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Unión Europea se apresura a convertir BCE en supervisor de bancos en carrera por salvar a España

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El intento de Europa de cortar el vínculo entre el destino fiscal de España y sus bancos en problemas depende de una carrera de obstáculos para dar mayores facultades al Banco Central Europeo.

Hasta que los gobernantes de la zona del euro superen las dudas alemanas, los temores del BCE y las batallas en todas partes, España permanecerá a la espera de un rescate de 100.000 millones de euros (US$121.000 millones) para sus bancos. Las autoridades quieren proteger a los contribuyentes de pérdidas que pueden ser tan grandes que se corre el riesgo de que arruinen gobiernos, tal como pasó en Irlanda e Islandia.

“Tenemos que cortar el vínculo fatal entre bancos y gobiernos, ya que de lo contrario el proyecto de la zona del euro dejará de existir en su forma actual”, dijo ayer Adair Turner, presidente de la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña, en un discurso en Londres. La zona del euro necesita un “avance rápido” hacia un fondo central que pueda recapitalizar bancos de forma directa, dijo.

Los funcionarios trabajan contra un plazo que ellos mismos fijaron para septiembre para elaborar planes que darían al BCE la supervisión de las entidades crediticias como primer paso de una campaña destinada a romper un ciclo en que bancos y gobiernos alimentan mutuamente sus problemas de deuda. El papel de España como intermediaria en el rescate bancario ha contribuido a llevar sus costos crediticios a un récord de la era del euro: un rendimiento a 10 años superior a 7,5 por ciento. El de Alemania es de alrededor de 1,2 por ciento.

“El día que un banco español pueda poner en la ventana un gran letrero que diga ‘regulado por el BCE’, el riesgo de una huída de depósitos declinará”, dijo Erik Nielsen, economista jefe global de UniCredit Bank AG en Londres.

Compromisos de la UE Los contribuyentes de la Unión Europea han proporcionado 4,5 billones de euros de inyección de capital, garantías y otras formas de respaldo a sus entidades crediticias desde el derrumbe de Lehman Brothers Holding Inc. en 2008, lo que contribuyó al debilitamiento de las finanzas públicas. En la elaboración de las medidas, la Comisión Europea se ve rodeada de demandas del BCE de que los planes no deben afectar su independencia, y de pedidos de legisladores en el sentido de que mayores facultades deben implicar una mayor transparencia del banco central. Al mismo tiempo, se presiona al BCE para que desempeñe un papel más importante porque tiene la obligación de respaldar el euro.

Un plan de avanzar hacia una unión bancaria obtuvo el apoyo de los gobernantes de la UE en una cumbre del 28 y 29 de junio, cuando éstos se comprometieron a permitir que el Mecanismo de Estabilidad Europeo prestara directamente a los bancos una vez que los países hayan mejorado su supervisión. La iniciativa generó un debate en Alemania, donde algunos políticos y bancos advirtieron que eso podría equivaler a una unión de la deuda que eliminaría la presión sobre los países pródigos.

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