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Las distorsiones y vacíos que ocultan las estadísticas sobre jubilaciones reveladas por la Superintendencia de Pensiones Polémica explota en medio del debate para reformar las AFP

Las distorsiones y vacíos que ocultan las estadísticas sobre jubilaciones reveladas por la Superintendencia de Pensiones

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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En Chile se debate si se debe mantener sin tocar el sistema de capitalización individual o migrar a uno total o parcialmente de reparto. La Superintendencia entregó datos de pensiones en promedio y vinculadas a la continuidad con que cotiza la población. No incluyó parámetros centrales usados por la Comisión Bravo, como medianas, Tasas de Reemplazo y salarios de referencia, parcializando el análisis efectuado y como se reportó en los medios. Autoridad señala que irán aumentando la información que se publicará y que el objetivo es enriquecer las estadísticas para la opinión pública.


“Pensión promedio de quienes cotizan entre 35 y 40 años es de $ 644 mil”, tituló el martes pasado un matutino de tiraje nacional. “Pensión promedio de quienes cotizan entre 30 y 35 años promedia $ 420 mil”, tituló un diario económico. “Regulador aclara montos de pensión por tramo cotizado: $ 434 mil por 30 a 35 años”, fue el titular de su rival.

Otros medios, incluido este, replicaron esa información, nacida de la publicación oficial por parte de la Superintendencia de Pensiones, el martes pasado, de series estadísticas que incluyeron montos promedios de pensión para el stock de pensionados vigente y para los que se jubilaron en noviembre pasado.

Junto con ello, revelaron los niveles de densidad de cotizaciones, que reflejan el número de meses cotizados por una persona desde que se afilió al sistema de AFP. Los medios vincularon ambos parámetros y deslizaron que detrás de los montos de las pensiones –muy superiores a los publicados por la comisión Bravo en 2015– estaba únicamente la densidad de cotización, justamente el factor principal –además del nivel de ingresos de país– que genera las bajas pensiones, según quienes defienden el sistema actual.

Y aunque la autoridad advirtió que solo el 10% de los afiliados cotizó por 30 años o más, dejó en claro el mensaje con los números. “Estas estadísticas tienen dos mensajes principales: las pensiones aumentan en forma significativa con el número de años cotizados y una gran parte de los pensionados ha cotizado menos de la mitad de su vida activa”, detalló.

Sin embargo, las cifras publicadas por la Superintendencia dejan vacíos que distorsionan el debate respecto del futuro del sistema de pensiones, en medio de las dudas que existen en cuanto a las propuestas legales que presentará el Gobierno y cuya preparación está a cargo del comité de ministros ad hoc, liderado por el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés.

En el documento entregado por la Superintendencia, las pensiones informadas son solo promedios, contrario a la práctica definida por la Comisión Bravo, que dio a conocer ‘medianas’ de pensiones. La disquisición no es trivial. La mediana representa el punto medio en una serie total de registros y se usa más que el promedio cuando en dicha serie de números hay valores atípicos. Si se usa el promedio, esos valores anormales tienen una influencia superior y artificial en la cifra y, por ende, no necesariamente tendrán una representación significativa y real del objeto del estudio. Para arriba o para abajo.

Justamente esta diferencia es una de las que explica el monto de las pensiones autofinanciadas informada por la Superintendencia de Pensiones. Esto, pese a que como un medio señaló, los promedios informados por la autoridad son incluso inferiores a los informados por la Asociación de AFP, que reveló un estudio donde calculó en 596 mil pesos el promedio de pensiones para un hombre con más de 30 años de cotización y de 429 mil pesos en mujeres con igual nivel de cotización.

Pero no solo eso. La Superintendencia fundamentalmente marca diferencias con lo publicado por la Comisión Bravo, que a mediados de 2015 publicó su informe y reveló que la mediana de pensiones para los jubilados entre 2007 y 2014 –excluyendo a los afiliados desde 2008 en adelante– fue de 37.600 pesos, siendo de 18.233 pesos en mujeres y 80.933 pesos en hombres. Estas últimas cifras indican que al menos el 50% de las personas afiliadas al sistema y jubiladas en el periodo indicado tuvo una pensión de 37 mil pesos; el otro 50% va hacia arriba.

