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Alarma de Irlanda por Brexit representa mayor crisis en 50 años

Alarma de Irlanda por Brexit representa mayor crisis en 50 años

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Los exportadores han advertido que la declinación de la libra afectará las ganancias y el crecimiento económico en momentos en que se consolidaba una recuperación después del rescate internacional de 2010 que siguió a la crisis bancaria. Las acciones irlandesas han bajado, entre otras cosas porque el Reino Unido es el principal destino de las exportaciones del país después de los Estados Unidos y el mayor para el sector de servicios.


El primer ministro está presionado, los economistas reducen los pronósticos de crecimiento y las empresas advierten sobre las graves consecuencias del Brexit. ¿Londres? No, Dublín.

El entrelazamiento de comercio y finanzas significa que Irlanda es el país que más siente las consecuencias del voto del Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea. El año que los irlandeses conmemoraron el centenario de su levantamiento contra el gobierno británico, el país sigue a merced del drama que se desarrolla en su vecino más cercano.

“Es el problema más serio y difícil que enfrenta el país en 50 años”, dijo John Bruton, de 69 años, que fue primer ministro irlandés entre 1994 y 1997 y se desempeñó luego como embajador de la UE en los Estados Unidos.

Los exportadores han advertido que la declinación de la libra afectará las ganancias y el crecimiento económico en momentos en que se consolidaba una recuperación después del rescate internacional de 2010 que siguió a la crisis bancaria. Las acciones irlandesas han bajado, entre otras cosas porque el Reino Unido es el principal destino de las exportaciones del país después de los Estados Unidos y el mayor para el sector de servicios.

Mientras tanto, el primer ministro Enda Kenny rechaza las exigencias de los nacionalistas irlandeses del norte de una votación sobre la reunificación mientras enfrenta la pérdida de un aliado clave de la UE y los intentos de desestabilizarlo de su propio partido. También está el futuro de la única frontera terrestre del Reino Unido con la UE.

“Las consecuencias son inimaginables”, dijo Eoin Fahy, economista jefe de Kleinwort Benson Investors en la capital irlandesa.

Viejos vecinos

El Reino Unido e Irlanda se incorporaron a la Comunidad Económica Europea en 1973. Irlanda se sintió atraída en parte para escapar de lo que un político llamó “nuestra actitud de umbral en relación con Inglaterra”. Más de 40 años después, los dos países siguen unidos tanto en el plano económico como en el cultural y el lingüístico.

Irlanda utiliza el euro pero desarrolla un comercio de alrededor de US$45.000 millones con el Reino Unido. Unos 380.000 ciudadanos irlandeses viven en el Reino Unido y votaron en el referéndum sobre el Brexit. El Reino Unido también aportó al rescate de Irlanda hace seis años, a pesar de no formar parte de la zona del euro. Cuando Theresa May asumió el miércoles el cargo de primera ministra británica, Kenny fue uno de los tres gobernantes con los que habló, junto con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés François Hollande.

Compañías como Netwatch Systems prosperaron sobre la base de esos vínculos. Desde su sede de Carlow, en la zona sudeste de Irlanda, la compañía de videovigilancia monitorea más de 500 lugares en ciudades como Birmingham, Manchester y Londres, y envía advertencias de audio a los intrusos. Netwatch, que incursionó en el Reino Unido en 2007, genera ahí alrededor de la quinta parte de sus ventas. La declinación de la libra de 8 por ciento contra el euro desde el 23 de junio la ha afectado.

El problema más evidente es la frontera de 500 kilómetros (310 millas) entre el norte y la república.

Las celebraciones anuales unionistas de la semana pasada en Belfast subrayaron el delicado equilibrio de Irlanda del Norte, que permaneció en el Reino Unido luego de la independencia irlandesa de 1922. Hubo escaramuzas entre grupos protestantes y católicos y se lanzó una bomba falsa desde un auto durante el desfile.

Los principales partidos están divididos respecto del Brexit. El Partido Unionista Democrático, de mayoría protestante, respaldó la salida de la UE, mientras que el Sinn Fein, de mayoría católica, hizo campaña a favor de permanecer en el bloque.

Las divisiones políticas entre el norte y el sur se hicieron evidentes días después de la votación, cuando la oposición norirlandesa obligó a Kenny a abandonar la idea de crear un foro sobre el Brexit en toda Irlanda, error que llevó a miembros de su propio partido a establecer un cronograma para su partida.

Tensiones latentes

Mal manejado, el Brexit podría “revelar tensiones entre unionistas y nacionalistas que siempre estuvieron presentes”, dijo Lee McGowan, profesor de Ciencias Políticas de la Queen’s University de Belfast.

La violencia en Irlanda del Norte ya ha quedado atrás y se ha abrazado el mercado único europeo, por lo cual los controles fronterizos han desaparecido. Alrededor de 30.000 personas atraviesan a diario una frontera famosa por el tráfico de armas durante la campaña del Ejército Republicano Irlandés (IRA por la sigla en inglés)contra el dominio británico.

Después de la votación, el ministro de Relaciones Exteriores, Charlie Flanagan, advirtió que “la probabilidad de una frontera difícil” es algo que preocupa a los irlandeses. En privado, los funcionarios se muestran menos preocupados y sostienen que a nadie le convendría el restablecimiento de controles.

Peter Madden viaja dos veces por semana desde su casa en Meath, en el sur, hasta su trabajo en una firma de suministros de jardinería en Dungannon, en el norte. “¿Me preocupa que se restablezca la frontera y que haya hombres armados otra vez?” dijo Madden. “No, no lo creo”.

Como muchos, Madden se concentra en el impacto económico. La caída de la libra afecta a la totalidad de la economía, desde a las compañías exportadoras como Netwatch hasta a granjeros como Eddie Punch, que vive a 274 kilómetros (170 millas), en el condado de Clare, en el sudoeste de Irlanda. Alrededor del 40 por ciento de las exportaciones irlandesas de alimentos tienen como destino el Reino Unido, y la agricultura es el sector más expuesto al Brexit y a posibles aranceles.

Punch, que tiene 180 cabezas de ganado, dijo que el impacto del Brexit ya se siente en momentos en que las empresas procesadoras de carne bajan los precios.

“Nos hacen ofertas ridículas, y algunos llegan a decir que no nos comprarán ganado en absoluto”, dijo.

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