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Economías ante la “guerra comercial” EE.UU.-China:  a buscar espacios y abrir nuevas puertas Opinión

Economías ante la “guerra comercial” EE.UU.-China: a buscar espacios y abrir nuevas puertas

Juan Pablo Silva
Por : Juan Pablo Silva Director Ejecutivo Matrix 2.0
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¿Y las economías emergentes? Hoy están golpeadas por el aumento del dólar, lo que genera un incremento en el costo de la deuda externa, llevando a que la economía tenga que producir más para poder solventar la nueva carga. Además, como basan su comercio en las exportaciones de materias primas, como en el caso de Chile y el cobre, probablemente la expectativa es una caída en el precio, dada la menor la cantidad producida y debido al aumento de precios. Esta caída de precios, a su vez, genera un aumento en el tipo de cambio, desaceleración económica y, probablemente –sin una conducción clara–, pueda conducir a lugares muy oscuros. Entonces, como gobierno se debe hacer lo mismo que los chinos, o sea, buscar nuevos espacios y abrir otras puertas.


Robert Lucas, uno de los académicos que más contribuyó al desarrollo de la macroeconomía, elaboró el concepto de expectativas racionales, el cual señala que la gente se forma una creencia sobre “cómo viene la economía en el próximo período”. Gracias a esta creencia, la población, supuestamente, deja de ser sorprendida de manera sistemática. Si ese concepto lo llevamos a lo que hoy ocurre con la disputa comercial entre Estados Unidos y China: ¿cuál sería la dinámica de esta formación de expectativas?

Antes que todo, dependerá en qué parte de la macro quiero formar mi expectativa y en qué economía haremos la conjetura. Por ejemplo, si estoy viendo la posibilidad de comprar una TV en EE.UU., dada mi expectativa de aumento arancelario para los productos chinos –ya que el común de la oferta de aparatos tecnológicos proviene de China–, el razonamiento lleva a pensar que conviene adquirir hoy la TV, porque se espera que después suban los precios.

Si lo miramos desde el punto de vista del empresario metalmecánico de EE.UU. –dado que ya se instaló la guerra comercial y que el compromiso de Trump es de seguir hasta las últimas consecuencias–, deberá este empresario hacer sus cálculos tomando factores como la fecha de las próximas elecciones y las probabilidades de que Trump sea reelecto. Si la expectativa es que Trump ganará, el empresario ahora tiene una problemática estructural y de largo plazo, ya que no bastará con solo ajustar su curva de costos. Así, la expectativa sobre el futuro es negativa, lo que se ve reflejado en la curva de largo plazo de los bonos del tesoro.

Por otro lado, desde el lado chino, sabiendo que la demanda de bienes de consumo en EE.UU. va a disminuir producto del alza de precios, tendrá que buscar otros espacios u otras puertas que abrir, como ha dicho el propio presidente Xi. En este escenario, la devaluación es una buena medida, para así hacer competitivas las TV chinas. De esta forma, los japoneses y coreanos, dada la expectativa y siendo las competencias en el área, también tienen que devaluar para mantener el tipo de cambio.

¿Y las economías emergentes? Hoy están golpeadas por el aumento del dólar, lo que genera un incremento en el costo de la deuda externa, llevando a que la economía tenga que producir más para poder solventar la nueva carga. Además, como basan su comercio en las exportaciones de materias primas, como en el caso de Chile y el cobre, probablemente la expectativa es una caída en el precio, dada la menor cantidad producida y debido al aumento de precios. Esta caída de precios, a su vez, genera un aumento en el tipo de cambio, desaceleración económica y, probablemente –sin una conducción clara–, pueda conducir a lugares muy oscuros. Entonces, como gobierno se debe hacer lo mismo que los chinos, o sea, buscar nuevos espacios y abrir otras puertas. Una idea: probablemente apurar el desarrollo y comercialización de los autos eléctricos, ya que llama la atención que Chile o la propia Codelco como generadora de cobre, no tengan inversiones en estos desarrolladores de vehículos.

En tanto, en los mercados bursátiles, las devaluaciones generan mayor volatilidad, porque se hace más difícil predecir los retornos financieros en dólares. Básicamente, es el mismo problema de los gobiernos, pero la vulnerabilidad es mucho peor, porque a menudo las acciones se usan para especular en corto plazo, y eso genera una tremenda inestabilidad. La expectativa es que a medida que la guerra comercial se vaya desarrollando, los mercados van a ir cayendo. Y la solución, nuevamente, es abrir puertas y buscar espacios. Un ejemplo: una guerra comercial seguramente va a generar traslados de fábricas y plantas a otras localidades, lo que aumentará el comercio marítimo; entonces, solucionar y crear nuevas rutas marítimas puede ser una oportunidad.

Sin embargo, es bueno recordarle al presidente Xi que, cuando habla de abrir espacios, es importante que permita a otras economías abrir sus propios espacios. Y una buena forma es permitir que las empresas o países puedan invertir en las empresas chinas, particularmente a las de la bolsa, y así quizás poder tener control dada la apertura del libre mercado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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