Aún más, la Comisión Bravo distinguió por tramo de meses cotizados (densidad de cotización) y llegó a la conclusión de que en el caso de los afiliados que tuvieron más de 75% de densidad de cotización, es decir, entre 286 y 386 meses (23,8 años y 32 años, respectivamente) –el nivel de densidad de cotización definido como ideal al crearse el sistema de pensiones en 1981–, registraron una mediana de pensión de $ 239 mil pesos, casi la mitad de lo que el ‘promedio’ informado por la Superintendencia dio a los que cotizaron entre 30 y 35 años (434 mil pesos) y sustancialmente mayor para el rango de 25 a 30 años de cotización (300 mil pesos).

¿Por qué ocurre esta distorsión? Porque el promedio no refleja a la gran mayoría, y sobrepondera los números que se salen de la media. En un país considerado el más desigual de la región y uno de los más desiguales del mundo, las realidades son muy distintas según el nivel socioeconómico y, en este caso, de acuerdo al nivel de ingresos de las personas, pues el sistema de pensiones lo que hace es replicar, en el periodo de jubilación, lo ocurrido en el lapso laboralmente activo.

Por eso, la Superintendencia advirtió que solo el 10% de los pensionados cotizó más de 30 años. Sin embargo, eso no importó a algunos medios que publicaron en su título el monto de la jubilación que alcanzan quienes llegan a ese nivel de años cotizados, pese a que la cifra no tiene ninguna representatividad estadística. Todavía más, se indicó que las cifras permitían desagregar en función del tiempo cotizado, comparándolas con los números que había hasta ahora, que eran de la Ficha de Estadística Previsional, donde el monto de la pensión promedio era de $ 210 mil, deslizando que las cifras de la superintendencia por tramo de cotización son más certeras.

La autoridad de Pensiones tampoco publicó Tasas de Reemplazo (TR), el parámetro que mide a cuánto equivale la pensión recibida respecto del sueldo de los últimos 10 años de vida laboral. Y tampoco entregó cifras de ingresos imponibles de los jubilados y jubiladas incluidos en el cálculo de la pensión. Es decir, se informaron promedios de pensión según la densidad de cotización, no se consideraron medianas como lo hizo la comisión Bravo, no se incluyeron estadísticas de ingresos para esos jubilados previo a su retiro y tampoco se consideró la tasa de reemplazo que permite determinar cuánto se acerca la pensión a lo que las personas ganaron antes de jubilarse.

Eso sí, en su comunicado de prensa, la autoridad también informa promedios de pensiones totales, independientemente de los años cotizados y allí las cifras vuelven a confirmar las bajas pensiones que se dan en el país.

Así, para los pensionados en noviembre (8.450 personas), el promedio autofinanciado (sin subsidio del Estado a través del Pilar Solidario) llega a 150 mil pesos, siendo 82.624 para mujeres y 237.874 para hombres. Mientras que, en el registro histórico de pensionados (784 mil personas), el promedio es de 191 mil pesos, en pensión vejez edad (la más común de las jubilaciones y que incluye a todas las personas que se jubilan a la edad legal) y 314 mil para vejez anticipada.

Superintendencia prepara nuevos informes

Consultada sobre estos temas, desde la Superintendencia explicaron que la publicación de estadísticas de pensiones según años cotizados es parte de un plan de la entidad para ir mejorando los datos disponibles, para que todos los que lo requieran puedan realizar sus análisis. Además, indicó que la revelación de la base de datos del sistema de consultas y ofertas de montos de pensión (Scomp) se hizo a partir de lo requerido por varios académicos.

En tal sentido, puntualizaron que uno de los objetivos de la Superintendencia es contribuir al correcto funcionamiento del sistema mediante la generación y gestión de información integral, al tiempo que consistente y confiable. Y agregaron que seguirán perfeccionando la información, considerando también los comentarios de los usuarios.

