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Landerretche vs. Lüders: un MIT, un «Chicago Boy» y la reforma tributaria que se viene

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Los contrincantes no podían ser más diferentes: En una esquina estaba Oscar Landerretche, economista estrella de la Concertación y socialista.  En la otra esquina, Rolf Lüders, ministro de Economía y Hacienda del régimen militar entre 1982 y 1983.  Uno sacó su doctorado en MIT el otro es uno de los «Chicago Boys» originales. Uno es joven y aún no llega al tope de su carrera política y académica, el otro ya  tuvo su apogeo.

El marco del encuentro fue la presentación de la propuesta para una reforma tributaria de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH). En el auditorio PwC de la Escuela de Economía y Negocios no cabía un alfiler y se anticipaba chispas y fuegos artificiales. Pero para la decepción de algunos, no hubo nada de eso. Lo que sí hubo fue una discusión inteligente de dos visiones diametralmente opuestas acerca de qué tipo de reforma tributaria necesita el país para seguir creciendo, para acortar las desigualdades y para tener una economía moderna, dinámica y desarrollada.

Landerretche dio su versión primero, y fue lapidario hacia lo que se espera de la reforma que anunciará el Presidente en abril: «la propuesta de Piñera está demasiada comprometida con la UDI». Añadió que una «radical» desataría una batalla interna para la derecha que el Gobierno no está dispuesto a enfrentar.

Su visión de lo que debe incluirse en una reforma tributaria fue más pragmática que ideológica: «Todas las opciones tiene costos y beneficios, depende de qué queremos, pero el único objetivo de una reforma no puede ser solamente el crecimiento», fue su sentencia inicial. «Se enfrentan objetivos que compiten entre ellos y esto no se puede ignorar», explicó. Dijo que la reforma tributaria debe cambiar el sesgo y favorecer el trabajo como el eje esencial, y no la inversión, como lo hace el régimen actual.

Su progresismo lo reservó para el IVA: «No se puede hablar de una reforma progresiva sin tocar el IVA». Dijo que es la forma más efectiva de cambiar los incentivos y hacer el sistema más equitativo, pero admitió que es imprescindible diseñar una alternativa eficiente y realista para compensar el impacto de la bajada del IVA en la recaudación.

Su propuesta más radical la dejo para el final: «no se puede aumentar la recaudación tributaria sin pensar en reformas políticas y gestión de Estado».

Con eso dio paso al ex ministro de Hacienda y Economía del régimen militar. La presentación de Lüders, el economista referente para los Chicago Boys chilenos, fue diametralmente opuesta a lo que propuso el MIT, y no hubiese defraudado a Milton Friedman, su mentor y el referente mundial del neo liberalismo: no a los impuestos a las empresas. «El impuesto a la renta de las empresas es ineficiente e injusto», fue una de sus sentencias. «Si se suben los impuestos a la empresas son los trabajadores los que pagan, no los empresarios», fue otra. Y por si no le había quedado claro a la audiencia, volvió al tema al final: «los impuestos a la renta a la empresas deben ser eliminados por ser injustos”.

Discrepó con Landerretche y dijo que no está de acuerdo en cambiar el sesgo del sistema actual, que favorece la inversión: «se debe gravar lo que una aporta a la sociedad y no lo que se retira», fue como explicó su posición, ya que Chile aun necesita enfocarse en crecer. «30% de los chilenos aún vive en la pobreza. Chile está lejos de ser un país desarrollado», comentarios que sus aliados en la derecha tradicional, y el actual ocupante de La Moneda, probablemente no estén de acuerdo.

Defendió el sistema que él ayudo a implementar, describiéndolo como «un sistema fiscal eficiente» y que ha ayudado a redistribuir la riqueza. «El gasto debe ser redistributivo y en eso Chile ha sido exitoso», explico, mostrando estadísticas y gráficos.

En lo que sí estuvieron de acuerdo todos -Landerretche, Lüders y la FECH- es en que se deben hacer cambios para poner fin a la elusión de impuestos.

No hubo fuegos artificiales ni mucha discusión técnica, pero si dos personas inteligentes, con una visión opuesta de lo que tiene que pasar con el sistema tributario para hacer de Chile un país más justo.

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