Ignacio y Enrique Cueto aseguran que no hay problemas en la compañía sino solo el efecto del enfriamiento económico en la región, en especial Brasil. Respecto a errores en el due diligence con TAM, reconocen que no siempre está la información que quisieran.
Ya van tres años desde que, en junio de 2012, Lan concretara su fusión con la brasileña TAM, y los dolores de cabeza para la familia Cueto –que comparte el control con los Amaro– no paran.
Esta semana, la firma anunció que reducirá entre un 8% y un 10% el servicio doméstico en Brasil y el mercado no lo tomó bien. El viernes la acción cerró en $ 4.091, cayendo casi 9% en la semana y ubicándose en un valor que ya recortó más de dos tercios de la cotización del papel cuando se concretó la fusión.
La empresa tuvo en el primer trimestre de 2015 pérdidas de US$ 40 millones, lo que significó cambios mínimos respecto de un año atrás. Eso sí, de acuerdo a los estados financieros proforma de Latam a marzo de 2013, en los primeros tres meses de ese año la firma había ganado US$ 42,7 millones.
Enrique e Ignacio Cueto, presidente de Latam y CEO de Lan, respectivamente, salieron a dar explicaciones ayer, asegurando que la empresa no tiene problemas relevantes y que la situación actual del negocio está explicada simplemente por la situación económica de Brasil y la región.
“Hoy el problema de Latam es la economía de la región. No es la compañía, la fusión, el costo de organización, ni ineficiencia de ningún tipo”, afirmó Enrique Cueto a El Mercurio.
Según el directivo, los avances y cambios que –aseguran– han desarrollado, los han hecho en un período de baja rentabilidad, producto de que tras la fusión Brasil pasó a representar el 48% de los ingresos de la compañía.
Cueto señala que no espera que logren recuperarse y alcanzar buenos resultados sino recién hacia 2018. “No estamos contentos con los resultados. ¿Vamos a mejorarlos aún si las economías no mejoran? Sí. ¿Vamos a tener los resultados o los márgenes que tenía Lan por sí sola algunos años atrás? Si tenemos una región tan enferma como la que tenemos, con devaluaciones muy importantes y caídas especialmente en Brasil, de actividad y de tráfico de negocios, se va a demorar. Si uno quiere grandes resultados vamos a tener que esperar dos o tres años”, afirma.
Pese a esto, Cueto advierte que si alguien quiere salir de la compañía, tendrá que hacerlo en el mercado, pues el sistema de recompra de acciones “es muy complejo”.
Como pocas veces, los Cueto debieron enfrentar la pregunta de si fue mal analizada Tam en el due diligence y las consecuencias de la fusión desde cuando se anunció (agosto de 2010), lo que los socios de la aerolínea descartaron, al tiempo que evitaron abordar el cuestionamiento, aunque sí reconocieron precariedad en el nivel de información con que se evalúan dichos procesos.
“No considero que haya sido un mal due diligence. Lo cierto es que los due diligence en general no tienen toda la información que nos gustaría haber tenido. Son temas que ya pasaron y más bien para la historia o la experiencia. Ya pagamos por ese punto, para bien o para mal”, dijo Ignacio Cueto, recalcando la convicción detrás del proyecto.