En relación con el uso de promedios y no de medianas, la autoridad dijo que se puede ir perfeccionando la información y que podría incluir medianas en próximos informes como un dato estadístico complementario en las tablas de pensiones por años cotizados. Sin embargo, indicaron que la utilización de promedios es uno de los parámetros más utilizados en la publicación de estadísticas, que “es un estadístico conocido y fácil de entender para la población” y que, adicionalmente, “la mayoría de las estadísticas que publica la Superintendencia de Pensiones incluye el promedio”.

Respecto de la ausencia de Tasas de Reemplazo, expresó que no hay una definición única. “Por ejemplo, puede ser sobre el último ingreso, sobre el ingreso promedio de los últimos 5 o 10 años, sobre el ingreso promedio de toda la carrera laboral, etc. Cada uno de estos indicadores tiene un objetivo distinto y deben ser considerados en forma complementaria”, especificó.

“Además, hay diversos aspectos a considerar en la definición del indicador, tales como si la TR es bruta o neta de impuestos y otras cotizaciones previsionales; si es calculada como el cuociente de pensión e ingreso de cada persona o como el cuociente del promedio (mediana) de todas las pensiones y el promedio (mediana) de todos los ingresos; si al considerar ingresos en una ventana de tiempo (por ejemplo, 10 años) se deben o no incluir lagunas previsionales con periodos sin ingresos, entre otros aspectos”, apuntó.

Pero al mismo tiempo explicaron que el cálculo de la Tasa de Reemplazo está determinado por la disponibilidad de información de ingresos de los afiliados y que no es posible calcular la TR de los últimos diez años para un grupo importante de pensionados, puesto que “no hay consistencia en dichas cifras”.

“Es por eso que la SP se encuentra trabajando tanto para aportar a la discusión de la definición de la tasa de reemplazo como en la mejora de los insumos necesarios para realizar los cálculos apropiados, especialmente los referidos a los ingresos de los afiliados. Una vez que contemos con resultados depurados y consistentes, los pondremos a disposición del público para enriquecer el debate en torno al sistema de pensiones y cumplir así con uno de nuestros objetivos como institución”, sostuvo la Superintendencia.

“El promedio no refleja nada”

“Lanzan la media como que las pensiones son mejores ahora, pero lo que pasa es que las pensiones tienen una distribución de frecuencias que no es normal sino bimodal, mucha gente en bajos ingresos y mucha gente en altos. Cuando calculas el promedio, este no refleja nada y, en cambio, la mediana refleja un nivel más bajo. A las AFP les conviene porque están en campaña de salvar el sistema. Con las cifras, lo que se está tratando de decir es que lo que salió en la Comisión Bravo de pensiones bajas no es tan cierto”, sostiene Andras Uthoff, ingeniero comercial de la Universidad de Chile, asesor de parlamentarios socialistas en el debate de pensiones actual e integrante de la Comisión Bravo, donde fue puntal en el grupo de 11 de los 22 comisionados que votó a favor de la propuesta B, la cual propone instalar un pilar de reparto parcial junto al de capitalización individual actual.

Agrega que la publicación parcial de información cambia completamente la imagen que tiene la gente de las pensiones que recibe y entrega dos ejemplos. Recuerda que en el informe de la Comisión Bravo se indicaba que, considerando las medianas, casi el 80% de las personas recibiría una pensión inferior al salario mínimo ($ 255 mil) y un 44% bajo la línea de la pobreza.

“Lo que tienes que reflejar es el nivel de dignidad con que se está retirando la gente, el promedio no dice nada, la mediana dice que la mitad está por debajo del sueldo mínimo, y decir que un porcentaje está bajo la pobreza y el salario mínimo es dramático. Está instalado en la ciudadanía que pensiones son paupérrimas en sentido de suficiencia, cubren a mucha gente a nivel muy bajo de pensiones, aun incluyendo subsidio estatal, entonces, con el hecho de que pongan promedios que no se comparan con nada de lo que dijo el Informe Bravo, intentan minimizar la imagen que hoy hay de las pensiones. Es bueno que publiquen las estadísticas, pero que expliquen qué es distribución dual, que el promedio no indica mucho sino que es más referente la mediana y que expliquen cuánto hay bajo el salario mínimo y cuánto bajo la pobreza”, plantea.

