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Bots NO, transparencia SÍ Columna de opinión

Bots NO, transparencia SÍ

Claudio Ramírez
Por : Claudio Ramírez Fundador y socio Consiglieri
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Aquí es donde surge un desafío importante: alinear la comunicación y las acciones en pos de la reputación. Hoy no se trata de reputación online ni offline, es reputación a secas. Independientemente de los territorios de conversación o donde esta se da.


El fin de semana recién pasado uno de los principales diarios chilenos publicaba una nota en la que señalaba que el gobierno habría estado evaluando contar con una asesoría en comunicación digital, basada en perfiles falsos o fantasmas, a fin de afrontar esta “guerra en las redes sociales”.

El gobierno no ha salido al paso del tema, ni lo ha negado, por lo que se entiende que esto efectivamente estuvo en evaluación y que incluso se sometió a opinión de algunos partidos políticos. En este contexto, si se llegó siquiera a pensar una estrategia basada en bots, resulta por decir lo menos preocupante.

¿Por qué preocupante? Porque el gobierno hoy tiene desafíos importantes en la forma en que se relaciona con la ciudadanía y en la forma en que la ciudadanía lo percibe. Situación que no es un secreto para nadie y que el mismo gobierno ha asumido.

Hoy más que nunca es importante entender que lo que está en juego es la reputación, en el sentido de entenderla como un indicador “emocional” que mide el grado de estima que tienen los ciudadanos hacia el gobierno. Por ello, resulta complejo tratar de mover este indicador con estrategias como la mencionada, tanto por un tema de forma como de fondo.

De forma, ya que no podemos articular una estrategia basada en este tipo de prácticas, no es la forma correcta de acercarnos, no queremos ser percibidos así, que aparentemente nos estimen y que se conviertan en supuestos aliados de nuestro discurso.

De fondo, pues no es lógico plantearse así, no está permitido ni es concebible que cuando abogamos por transparencia y empatía, estemos pensando en usar nombres falsos y/o identidades fantasmas para apoyar, contextualizar o defender la marca del gobierno. Una marca que se sustenta de esta forma es víctima del corto plazo y de un éxito fugaz.

Aquí es donde surge un desafío importante: alinear la comunicación y las acciones en pos de la reputación. Hoy no se trata de reputación online ni offline, es reputación a secas. Independientemente de los territorios de conversación o donde esta se da.

Desarrollar una interlocución abierta, transparente y clara es lo que más abogan hoy los ciudadanos en nuestro país. Por ende, el solo hecho de llegar a pensar que esto al menos estuvo como idea, es complejo. Hoy, el modelo de comunicación de sembrar un rumor o tratar de dirigir y enfocar los temas con “palos blancos” está obsoleto y ha dado paso a una comunicación más transparente, directa y humana.

En las redes sociales como en la vida cotidiana, no es tan complicado acceder a las identidades reales de las personas, por lo mismo una estrategia basada en bots solo sería contar con una granada sin espoleta, que en cualquier momento puede estallar en la cara.

Obviamente, de producirse esta situación, los dañados serían no solo los autores de la mal llamada estrategia, sino que algo mucho más delicado, difícil de construir y más aún de mantener y gestionar, como es la credibilidad y reputación de un gobierno.

Claudio Ramírez
Socio y Gerente General
Llorente&Cuenca

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