Publicidad
Opinión: Una encíclica incómoda para la utilización de los recursos naturales

Opinión: Una encíclica incómoda para la utilización de los recursos naturales

«En nuestro país tenemos un problema energético real. Hemos sido incapaces de generar soluciones efectivas para evitar la crisis ambiental en Santiago reduciendo el consumo de combustibles fósiles. Hermanos nuestros viven en lugares tóxicos donde la indignidad humana va de la mano con el deterioro del medio ambiente. Políticas demasiado centralistas parecen olvidar las necesidades de las regiones que igualmente necesitan urgente de cuidados ambientales. Y la economía dice no aguantar medidas tan proteccionistas de la naturaleza, pues limitaría el crecimiento y con esto las esperanzas del desarrollo se irían alejando».


“Lo realmente vergonzoso e inhumano es abusar de los hombres como de cosas de lucro y no estimarlos en más que cuanto sus nervios y músculos pueden dar de sí”. Esta y otras afirmaciones de la encíclica de León XIII Rerum Novarum fueron piedra de escándalo en el lejano 1891. Desde la Tradición de la Iglesia y la Sagrada Escritura, el Papa buscó responder a los terribles problemas sociales que aquejaban a su siglo. Amplios sectores capitalistas y los emergentes movimientos marxistas se mostraron disconformes con la encíclica, pues claramente no se identificaba con ninguno de ellos. Y, por lo mismo, muchos católicos simpatizantes de estas fuerzas políticas y económicas también mostraron su descontento.

El Papa León no pretendía adherirse a ideología alguna, sino por el contrario buscaba iluminar, con la riqueza de la fe y con la humanidad que puede brotar del Evangelio, realidades heridas por la injusticia y la división. En Chile las aplicaciones de las enseñanzas de la encíclica recibieron una cruda resistencia de diversos sectores. Basta pensar en el joven Alberto Hurtado, quien, veinticinco años después de la publicación, luchó para que esta fuera difundida y enseñada, pues era prácticamente desconocida en el país.

El Papa Francisco ha decidido escribir su siguiente encíclica “Laudato Sii” sobre el medio ambiente. Al igual que la Rerum Novarum en su tiempo, se avizora como posible piedra en el zapato para muchos. Puede sorprender que la Iglesia dedique un texto magisterial a la ecología, pero no ha sido solo Francisco, sino también Benedicto XVI y San Juan Pablo II quienes dedicaron esfuerzos por ayudar a tomar conciencia del cuidado que necesita nuestro planeta. Hoy existe un movimiento creciente de concientización sobre la necesidad de atender el cambio climático y procurar un mejor uso de los recursos naturales, pero el Papa ha declarado sentirse decepcionado por la “falta de coraje” de las autoridades en la toma de decisiones concretas en el marco de la XX Conferencia sobre el Cambio Climático.

En nuestro país tenemos un problema energético real. Hemos sido incapaces de generar soluciones efectivas para evitar la crisis ambiental en Santiago reduciendo el consumo de combustibles fósiles. Hermanos nuestros viven en lugares tóxicos donde la indignidad humana va de la mano con el deterioro del medio ambiente. Políticas demasiado centralistas parecen olvidar las necesidades de las regiones que igualmente necesitan urgente de cuidados ambientales. Y la economía dice no aguantar medidas tan proteccionistas de la naturaleza, pues limitaría el crecimiento y con esto las esperanzas del desarrollo se irían alejando. Pareciera ser que nuestro camino hacia el desarrollo sólo será posible a costa del deterioro ambiental y del consumo, muchas veces irreversible, de los dones naturales que nos ofrece nuestro territorio.

Necesitamos un remezón para asumir colectivamente esta tarea ineludible. ¿Será Laudato Sii otra encíclica incómoda? Sí. Pero esperemos que sea acogida como un aporte sincero del cristianismo a nuestro pueblo y a su tierra bendita.

Padre Sebastián Correa Ehlers
Capellán y profesor de Ética y Responsabilidad Social en Universidad Gabriela Mistral

Publicidad

Tendencias