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Opinión: Las tres “patas” de la crisis


Por Joaquín Aguirre, economista jefe de Munita, Cruzat y Claro.

Cuando se habla de la crisis que Europa está experimentando, se menciona en términos generales que los gobiernos están endeudados, o que los bancos no tienen solvencia, o que las economías periféricas no crecen. ¿Cuál es el argumento correcto?, pues bien, los tres. Y conviven en un triángulo totalmente interrelacionado.

La crisis de la eurozona se compone de tres “patas”: falta de solvencia pública, baja liquidez bancaria y pocos fundamentos de crecimiento. En este sentido, estos tres factores están interrelacionados. Por ejemplo, un menor crecimiento va a afectar la recaudación fiscal y, por lo tanto, la solvencia pública, afectando a su vez la calidad de los títulos soberanos en manos de los bancos. Podemos verlo de otra forma: una mayor exigencia de capitalización bancaria afectará el otorgamiento de créditos, limitando el consumo y el crecimiento, el que a su vez afectaría la recaudación fiscal. Finalmente, otra forma de  verlo (la más común), es que una mayor austeridad fiscal (muy exigida por lo demás) limitará el gasto público y por lo tanto el crecimiento.

De esta forma, la crisis está compuesta de algo parecido a tres atletas amarrados. Por mucho que uno o dos corran muy rápido, si el tercero no avanza, el sistema tampoco avanza y el crecimiento se estanca. En ese sentido, en la última cumbre del Consejo Europeo se tomaron medidas para entablillar la pata más débil y urgente, la liquidez bancaria. Esta vez se hizo algo en la dirección correcta: mutualizar el capital bancario en los miembros solventes de la eurozona, previniendo una escalada de insolvencia pública en los países más débiles. Esto, sumado al posible mayor intervencionismo del BCE en la inyección de liquidez y compra de títulos soberanos, hacen pensar que un quiebre en la cadena de pagos y financiamiento se hace menos probable.

Pero faltan los fundamentos de crecimiento y solvencia pública, (los otros dos factores). Al parecer, ese será el lastre de largo plazo y que no tiene solución inmediata. No se puede mejorar la solvencia pública de la noche a la mañana ni menos el crecimiento. Sin embargo, se puede mantener la continuidad. Se puede mutualizar la deuda pública a través de Eurobonos y mantener el sistema bancario funcionando.

Parece ser que el escenario se ha japonizado, donde la zona Euro todavía podría ser desarrollada pero con crecimiento anémico por mucho tiempo. La otra opción es el desmembramiento y el quiebre. Aquí aparecen distintas fórmulas difíciles de prever. Puede ser un nuevo Euro con componentes solventes, o un desmembramiento total.  Lo más probable sería hasta ahora la cohesión y dificultad de crecer.

 

 

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