paisaje. El equipo utilizó 15 años de datos de terreno y 60 años de imágenes satelitales para evaluar los cambios físicos del glaciar. Los resultados revelan que el Tapado ha sido afectado por una combinación de factores: una tendencia al alza de las temperaturas (0,29 °C por década desde 1974) y una drástica disminución de las precipitaciones (43% menos desde 2010, inicio de la megasequía).

El glaciar cumple un rol estratégico como reserva hídrica en una de las zonas más áridas del país. Durante los meses más secos, su derretimiento es vital para mantener los caudales de las quebradas en la alta montaña. Pero hoy muestra signos alarmantes: crecimiento de penitentes (estructuras de hielo afiladas) que han pasado de 2 a 3 metros en cuatro años, aparición de lagunas supraglaciares, aumento de escarpes, y frecuentes desprendimientos de nieve, hielo y roca.

El uso de drones ha sido clave para monitorear estas transformaciones de forma segura y con alta precisión. Además, ha permitido generar material audiovisual que contribuye a visibilizar ante la sociedad la existencia y relevancia de glaciares como el Tapado, muchas veces ignorados pese a su importancia ambiental.

  • El glaciar Tapado no solo es un caso de estudio, sino también una advertencia concreta sobre los efectos del calentamiento global en los ecosistemas de alta montaña y en la disponibilidad futura de agua para las comunidades del norte de Chile.
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Breves medioambientales que sí importan

1. El cambio climático triplicó las muertes por calor en Europa

Una ola de calor temprana e implacable azotó a Europa entre el 23 de junio y el 2 de julio de 2025, dejando una cifra estimada de 2.305 muertes por calor en 12 ciudades, según un informe del Grantham Institute del Imperial College London. El estudio revela que el 65% de estas muertes, es decir, 1.504, fueron atribuibles directamente al cambio climático inducido por el ser humano.

La investigación –que analizó datos en ciudades como Madrid, París, Londres, Milán, Roma y Budapest– confirma que las temperaturas alcanzadas habrían sido entre 2 y 4 °C más bajas de no existir el calentamiento global, con excepción de Lisboa. En ciudades como Madrid, se estima que más del 90% de las muertes por calor tuvo relación con el cambio climático. Milán fue la ciudad más afectada en términos absolutos, con 317 muertes atribuibles al calentamiento.

2. Crisis del plástico: llaman a limitar su producción en el próximo tratado de la ONU

Las negociaciones para un tratado internacional contra la contaminación por plásticos se reanudarán el próximo mes en Ginebra, en medio de crecientes llamados de expertos para que se priorice la salud humana y ambiental. Desde 2022, 175 países han trabajado bajo el mandato de la ONU para redactar un acuerdo jurídicamente vinculante, pero tras cinco rondas de diálogo aún no se ha alcanzado un consenso definitivo. El nuevo texto acordado servirá de base para las próximas conversaciones, mientras se estima que la producción mundial de plástico podría triplicarse hacia 2060.

Expertos en salud ambiental, citados por el Boletín de la OMS, advierten que los plásticos y sus químicos tóxicos representan un riesgo constante para la vida humana y la biodiversidad en todo su ciclo de vida. Con más de 9 mil millones de toneladas de plástico producidas desde 1950 –más de la mitad en los últimos 20 años– y una tasa de reciclaje global inferior al 10%, los especialistas exigen que el tratado limite la producción, prohíba sustancias peligrosas y rechace soluciones centradas únicamente en el reciclaje, impulsadas por la industria y los grandes productores de petróleo y gas.

3. Invertir en adaptación climática: alto retorno, bajo riesgo y beneficios diarios

En un contexto de crecientes crisis climáticas y escasez de financiamiento global, un nuevo estudio del World Resources Institute (WRI) ofrece una conclusión contundente: invertir en adaptación y resiliencia climática no solo es urgente, sino también rentable. Analizando 320 proyectos en 12 países –incluyendo Colombia– por un valor total de 133 mil millones de dólares, el informe revela que cada dólar invertido genera más de 10 dólares en beneficios durante una década, con una rentabilidad media del 27%.

Lo más revelador del estudio es que más del 50% de estos beneficios se materializan incluso sin la ocurrencia de desastres naturales. Esto marca un giro en la percepción tradicional de la adaptación como una póliza de seguro climática: hoy, se perfila como una estrategia de desarrollo robusta que impulsa empleo, mejora la salud pública y fortalece las economías locales.

Bonus track: Diplomado ACCPA, preparación integral para enfrentar el cambio climático en pesca y acuicultura

El Diplomado en Adaptación al Cambio Climático en Pesca y Acuicultura (ACCPA), impulsado por los centros COPAS Coastal e INCAR de la Universidad de Concepción, nace ante la urgencia de preparar “en tiempos de paz” a profesionales del ámbito costero para afrontar los impactos del cambio climático en la pesca y la acuicultura.

Frente a fenómenos como la intensificación de la surgencia costera y zonas de hipoxia que amenazan la productividad y salud de los ecosistemas marinos, el programa ofrece un enfoque integral y multidisciplinario –que abarca oceanografía física, biología pesquera, ecología y ciencia política, entre otras disciplinas– para estimar escenarios climáticos futuros, evaluar riesgos y diseñar medidas de adaptación tanto desde el ámbito público como privado.

Dirigido a titulados y técnicos en gestión de recursos naturales, pesquería, acuicultura o áreas afines, el diplomado cuenta con 25 cupos y se imparte en modalidad online desde agosto, con clases teóricas sobre sistema climático, gobernanza, riesgo y vulnerabilidad, además de talleres prácticos y un seminario de caso aplicado a una pesquería o cultivo específico. Las postulaciones están abiertas hasta el viernes 18 de julio de 2025 en la plataforma de Formación Permanente de la UdeC, donde también se detallan los requisitos de admisión y el cuerpo docente.


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