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Ajuste ministerial: Presidente intenta revivir la luna de miel con fuerte discurso económico MERCADOS

Ajuste ministerial: Presidente intenta revivir la luna de miel con fuerte discurso económico

Andrés Cárdenas
Por : Andrés Cárdenas Periodista El Mostrador
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Para el Gobierno es clave retomar el aura que tuvo tras la segunda vuelta, esa que los instalaba como los paladines del crecimiento económico. Sus principales críticos han sido los propios empresarios, que ya cobran las promesas de campaña, malestar que no está claro aún si es solo pasajero o se trata de un divorcio irreversible. «Comprendo el anhelo de muchos, e incluso la impaciencia de algunos, por avanzar más rápido, pero las lecciones de la historia de nuestro país y los aprendizajes de nuestras propias vidas nos enseñan que el avance sólido, permanente y sustentable –que es lo que los chilenos necesitamos– no se consigue con demagogia, con improvisaciones ni con populismos, ni tampoco con voluntarismos; se consigue con responsabilidad, con trabajo bien hecho y con buenas políticas públicas, y buscando siempre el diálogo, los acuerdos y la colaboración entre los chilenos.», dijo ayer el Primer Mandatario, tratando de dar una señal para mejorar el clima.


«Sin caer en ninguna autocomplacencia ni mucho menos dormirnos en los laureles, es bueno tener un sentido de urgencia y de exigencia para apreciar el exigente camino que aún nos queda por recorrer.  Pero también es bueno tener un sentido de realismo y de objetividad, para apreciar lo mucho que todos los chilenos, juntos, hemos avanzado», dijo ayer en la ceremonia de cambio de gabinete el Presidente Sebastián Piñera, con el objetivo de calmar los ánimos de sus principales fans, pero también sus críticos más duros: el sector privado.

El guiño del discurso era clave, considerando que el Mandatario decidió no mover una sola persona del equipo económico gubernamental en su primer ajuste ministerial, aunque  muchos apostaron ayer durante horas a que el titular de Economía, José Ramón Valente, era candidato seguro a dejar el Ejecutivo. Y esa decisión la tomó pese a que parte de la popularidad de su Gobierno ha caído en las últimas semanas abruptamente, porque los mismos que lo llevaron al poder le están cobrando a Piñera rápidamente su promesa de traer los «tiempos mejores» para el país.

Por eso, para el Gobierno es fundamental recuperar esa aura que capturó tras la segunda vuelta de diciembre, en cuanto a que en esta administración serían los paladines del crecimiento económico, sobre todo cuando lo que se ha visto las últimas semanas es que claramente la luna de miel con el empresariado se acabó. «Quiero también recordar que la inversión y la productividad, que solo cayeron durante el Gobierno anterior, hoy día están recuperándose, están creciendo y están haciendo un aporte al desarrollo de nuestro país», sacó al ruedo Piñera. 

La crisis de los seis meses

“Agárrense de las manos, que vienen tiempos mejores”, reversionando al Puma Rodríguez, el entonces candidato Piñera se hacía camino en la carrera presidencial en septiembre del año pasado. La canción es pegajosa y de seguro en algo influenció el voto de un sector del electorado, pero más que un jingle que costó cerca del millón y medio de pesos, la frase se perpetuó hasta hoy, transformándose en el sello del Gobierno y, a la vez, haciendo que los empresarios y la gente le cobren el eslogan.

Este lunes el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, celebraba la expansión de 4,9% del Imacec de junio, afirmando que “estas son las mejores cifras para la economía chilena desde el 2012”, y dando esperanzas para el futuro, el titular de la cartera aseguró que no caerán en la autocomplacencia ni se van a quedar dormidos. “El camino del crecimiento, del desarrollo del país, es una batalla a largo plazo”, sentenció.

Las buenas noticias económicas también llegaron luego que el FMI elevara la proyección de crecimiento para nuestro país. Haciendo uso de su mejor jerga futbolística, el ministro Larraín destacó que es una muestra de que «el grueso del partido lo jugamos en Chile». Y precisamente esas cifras influyeron en que nadie de los sectores económicos se tocara en este cambio de gabinete. Pese a los errores comunicacionales que se le han perdonado varias veces a Valente, lo cierto y concreto es que los números azules lo salvaron. 

[cita tipo=»destaque»]Según Criteria, la reciente percepción es que no hay nada distinto respecto a lo que se prometió hace 7 meses en la campaña. “Es fuerte el quiebre de expectativa al empezar a pensar que no ha cambiado hoy día, pero que tampoco va a cambiar mañana”, dice Cristián Valdivieso, socio y fundador de la encuesta. «El juicio de la gente decae frente a la llegada de los ‘tiempos mejores’. Había gente que decía que ‘el país no ha avanzado, pero sigo con esperanza’. Hoy día eso lo castigó”, explicó Valdivieso a El Mostrador Mercados.[/cita]

Sin embargo, la tarea por delante es titánica. La sensación ambiente en el país es de preocupación, la gente ya no estaría viendo reflejadas en sus bolsillos las buenas noticias que alegran al Gobierno. Y dentro de esos chilenos un especial grupo ha puesto en la mira la gestión de Valente y Larraín, que les pidieron paciencia a los privados en el connotado seminario de Monesa Asset el martes 7 de agosto. Los gremios les contestaron que no es cosa de llegar a invertir y no son pocos en estos días, entre el empresariado de Sanhattan, los que han sentido un gusto extraño en la boca ante las declaraciones del jefe de la billetera fiscal.

