
Consejo del Banco Central decidió por unanimidad mantener la tasa de política monetaria en su última reunión
De acuerdo a la minuta de la última reunión que publicó el ente emisor este martes, el consenso fue mantener la tasa de política monetaria en 2,5% y «dar un mensaje que reafirmara la vigencia de los escenarios descritos en el IPoM».
La última reunión del consejo del Banco Central encontró unanimidad entre sus miembros a la hora de votar por mantener la tasa de política monetaria en 2,5%.
La minuta de la sesión, llevada a cabo el pasado 14 de septiembre, fue publicada este martes por el instituto emisor, y se logra apreciar el consenso de «dar un mensaje que reafirmara la vigencia de los escenarios descritos en el IPoM», según se destaca entre las intervenciones de los consejeros.
Cabe destacar que en las reuniones de política monetaria anteriores, el consejero Pablo García había optado por recortar la tasa a 2,25%.
Según se aprecia en la minuta, varios Consejeros señalaron que había poca información nueva desde la publicación del IPoM de septiembre y que ella estaba en línea con lo ahí considerado, en particular la inflación de agosto.
«Varios Consejeros destacaron que la apreciación reciente del peso había tenido efectos en las expectativas de inflación en plazos cortos, pero se mantenían a dos años. Un Consejero resaltó que los precios también parecían avalar la lectura de un impacto más bien transitorio a la baja, sin efectos que comprometieran la meta
en el horizonte de dos años», detalla el documento.
En ese sentido, un consejero destacó que «el mercado había internalizado adecuadamente el mensaje de política monetaria del IPoM. Esto era que una estrategia que favorecía mantener la TPM en un nivel bajo por un tiempo prolongado era lo más efectivo para contribuir a la recuperación de la economía y asegurar la convergencia de la inflación a 3%».
El mismo miembro destacó que «estrategias más agresivas en el corto plazo llevaban inevitablemente a un empinamiento importante de la curva a partir de fines del 2018. De otra manera, el impulso monetario no sería
coherente con la meta de inflación. Por lo mismo, creía que no era correcto argumentar a favor de un movimiento de la TPM como justificación de un escenario de riesgo sin hacerse cargo de la necesidad de comunicar que ello
requería un aumento sustantivo de la TPM a partir de mediados del 2018. Los efectos macroeconómicos de esto y sus implicancias comunicacionales eran difíciles de evaluar, lo que era parte del análisis tras la estrategia de política monetaria delineada en el IPoM».