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Mercados Financieros y el Trump del discurso Opinión

Mercados Financieros y el Trump del discurso

«En relación con los mercados emergentes, el Trump de la Campaña es una mala noticia para algunas regiones que se benefician del intercambio comercial con EE.UU. Basta con observar la volatilidad del peso mexicano. El discurso anti-Nafta, TLC, TPP, etc., no simpatiza a los accionistas ni bonistas de empresas emergentes cuyas ventas provienen de EE.UU. El Trump del Discurso probablemente recule y entienda que el intercambio comercial es un socio indispensable para alcanzar su todavía fantasiosa meta de crecimiento del 4%».


«Para los que no eligieron apoyarme en el pasado, y no han sido pocos (risas), les pido su guía y ayuda para que podamos trabajar juntos y unir a nuestro gran país» señalaba Donald Trump con altura, generosidad y nobleza en su discurso, tras haber sido electo presidente. Además agradeció profundamente a su contrincante demócrata por el gran servicio que ha otorgado a su país, lo que es absolutamente inaudito en él.

Tras estas declaraciones ocurrieron dos sorpresas en los mercados financieros. La primera es que las bolsas corrigieron de manera importante las severas pérdidas con que habían amanecido, y la segunda es que la prensa empezó a hablar de los «dos Trumps»: el de la Campaña y el del Discurso de Aceptación. El primero, malo para los mercados; el segundo, menos malo.

Evidentemente conocemos más al Trump de la Campaña, un magnate megalomaníaco antiinmigración y antiintercambio, que carece de experiencia en el servicio público. El Trump del Discurso, sería un presidente que tendrá que unir, consensuar y moderar su retórica extrema, pues no se puede cumplir con todo lo prometido sin ceder. Por ejemplo, para crecer a más del 2%, se necesita productividad, lo que a su vez requiere mano de obra competitiva, lo que exige… inmigración e intercambio.

Respecto a los mercados financieros, ambos Trumps son malos para los bonos del gobierno. Sin dar detalles, Trump ha esbozado un gran aumento del gasto público, resultando en una mayor deuda, lo que ya se refleja en las tasas a 10 años que rompen la barrera del 2%. Las tasas de corto plazo se guían por la política monetaria, así que todavía no hay cambio significativo en ese aspecto y se espera un alza para diciembre.

Respecto al mediano plazo, es difícil y temprano esbozar el camino de las acciones. Esta fue una elección de personalidades, no de propuestas, donde además hay muchas inconsistencias. Por ejemplo, Trump aboga por «ir tras Wall Street» y critica a Clinton su cercanía con los bancos, pero su equipo económico viene principalmente de hedge funds y además quiere desregularizar el sector financiero (reemplazar Dodd Frank). De hecho, el mundo republicano siempre ha estado más asociado a Wall Street.

Quizás las acciones asociadas a Defensa e Infraestructura se vean beneficiadas debido a la expansión esperada en el gasto, pero si el Trump de la Campaña fue el que ganó, la traba en el intercambio comercial y en la inmigración se podría traducir en una pérdida de competitividad importante que pondría en jaque a la bolsa y a la economía.

El Trump del Discurso, en cambio, buscaría una transición armoniosa y consensuada para sus medidas proteccionistas, las que sumadas al supuesto gasto público programado y a la reducción de los impuestos corporativos, promoverían el empleo y el consumo, lo que sería menos malo para los activos financieros.

En relación con los mercados emergentes, el Trump de la Campaña es una mala noticia para algunas regiones que se benefician del intercambio comercial con EE.UU. Basta con observar la volatilidad del peso mexicano. El discurso anti-Nafta, TLC, TPP, etc., no simpatiza a los accionistas ni bonistas de empresas emergentes cuyas ventas provienen de EE.UU. El Trump del Discurso probablemente recule y entienda que el intercambio comercial es un socio indispensable para alcanzar su todavía fantasiosa meta de crecimiento del 4%.

Respecto al camino de la política monetaria de los países avanzados, el desarrollo dependerá de qué Trump predomine. Si es el de la Campaña, la política monetaria tendrá que ser incluso más acomodaticia y expansiva para apoyar al crecimiento y la inflación, lo que seguirá apreciando algunos activos a lo largo del mundo y gestando algunos peligros de burbujas.

Finalmente, lo que primará en los mercados es la volatilidad y la ansiedad. Es de una gravedad monumental que, a menos de tres meses de asumir la presidencia de una economía que representa un cuarto de la producción mundial, su futuro mandatario no haya esbozado un plan económico concreto, certero y que traiga tranquilidad a los mercados e inversionistas.

Tiendo a ser optimista y pensar que el Trump que primará es el del Discurso, pues no veo cómo el de la Campaña puede existir y terminar su mandato de pie. Quizás este será otro ejemplo más de que para ganar es bueno ser antiestablishment, pero, para permanecer, se debe echar pie atrás.

Joaquín Aguirre
Economista

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