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Detrás de la política de los acuerdos Opinión

Detrás de la política de los acuerdos

«Las políticas públicas –que también envuelven a un grupo extenso de interesados– buscan “mover” las restricciones de quienes más necesitan, para que así puedan acceder a un mejor punto óptimo, en el camino a lograr una mayor equidad. Una tarea particularmente compleja, porque para la construcción de políticas públicas eficaces se necesita considerar a todos los involucrados, pese a que siempre existirán grupos de interés que intenten influir de modo que el resultado final sea el que más los favorezca».


Diariamente debemos tomar una serie de decisiones, las que se sustentan en resolver un problema de optimización. Es palabras simples, todos los días y varias veces durante el día tratamos de responder la pregunta: ¿qué me conviene más, hacer esto o esto otro? Y una vez en que se aprecian los beneficios de cada una de las opciones –y que no necesariamente son monetarios– se puede tomar una decisión racional.

Dado esto, vivimos a cada minuto en un punto óptimo. ¿Por qué? Porque si no estuviésemos situados en la mejor solución para nuestra vida, deberíamos movernos hacia ella, generando un beneficio adicional. Pero es claro que las mejores soluciones no son las mismas para cada uno, pues somos personas diferentes. Tenemos distintos intereses, prioridades e incluso valoración del futuro, y además muchas veces se nos presentan diferentes restricciones a las alternativas posibles.

Por otro lado, hay decisiones que no tomamos de manera individual, sino que incluyen –y afectan– a un grupo más extenso, como las familiares. Un ejemplo simple es la decisión de dónde salir de vacaciones o qué auto comprar. De esta manera se puede llegar a la mejor decisión para toda la familia, y no para algún integrante en particular.

Las políticas públicas –que también envuelven a un grupo extenso de interesados– buscan “mover” las restricciones de quienes más necesitan, para que así puedan acceder a un mejor punto óptimo, en el camino a lograr una mayor equidad. Una tarea particularmente compleja, porque para la construcción de políticas públicas eficaces se necesita considerar a todos los involucrados, pese a que siempre existirán grupos de interés que intenten influir de modo que el resultado final sea el que más los favorezca. Asimismo, en general los involucrados buscan avanzar hacia el punto óptimo a través de cambios en una dimensión específica –la que más les interesa–, manteniendo todas las demás variables constantes, lo cual muchas veces no es posible.

Por ejemplo, es natural que los trabajadores busquen un mayor salario, sin que esto implique necesariamente un mayor esfuerzo o responsabilidad ni una mayor probabilidad en quedar desempleado en el futuro. Sin embargo, si el incremento es demasiado grande, es probable que el empleador no sea capaz de absorberlo y con ello aumente tanto el desempleo como el nivel de responsabilidades de quienes se mantienen trabajando.

También es usual compararnos con la situación de nuestros pares. Ahora bien, esta comparación es frecuentemente realizada de forma miope. Resplandecen los mejores resultados, pero nadie considera los mayores costos que implica llegar a esa situación. Y muchas veces ni siquiera estamos dispuestos a asumirlos. Por tanto, aquella comparación resulta absurda.

Por esto, quienes lideran las políticas públicas deben matizar las peticiones de cada uno de los involucrados y velar por generar el mejor resultado desde el punto de vista global. Así, la política de los acuerdos, muy beneficiosa para el desarrollo del país durante los últimos 25 años, responde a este hecho. En efecto, esta manera de avanzar se basa en la solidaridad de los involucrados, considerando la realidad de los demás, y cediendo en algo en pos de un mejor bienestar para el país.

Camilo Vio
Economista Banco Santander

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