La contribución de los hubs de transferencia tecnológica en la generación de una cultura de innovación ha comenzado. Cuando en 2015 se inició esta política como un programa Corfo, sabíamos que iba a ser un asunto de largo alcance. Propiciar cambios y ser agente de transformación del modelo de desarrollo país, para dar lugar a uno basado en el conocimiento, innovación y emprendimiento, resultaba desafiante en aquel entonces. Ya hemos ido madurando y avanzando.
APTA, uno de los tres hubs impulsados en aquella época, contribuye hoy significativamente en la misión de que los desarrollos tecnológicos surgidos en las universidades y centros de investigación chilenos alcancen los mercados internacionales. Para ello, hemos trabajado sistemáticamente en alianzas estratégicas con instituciones públicas y privadas de diversos países posicionando la I+D realizada en Chile. Hoy ya contamos con acuerdos con entidades dedicadas al conocimiento y a los negocios en México, Perú, Colombia, Costa Rica, entre otros; y en general, despertamos el interés en el extranjero, donde se quiere conocer la experiencia chilena y su modelo I+D+i+e.
Como hub creemos que resulta indispensable utilizar un amplio enfoque de estrategias a seguir. Naturalmente el modelo tradicional (“push”) de tomar tecnologías desarrolladas en nuestras universidades y tratar de ofrecerlas en los mercados internacionales, no puede ser dejado de lado. Así, en conjunto con la Oficina de Transferencia y Licenciamiento de la Universidad de Concepción, sublicenciamos una tecnología que consiste en mallas fotoselectivas que protegen los cultivos de fruta de los daños causados por el sol, primero a la empresa Giddings (México) y hoy a Campo Mallas (Perú). El negocio espera alcanzar ventas de US$ 25 millones durante los próximos tres años en esos mercados.
Pero igualmente se requiere ir madurando estrategias más proactivas (“pull”), en que partimos por levantar necesidades y problemas técnicos reales y concretos que experimentan las empresas interesadas. Estos desafíos tecnológicos son ofrecidos después a los equipos de investigadores en las universidades. Por esa vía, hemos logrado soluciones útiles que generan importantes eficiencias productivas. Adicionalmente, los hubs no sólo debemos ser intermediarios, sino que también transformarnos en un socio estratégico del mundo productivo y académico, ofreciendo servicios de asesoría, de vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva.
Todas estas labores tendientes a disminuir la brecha entre empresas y universidades, contribuyen a que Chile dé el salto en la transformación sostenible de su economía. Creemos que, además, resulta clave la generación de empresas de base científica-tecnológica (EBCT), que aporten valor agregado a nuestras exportaciones a través del conocimiento. Hace sólo una semana concluimos el programa de emprendimiento APTA Builder, cuyo objetivo precisamente fue promover la creación de EBCT #MadeinChile. Cada uno de los 12 equipos seleccionados, desarrolladores de innovaciones en ámbitos como acuicultura, salud y minería, fueron entrenados por expertos de primer nivel, para llevar estas tecnologías al siguiente paso, vale decir, la constitución de startups con gran potencial en el mercado. Finalmente, nuestro programa Builder entregó $ 60 millones en financiamiento que recibirán cada uno de los 5 equipos ganadores, además de $ 60 millones adicionales al grupo creador de una iniciativa en minería, gracias a un acuerdo entre hub APTA y los centros tecnológicos Ciptemin y Centro Nacional de Pilotaje (CNP).
La articulación y vinculación entre los distintos actores involucrados en los procesos de innovación es clave para que Chile sea partícipe y no un mero espectador de las transformaciones que están ocurriendo en todo el mundo. Los hubs y, en particular APTA, ya empezamos la tarea.