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La cláusula «política» que Anglo insistió en incluir en acuerdo con Codelco y el director que se abstuvo

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Iván Weissman Senno
Por : Iván Weissman Senno Editor El Mostrador Semanal
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Los coletazos políticos que se gatillaron por la disputa entre Anglo American y Codelco tuvieron impacto en el acuerdo que sellaron los dos gigantes mineros la semana pasada.

Cuando en octubre pasado, el entonces presidente ejecutivo de Codelco, Diego Hernández, anunció el «negocio del siglo», el mundo político entero aplaudió. Cuando Anglo luego lo bloqueó, vendiendo el 24,5% de Los Bronces a Mitsubishi, el enojo fue generalizado y profundo. El malestar se extendió a La Moneda, Hacienda, a casi todo el congreso y los sindicatos.

A Anglo American la virulencia de la reacción le sorprendió y en un momento sintió que le estaban haciendo «bullying». La querella que el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), Raimundo Espinoza, anunció ante la Fiscalía Nacional, acusando que el contrato entre Anglo y Mitsubishi era «simulado y fraudulento» fue uno de los momentos de más tensión, ya que para los ejecutivos de Anglo, esto significaba que un miembro del directorio de Codelco estaba criminalizando la disputa. En privado, varios miembros del directorio de la minera estatal contaban que ellos mismos habían estado sorprendidos por la decisión de Espinoza y no estaban de acuerdo.

Fuentes que conocen el pensamiento de la minera británica, basadas en Londres, afirman que la querella de Espinoza no sólo molestó, sino que también asustó a los ejecutivos de Anglo. Además, esto ocurría en momentos en que el movimiento estudiantil había crispado el ambiente político y en Anglo lo interpretaban como algo que quitaba flexibilidad a Codelco al momento de negociar.

Para Anglo American, durante todo el proceso, las negociaciones con Codelco eran vistas como negociaciones con el Estado de Chile. Y a pesar de la estabilidad institucional del país y las buenas relaciones que tenían con el Ejecutivo, al momento de negociar Anglo quiso asegurarse de no quedar expuesta a presiones políticas de otra índole una vez firmado el acuerdo con Codelco.

«Hay que ponerse en el papel de que Anglo se sintió perseguida. Lo que está diciendo Anglo es ‘estoy negociando con Codelco, pero en realidad negocio con el Estado, que es la dueña de Codelco’, y no quiere que venga el Estado a mejorar su negocio a través del SII», explicó una de las fuentes.

Y es por eso en que insistió en poner una cláusula para blindarse ante cualquier riesgo político en el contrato. El mayor riesgo que ven ellos es tributario. O sea que el Servicio de Impuestos Internos (SII) objete los términos del acuerdo y decida cobrarle a Anglo más impuestos. La cláusula que Anglo insistió se incluyera en el contrato hace que Codelco actúe como una «garantía tributaria» en caso de que el SII decidiera tomar en cuenta el valor de mercado de la operación, es decir, lo que le pagó Mistubishi a Codelco, y no lo que las dos mineras acordaron, al momento de evaluar el acuerdo.

Otro temor de la minera británica era que el SII decidiera que Anglo, para esta operación, actuó como una sociedad de inversión con criterio de «habitualidad». En ese caso, Anglo, en vez de pagar 20% como ganancia de capital, tendría que pagar 35%.

En ambos casos, la cláusula estipula que la diferencia la paga Codelco, aunque abogados que conocen en detalle el contrato, dicen que el escenario es muy improbable. En todo caso, desde el momento en que Anglo paga los impuestos, el SII puede tomar cualquier medida —recalcular o retasar— hasta tres años.

El director que se abstuvo

Otro detalle desconocido del acuerdo es que además del voto en contra de Raimundo Espinoza, hubo un director que se abstuvo por tener conflictos de interés.

El ex diputado Juan Luis Ossa, nominado por Sebastián Piñera al directorio, tuvo que abstenerse de votar por estar en negociaciones separadas para vender propiedades mineras a Anglo Ameran.

Fuentes al interior de Codelco aseguran que Ossa no formó parte de ninguno de los dos comités que estuvieron involucrados en las negociaciones y no tenía información adicional reservada.

Ossa integró la Comisión de Minería de la Cámara y fue secretario general de la Sociedad Interamericana de Minería.

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