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¿Cambio de paradigma? McKinsey, otrora entusiasta de la globalización cambia de opinión

¿Cambio de paradigma? McKinsey, otrora entusiasta de la globalización cambia de opinión

Durante años la influyente consultora y centro de estudios ha estado a la vanguardia argumentando las virtudes del libre comercio, flujo abierto de datos, inversión transfronteriza y leyes migratorias más relajadas. Sin embargo, un estudio de McKinsey publicado hoy hace énfasis en que los beneficios de los cambios en la economía global últimamente no han sido ampliamente compartidos, especialmente en el mundo desarrollado. El análisis se llama «Poorer Than Their Parents? Flat or Falling Incomes in Advanced Economies» y señala que las perspectivas de crecimiento de los ingresos se han deteriorado significativamente desde la crisis financiera.


Durante años el McKinsey Global Institute ha estado a la vanguardia en el tema de la globalización, con la publicación de investigaciones enfocadas en las virtudes del libre comercio, flujo abierto de datos, inversión transfronteriza y leyes migratorias más relajadas.

«Los ejes fundamentales de la globalización están vivos y en buen estado», escribió un grupo de expertos de la consultora estadounidense McKinsey & Co. en un estudio en 2010, mientras el mundo se recuperaba de la crisis financiera. «Estar desconectado significa quedarse atrás», escribieron sus investigadores en 2014.

Sin embargo, un estudio de McKinsey publicado hoy hace énfasis en que los beneficios de los cambios en la economía global últimamente no han sido ampliamente compartidos, especialmente en el mundo desarrollado. El análisis se llama «Poorer Than Their Parents? Flat or Falling Incomes in Advanced Economies» y señala que las perspectivas de crecimiento de los ingresos se han deteriorado significativamente desde la crisis financiera.

El voto del Reino Unido para salir de la Unión Europea, o Brexit, es un ejemplo de lo que sucede cuando la gente se siente decepcionada por el sistema, dijo el colíder de la investigación, Richard Dobbs en una entrevista el miércoles antes de que se publicara el informe. Dobbs compara la acumulación de resentimiento por la globalización con una peligrosa fuga de gas en un conjunto de casas.

«Una de ellas va a explotar. Aunque no pensé que la primera sería el Reino Unido», dijo Dobbs, socio sénior de McKinsey y miembro del McKinsey Global Institute Council en Londres.

«Cuando lancemos una nueva política, pensemos en el impacto que tendrá en esos grupos» que han sido dejados de lado, dijo Dobbs. A veces los objetivos de igualdad y eficiencia pueden entrar en conflicto, agregó. «¿Estamos preparados para dañar un poco la competitividad con tal de reducir el riesgo de una explosión?».

Dobbs describe la postura del Instituto sobre la globalización como una «evolución» y no como un retroceso. «No estamos diciendo que haya que desechar todo. …se trata de sofisticar nuestro pensamiento», dijo. El McKinsey Global Institute sigue viendo valor en la externalización de servicios, la inmigración, el comercio y demás, agregó Dobbs. «En general estamos a favor de eso, pero hay un sin embargo, y tenemos que estar un poco más conscientes de ese sin embargo».

El estudio determinó que un 65 a 70 por ciento de los hogares, en 25 economías desarrolladas, se situaron en segmentos con ingresos planos o en descenso entre 2005 y 2014, comparado con menos del 2 por ciento entre 1993 y 2005.

El cálculo se basa en sus ingresos laborales ajustados a la inflación, así como a los intereses, dividendos y plusvalías, pero no toma en cuenta los efectos de nivelación de impuestos y las transferencias de ingresos tales como servicios de bienestar y seguridad social. Tomando en cuenta las transferencias e impuestos, un 20 a 25 por ciento de los hogares se ubicaron en segmentos con ingresos planos o en descenso entre 2005 y 2014, según el estudio.

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