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Gobiernos y economistas están llegando a la conclusión de que al fin y al cabo, un poco de gasto de los gobiernos no es malo Políticas de austeridad cuestionadas

Gobiernos y economistas están llegando a la conclusión de que al fin y al cabo, un poco de gasto de los gobiernos no es malo

Mientras que países como Canadá y Corea del Sur se encuentran entre las naciones a favor del estímulo fiscal, otros como Alemania se siguen manteniendo firmes en la austeridad. La zona euro aún rechaza el alto del endeudamiento para apoyar el crecimiento. No obstante, una nueva tendencia mundial muestra diferencias con la mayor parte del periodo desde la última crisis financiera. En lugar de una doctrina de restricciones y recortes del gasto, el discurso político de hoy habla de empleos de más calidad, de inversiones y de los peligros de la desigualdad.


¿Tenía razón Larry Summers después de todo?

En todo el mundo los gobiernos están planeando inversiones para impulsar el crecimiento y mantener los salarios, siguiendo los consejos del economista de la Universidad de Harvard entre otros, que mantienen que las economías necesitan este impulso debido al envejecimiento de la sociedad y la caída de la productividad. Esto apunta a un ascenso de los proponentes de las medidas de impulso como el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el alejamiento de figuras a favor de la austeridad como el ex ministro de Hacienda británico George Osborne.

El distanciamiento del rigor presupuestario y de la dependencia de la política monetaria es sutil y no está generalizado. Mientras que países como Canadá y Corea del Sur se encuentran entre las naciones a favor del estímulo fiscal, otros como Alemania se siguen manteniendo firmes en la austeridad. La zona euro aún rechaz el alto del endeudamiento para apoyar el crecimiento.

No obstante, una nueva tendencia mundial muestra diferencias con la mayor parte del periodo desde la última crisis financiera. En lugar de una doctrina de restricciones y recortes del gasto, el discurso político de hoy habla de empleos de más calidad, de inversiones y de los peligros de la desigualdad. En pocas economías es esto tan obvio como en Estados Unidos. En un país donde el Gobierno cesó sus operaciones temporalmente por un desacuerdo acerca del gasto, en la actualidad ninguno de los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos habla mucho de déficit.

“Puede que empecemos a ver algunos destellos de luz entre todo el pesimismo fiscal”, dijo Steven Barrow, director de estrategia del G-10 en Standard Bank en Londres. “La economía mundial necesita un empujón desde el punto de vista de la demanda, y el estímulo fiscal es probablemente la única forma. La política monetaria no está funcionando”.

Asia lidera esta nueva tendencia. Japón está reuniendo una ronda de estímulo de 28 billones de yenes (US$273.000 millones). Gran parte del paquete está compuesto por préstamos y proyectos a largo plazo con una implicación mínima inmediata para el crecimiento, pero también incluirá nuevo gasto.China, la segunda economía del mundo en tamaño, está inyectando créditos a bajo coste en los bancos, las empresas y los gobiernos locales a fin de estimular el crecimiento. Solamente en junio, el indicador más amplio de financiación y crédito del país aumentó en US$244.000 millones. Corea del Sur ha presentado un presupuesto adicional de 11 billones de wons (US$9.900 millones) para impulsar el mercado laboral.

Mensaje de Lagarde

Según la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, en la última reunión del Grupo de los 20 en julio se llegó al consenso de que son necesarias más medidas para hacer frente a la desigualdad y los movimientos que se oponen a la globalización. Esto significa una sola cosa: gasto.

Una ligera relajación de la política fiscal en las economías más avanzadas podría resultar ventajosa, según Oxford Economics, un grupo de investigación del Reino Unido. Según las simulaciones del grupo, una inversión del gobierno equivalente al 1 por ciento del producto interior bruto durante dos años elevaría el nivel del PIB de forma individual en los países que conforman el Grupo de los Siete entre un 0,6 por ciento y un 1,4 por ciento para 2017.

Y si este impulso ha de ser financiado mediante deuda en lugar de impuestos, nunca habido un momento tan favorable en los mercados de deuda mundial gracias a las bajas rentabilidades que propician los programas de compra de activos de los bancos centrales desde Japón a la zona euro.

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