Algo no cuadra entre las cifras y la sensación colectiva. Cuando asumió Piñera, la percepción de que la economía estaba mal se movió de 37 a 17 puntos. Corría con ventaja. “Estamos bien, en el país, los 17 millones”, citando una de las frases favoritas del Presidente, esa era el ánimo tras la segunda vuelta, un clima favorable con el que debutó en marzo. 

A cinco meses de esa instalación, la luna de miel se le terminó al Gobierno, y la encuesta Criteria dio las primeras pistas irrefutables. Una de sus preguntas era cómo se encontrará la economía los próximos doce meses, punto en que ya en abril los encuestados comenzaron a decir que, si bien iba a mejorar, en lo personal no se percibirían cambios, pero se mantenía una visión positiva del futuro.  En las mediciones la impresión de que la situación personal no ha cambiado mucho sigue presente y, por otro lado, el supuesto de que el ritmo económico iba a mejorar comenzó a moderarse.

Según Criteria, la reciente percepción es que no hay nada distinto respecto a lo que se prometió hace 7 meses en la campaña. “Es fuerte el quiebre de expectativa al empezar a pensar que no ha cambiado hoy día, pero que tampoco va a cambiar mañana”, dice Cristián Valdivieso, socio y fundador de la encuesta. «El juicio de la gente decae frente a la llegada de los ‘tiempos mejores’. Había gente que decía que ‘el país no ha avanzado, pero sigo con esperanza’. Hoy día eso lo castigó”, explicó Valdivieso a El Mostrador Mercados.

El Gobierno se ha preocupado de armar una agenda donde se muestre activo en materia económica, sin embargo –aseguró Valdivieso–, la apreciación de que la economía personal no ha mejorado significativamente respecto al eslogan de Chilezuela puede ser un búmeran, porque durante la campaña se generó un exceso de confianza por dar la sensación de que «estábamos en un país que se estaba descarrilando directo al despeñadero». ¿Cuáles son los tiempos mejores si estábamos realmente en el barro? Pareciera ser entonces que, o no estábamos tanto en el barro o los tiempos mejores no eran muy distintos a los tiempos peores”.

¿Y los tiempos mejores?

«Dicen que las malas noticias son noticia y las otras, bueno, no», ese fue el primer llamado que hizo Valente, en una entrevista con El Mercurio, para hacer eco de las cifras macro. Además advirtió que «no vaya a ser cosa que nos creamos las malas noticias».

Pero los hechos no han acompañado las aspiraciones del ministro. «Que el señor Piñera nos diga dónde están los tiempos mejores», fue el emplazamiento que lanzó el presidente del sindicato de Pastas Suazo tras el cierre de la planta de Curicó y que empleaba a 200 trabajadores. 

Suazo fue otra mala noticia para el Maule, ya que días antes, el 26 de julio, se informó lo que todos temían: que se acababa «lo dulce de la vida» en Linares, porque Iansa no procesará más remolacha, por lo que cerca de 4 mil personas se quedaron sin su sustento económico. Nada de eso es bueno para el termómetro económico, más aún cuando, poco antes, Maersk, en San Antonio, también había anunciado su cierre y el despido de 1.209 trabajadores. Días después, 38 años de labores de la constructora Cial en Temuco llegaron a su fin cuando la empresa se declaró en quiebra y otras 1.200 personas quedaron sin trabajo en la Región de La Araucanía.

Así, junio, julio y agosto fueron tres meses fúnebres al menos en los titulares empresariales. Central Frenos confirmó la venta de sus 14 locales y la desvinculación de 140 trabajadores, y el frigorífico Río Bueno, en la Región de Los Ríos, dejó a otros 52 trabajadores cesantes. Lo último, ayer, cuando a sus 73 años la tradicional grifería Nibsa cerró sus puertas para reconvertirse en una empresa comercializadora. La marca sigue, pero implica la suspensión en forma definitiva de los procesos productivos de fundición y mecanización de productos que se ejecutan en su planta de San Joaquín, por lo que aproximadamente 130 empleados serán desvinculados e indemnizados por sus años de servicio.

Haciendo la suma en estos casos, suman casi 7 mil personas las que quedarán desempleadas en el país. La cifra es baja, es cierto, pero cada una de estas noticias ha generado un clima adverso que choca de frente con la promesa de Piñera de crear unos 7 mil empleos, por eso en la calle la sensación que impera es que algo no cuadra. No contribuyó en nada la reacción airada del Gobierno de salir a responder a las declaraciones de la ex Presidenta Michelle Bachelet, quien en una entrevista a The Clinic se dio el gusto de afirmar que veía la economía nacional «debilucha».  

