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Bancos comienzan a poner paños fríos a la burbuja inmobiliaria del norte


En el norte hablan de las “casas calientes”, como en las antiguas salitreras, en que sale uno y entra otro. Un fenómeno propio de Copiapó y Antofagasta, que viven una explosión inmobiliaria inédita por el boom minero, pero que está comenzando a bajar de temperatura.

Para dar una idea de las cifras que se están moviendo, se estima que hasta el 2015 sólo las comunas de Copiapó y Tierra Amarilla van a recibir US$ 35.000 millones en inversión minera. El Instituto Nacional de Estadisticas estima que Copiapó solo albergará 186.267 personas en 2020.

“Yo creo que la burbuja inmobiliaria está explotando ahora. Los bancos están racionalizando las tasaciones. Se pegaron un frenazo y se han vuelto realistas. Tuve una casa durante cuatro meses que se vendía a 4.800 UF, el banco la tasó en 3.690 UF. La dueña no quiso bajarla. Llegó otro cliente, fue a otro banco y la tasó en el mismo precio”, sostiene Yinia Schneider, dueña de la corredora de propiedades Schneider en Antofagasta.

Este es un tema que se comenta en la actividad del corretaje. “Yo he hablado con otros corredores y dicen que hay clientes que compraron una casa a 2.800 UF, vivieron dos o tres años, y ahora la quieren vender a 4.800 UF. Los bancos ya no aceptan las cifras que fijan los dueños y entregan tasaciones inferiores al momento de otorgar créditos hipotecarios. Yo diría que esto comenzó a ocurrir desde octubre en adelante”, agrega esta santiaguina que hace cuatro años entró a un negocio en el que hasta abogados le han pedido trabajo, porque es más rentable que las leyes.

En Copiapó un corredor puede recibir dos o tres inversionistas diarios que buscan sitios para construir, como le ocurre a Anita Jiménez, de JT Propiedades. “La mayoría quiere firmar promesas poco menos que el mismo día, pero quedan muy pocos terrenos disponibles. Hay muchos proyectos en espera de aprobación y otros que inician su construcción”.

Los arriendos en Antofagasta y Copiapó no guardan relación con ninguna otra región, lo que ha desatado una fiebre por comprar para renta. Un departamento de 56 mt2, que se vende a 1.000 UF, se arrienda a $250 mil y si está amoblado desde $350 mil hacia arriba. “Ves bloques y bloques de edificios en la Avenida Copayapu, la principal de Copiapó”, describe Jesús Aramayo de Artor Propiedades. Santa Beatriz y PY son las que más han construido en este nicho. “Hay inversionistas que compran dos o tres departamentos para arrendarlos; en su mayoría, buscan aquéllos que pueden alquilar en $270 mil a $350 mil”.

En Copiapó los bancos también se han vuelto cautelosos. “Los compradores firman las promesas, pero cuando vuelven las tasaciones de Santiago no calzan con el precio”, agrega Aramayo.

El fenómeno ha despertado el interés de supermercados y centros comerciales. Mall Plaza va a levantar un mall en Copiapó, donde ya se han instalado casi todas las multitiendas y las cadenas Jumbo y Líder. El empresario Abraham Senerman tiene planes de invertir US$ 55 millones, junto a otros inversionistas, para desarrollar Titanium Copiapó, el mayor centro de negocios del Norte Grande.

Los dueños de propiedades han colaborado a elevar los precios, en especial, a través de la refacción de sus viviendas. “A una casa que compraron en 3 mil UF —sostiene Yinia Schneider desde Antofagasta— le meten $15 millones, amplían la cocina, ponen cerámica en el patio, construyen una pérgola, y quieren venderla a 5 mil UF. Yo les digo que su casa no vale eso, pero no escuchan”.

Tener en cartera una vivienda por más de tres meses es mucho tiempo y eso está sucediendo. “Antes vendías una casa con la gente adentro. Una persona te decía: estoy arreglando mi casa para venderla. Tú preguntabas cuándo se va y te respondía en un mes”, observa la corredora.

Todos quieren sacarle partido al boom. Los trabajadores de la minería aprovechan sus bonos de hasta 1.000 UF, compran dos propiedades y una la arriendan al personal de empresas proveedoras de la industria del cobre. Lo mismo ocurre con profesionales de la zona. “Tengo una clienta veterinaria que compró 20 departamentos nuevos de 64 mt2, su cuñada vio que era un buen negocio y compró tres, y otro cuñado kinesiólogo, cuatro”, sostiene Yinia Schneider, desde Antofagasta.

El alza en los arriendos —que de un año a otro pasaron de $250 mil a $350 mil— ha hecho que muchos afuerinos, que se trasladan a vivir con sus familias, estén optando por comprar dado que el arriendo les sale más caro que el dividendo.

Alberto Smiklin, gerente de ventas de la Minera Trinidad, llegó en octubre a Diego de Almagro, un pueblo minero de 12 mil habitantes, a 150 kilómetros de Copiapó. Tuvo que arrendar casas para 10 ejecutivos. “Por 70 mt2 piden $350 mil mensuales. Una casa de cuatro dormitorios para ocho personas, de 100 o 120 mt2, se arrienda entre $700 mil a $1,2 millones”. Distingue que una cosa es el metraje y otra, las condiciones. “Son casas a las que les han hecho mejoras, les han agregado piezas. Los dueños las arriendan y se van a vivir a Chañaral”.

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