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Barros cuestiona operaciones relacionadas de SMU y dice que no se ajustan a “precios de mercado”

Barros cuestiona operaciones relacionadas de SMU y dice que no se ajustan a “precios de mercado”

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Una carta inédita para las costumbres de las grandes compañías chilenas presentó el miércoles el connotado abogado Fernando Barros al directorio de SMU, la cadena supermercadista de Alvaro Saieh, que atraviesa una severa crisis financiera.

El profesional –que representaba en la mesa a Southern Cross- renunció al directorio de la empresa, reconociendo que dadas las condiciones en que opera la compañía su labor no ha podido ser fructífera en lograr un buen gobierno corporativo, además de cuestionar duramente la gestión de la compañía.

El pasaje más duro de la misiva, que hoy publica El Mercurio, es el análisis que realiza a las operaciones con partes relacionadas de SMU, acusando que no se hicieron a precios de mercado, es decir, aludiendo a que favorecerían a una de las partes y perjudicarían el interés social de la empresa.

“…Estimo que no se dan las condiciones para que el directorio apruebe o ratifique las operaciones relacionadas al Comité de Gobierno Corporativo en sus sesiones de 27 de mayo y de 1 de agosto de 2013, las que –en mi opinión- no se ajustan a condiciones de mercado y deben ser objeto de un profundo análisis de sus términos y de la verdadera utilidades de los servicios contratados en algunos casos”, dice Barros en la misiva.

En su opinión, los desafíos actuales de SMU requieren “una completa revisión de las operaciones que ésta ha venido celebrando con personas relacionadas”, advirtiendo que no sólo se requiere que sean aprobadas formalmente por el directorio y el comité encargado, sino que sean puestas en conocimiento “de los órganos corporativos competentes, para su análisis y aprobación”.

Este reclamo de Barros es parte de severos cuestionamientos de los representantes de SC por distintos contratos entre SMU y sociedades vinculadas a Saieh que reciben pagos de SMU, incluyendo asesorías pagadas a directores, como su hija María Francisca Saieh, vicepresidenta de SMU, que recibió $ 24 millones en 2012. Los directores de la compañía, dada la precaria situación de la empresa (que ha perdido casi US$ 300 millones en los últimos tres años), en lo formal, no reciben dieta.

La carta de Barros, además, aborda diferentes situaciones que él vio en la compañía y que hasta ahora SMU ha intentado morigerar ante la luz pública. Así, Barros explica que su llegada a la empresa en 2011 buscaba preparar a la compañía para abrirla en bolsa, algo que nunca ocurrió y que “tiene como base una crisis de gestión”. En su opinión, se requiere “un cambio radical en la administración de la compañía, en todos sus niveles, para los desafíos que ésta debe enfrentar en el corto plazo”.

Y junto con ello, considera ineludible “proceder a una completa e inmediata revisión de la información financiera de la compañía”, dado que los errores reconocidos en la contabilización de contratos de arrendamiento “han provocado un cuestionamiento público y privado, que resulta imprescindible revertir en forma inmediata, especialmente considerando que la compañía ha manifestado públicamente su intención de efectuar una apertura en Bolsa en el mediano plazo”.

Barros revela además antecedentes desconocidos. Así lo hace al señalar que la empresa debería introducir correcciones a la información financiera entregada a nivel público “incluyendo, particularmente, el reconocimiento de gastos y el impacto que ellos han tenido en los resultados del primer trimestre y que sólo se reconocieron en meses posteriores”.

Otro punto clave para Barros es Deloitte. Para él, la empresa auditora debe dejar ahora su trabajo con el retailer, deslizando que su labor no es confiable. “Considero imperativo materializar un cambio de la empresa de auditoría externa, para que el directorio y el mercado reciban a la brevedad, la más completa y fidedigna información financiera de la compañía”. Agrega que esa decisión no puede esperar y que los estados financieros al primer semestre deben incluir la revisión de nuevos auditores, pese a que era Deloitte la que estaba analizando la FECU del primer trimestre y las anteriores.

El abogado reitera que la empresa debe sufrir una “profunda reestructuración” operacional y estratégica, la cual no se ha concretado debido a que el directorio ha estado apagando incendios de distinta índole, como los señalados más arriba.

Finalmente, Barros muestra crudamente su decepción en su paso por SMU, donde dice que su objetivo era “lograr un buen gobierno corporativo”, pero que llegó a la convicción “de que no se reúnen las condiciones necesarias para que mi participación en este de directorio sea fructífera…”.

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