El Gobierno ha intentado, tal como lo dijo Piñera ayer en su discurso, mover proyectos relevantes. MAPA de Arauco empleará a mediano plazo 8 mil trabajadores y el centro de Walmart El Peñon otros 4 mil colaboradores. Pero eso, por ahora y un largo tiempo, no empujará las encuestas a favor de La Moneda, menos con los desaciertos comunicacionales de las autoridades, como Valente, que recomendó públicamente invertir fuera de Chile. 

O el propio Mandatario. «Para que nazca un árbol nuevo, muchas veces tiene que morir un árbol viejo”, fue la inaudita explicación del Presidente Piñera ante el cierre de Iansa, palabras sin un ápice de empatía con la situación de Linares y los trabajadores cesantes, donde solo optó por el criterio economisista, bajándole el perfil al tema. “Se han cerrado muchas empresas, también se han abierto muchas otras”, agregó. 

Piñera se hizo cargo de ese sinsabor y cambió el tono. «Es verdad que, en los últimos días y semanas, hemos conocido el cierre de algunas empresas, cierres que, sin duda, lamentamos profundamente, cuyas causas no son atribuibles a este Gobierno, venían de muy atrás, y hemos estado cerca ayudando, acompañando y creando nuevas oportunidades para los trabajadores afectados. Pero también es cierto que, en los mismos últimos días y semanas, hemos conocido, por ejemplo, la ampliación de la Planta de Celulosa de Arauco, en la Provincia de Arauco, que va a representar cerca de 8 mil nuevos empleos. Ayer conocimos la decisión de sacar adelante el proyecto Quebrada Blanca 3, en la Región de Antofagasta, que va a significar cerca de 11 mil nuevos empleos. Y, por tanto, lo importante es que seamos capaces de crear esos empleos que tanto requieren, necesitan y merecen nuestros compatriotas», dijo. 

¿Perdiendo la fe?

Lo que más puede complicarle la pista al desempeño económico de su Gobierno es que su propio público le dé la espalda: los empresarios. Y el martes, en el seminario antes mencionado, hubo una muestra de ello. «Ha habido más ruido que nueces, eso es verdad», decía en su intervención el miediático economista de la UCLA, Sebastián Edwards, mientras que José Luis Daza señaló que «no quiero ser injusto, el no hacer nada versus el dejar de hacer daño (refiriéndose al Gobierno anterior) es muy importante, pero en materia de sustancias y no sobre el crecimiento cíclico de corto plazo de los próximos meses, el Gobierno todavía no ha desplegado sus reformas. Me dicen que el empresariado se ha desilusionado, que las expectativas están cayendo, no nos dejemos llevar por el ruido. Creo que el Gobierno está manejando las expectativas bien, pero no estamos viendo aún las reformas de sustancias».

No ayudó nada que el salvavidas que buscó el Gobierno fue pedirles públicamente una «ayudita» a los privados, que le han exigido más ritmo.

El ministro de Hacienda hizo un llamado a los empresarios a que expandan la contratación, haciendo hincapié en que esto no es un problema de la actual administración, sino uno en conjunto. Por exceso de confianza tal vez, Felipe Larraín no previó la respuesta del sector, donde parecen estar perdiendo la fe en su propio Gobierno y sus  “tiempos mejores”.

El presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett, señaló que “si bien el contexto económico muestra mejores cifras macroeconómicas, también hemos tenido cifras que no son buenas en materia de empleo y las remuneraciones. Además, a la fecha llevamos un 47% más de quiebras de empresas que en 2017”, afirmó a Radio Agricultura.

Swett fue tajante y duro. “También hay que entender que el mundo empresarial no invierte por emoción ni por llamados, sino que por realidades y sabemos que esas realidades (de reformas anteriores) perjudicaron el crecimiento”, sostuvo.

En una entrevista radial, Larraín aseguró que no siente que se hayan sembrado expectativas exageradas, sino que “lo que pasa es que, cuando las cosas empiezan a andar bien, y tal vez porque a nuestro Gobierno se le exige más en materia económica, entonces la gente dice ‘bueno… esto me tiene que llegar al bolsillo’ y a veces eso tiene un rezago entre que se manifiesta el crecimiento y que se generen más empleos».

Ayer, Piñera llamó a los empresarios a no olvidar su pacto, el mismo que lo llevó al poder. «Comprendo el anhelo de muchos, e incluso la impaciencia de algunos, por avanzar más rápido, pero las lecciones de la historia de nuestro país y los aprendizajes de nuestras propias vidas nos enseñan que el avance sólido, permanente y sustentable –que es lo que los chilenos necesitamos– no se consigue con demagogia, con improvisaciones ni con populismos, ni tampoco con voluntarismos; se consigue con responsabilidad, con trabajo bien hecho y con buenas políticas públicas y buscando siempre el diálogo, los acuerdos y la colaboración entre los chilenos.

¿Será una crisis pasajera o el inicio de un divorcio? Los pronósticos, por ahora, nublan el cielo para la administración Piñera.

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