David Bravo presidió la comisión que lleva su nombre, pero que votó a favor de la propuesta A y propone mantener el sistema actual, junto con aumentar los subsidios del Estado a través del Pilar Solidario creado en 2008.

En su opinión, es valioso que se conozcan estadísticas adicionales, aunque coincide en que la mediana fue una medida utilizada en la comisión y que debiera ser considerada por la autoridad.

“Cuando la distribución es asimétrica, como ocurre con los ingresos, los promedios distorsionan. Es sabido que el promedio, en estos casos, de alguna manera no es representativo y por eso optamos por la mediana que es representada exactamente donde está la gente. A veces se usan promedios en el mundo, pero en nuestro país –que tiene mucha desigualdad– eso es bastante obvio. Lo mejor sería tener mejor información”, sostiene Bravo.

En esa línea, agrega que lo importante es que se vaya publicando cada vez más y mejor información, apuntando a la transparencia y el fomento del debate. Aunque le concede el beneficio de la duda a la autoridad.

“La única forma es entregar toda la información para que al final se haga con más transparencia. Creo que es el espíritu de la Superintendencia y, si no está esa información, me parecería importante que en la próxima entrega venga el detalle que se requiere. Pero que se empiece a entregar información es relevante. Daría el beneficio de la duda a la Superintendencia y creo que están haciendo un buen esfuerzo. Me sumo a la idea de que se entregue el máximo de información, no solo promedios, sino también medianas, que fue uno de los principales focos que tuvimos”, manifiesta.

En cualquier caso, Bravo dice que lo importante es que no se sigan postergando las decisiones y que el Gobierno comience a tramitar cambios legales, particularmente, el aumento de la tasa de cotización, que la comisión que lideró propuso subir de 10% a 14% del sueldo imponible, y que –como dice Bravo– ya está instalado que debiera llegar al menos al 15%. Junto con ello, llama a sumar desde ya a los independientes, pues eso reducirá fuertemente las lagunas previsionales y contribuirá a elevar las pensiones.

La economista del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales (UDP), Claudia Sanhueza –quien también estuvo en la Comisión Bravo y coincidió en la votación con Uthoff–, se suma a la crítica a las cifras, advirtiendo que “justamente lo que hicimos en la Comisión Bravo fue pedir que no solo se pusieran promedios sino todos los percentiles de la distribuciones. Y eso enriquece mucho más el debate, porque aparte de que, como ya sabemos, se reproduce la desigualdad en el mercado laboral, es importante ver todos los percentiles, y también la mediana que refleja mejor a la población”.

Considera asimismo “extraño” que la autoridad no publique las tasas de reemplazo (TR), pues esas cifras revelan la capacidad del sistema de pensiones de “suavizar” la caída de los ingresos al llegar la vejez. Y, en el caso chileno, las tasas de reemplazo son bajas, como mostró la Comisión Bravo.

“Cuando uno mira las encuestas de opinión, las personas tienen una valoración más por los ingresos absolutos que por las tasas de reemplazo, entonces, cuando le preguntas a la gente –y eso mostraban las encuestas de la comisión– cuál es la pensión mínima que necesitan para vivir en la vejez, te da que las personas de más bajos ingresos dicen alrededor de 200 mil pesos y va subiendo hasta un millón, lo que hace que la tasa de reemplazo sea de más de 100%. En realidad, las TR demandadas por la población van disminuyendo en la medida que los ingresos van aumentando y, en ese sentido, la TR es muestra de la calidad del sistema, porque muestra cuál es la capacidad del sistema de suavizar los ingresos en la vejez y en un sistema de alta calidad los ingresos en la pensión no bajan tanto y, en ese sentido, no mostrarla es extraño”, afirma.

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