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¿Sirve clasificar socioeconómicamente a la población en el Chile de hoy?

¿Sirve clasificar socioeconómicamente a la población en el Chile de hoy?

«Durante años nos acostumbramos a una estratificación socioeconómica que consideraba estratos fijos, sin embargo, todos hemos podido constatar que en Chile ha existido evolución económica y que esta es muy difícil de reflejar en grupos estancos».


Chile no es el mismo de hace 30 años. Cambió, evidentemente. Y parte del reflejo de lo que hoy somos como sociedad se logró plasmar en el nuevo Modelo de Grupos Socioeconómicos que elaboramos como Asociación de Investigadores de Mercado y opinión.

Nuestro objetivo fue reflejar con mayor precisión la diversidad y evolución que ha mostrado la composición de los hogares chilenos. Actualmente, somos cada vez más longevos, nuestros hogares disminuyen en número de habitantes. La concentración urbana y nuestro estilo de progreso parecen inhibir la tasa de natalidad, fenómeno global del que Chile no está exento, por lo que la necesidad de incorporar el ingreso per cápita a nuestra mirada sobre cómo segmentar socioeconómicamente a la población, resultaba ineludible versus el modelo antiguo que consideraba el ingreso promedio familiar.

Durante años nos acostumbramos a una estratificación socioeconómica que consideraba estratos fijos, sin embargo, todos hemos podido constatar que en Chile ha existido evolución económica y que esta es muy difícil de reflejar en grupos estancos. La masificación de la educación, el desarrollo inmobiliario, el acceso vía crédito a bienes y servicios que antes era privilegio de solo unos pocos y, evidentemente, la incorporación de la mujer al mundo del trabajo han sido factores determinantes para el crecimiento y estabilidad económica de las masas medias; por lo que también necesitábamos incorporar esta realidad móvil a nuestro modelo de segmentación.

El principio fundamental de distinguir entre segmentos (grupos de personas que se parezcan entre sí y que, a la vez, se diferencien de otros grupos), es contar con una herramienta que nos permita precisar y focalizar de mejor manera las comunicaciones, las ofertas de bienes y servicios, desde el punto de vista comercial y las políticas públicas desde lo gubernamental. En esto radica la razón de ser de este nuevo modelo de Grupos Socioeconómicos: en situar de dónde provienen las expectativas, las quejas y los sueños de cada uno de los chilenos.

Cuando hablamos de economías y de distribución de los ingresos en países como el nuestro y como varios de Latinoamérica, donde los índices de desigualdad son aún muy relevantes, la escala socioeconómica, sin duda, explica parte importante de la vida y el comportamiento del gasto de los hogares chilenos; más aún si podemos registrar su evolución, lo que ya es posible al indexar el nuevo modelo a los cambios socioeconómicos medidos por la encuesta CASEN del Estado.

Ahora, la pregunta que viene inmediatamente después: ¿el clasificar socioeconómicamente a la población logra ejemplificar todas sus diferencias y es capaz de predecir los estilos culturales y tendencias de consumo de la población?

La respuesta es categórica: por supuesto que no, pero es un punto de partida, una base mínima y necesaria para comenzar a hablar.

Andrés Varas
Presidente de la Asociación de Investigadores de Mercado (AIM)

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