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Paraíso de Puerto Rico atrae a ricos que huyen de los impuestos de EE.UU.


En el bar La Factoría de San Juan de Puerto Rico, un operador de fondos de cobertura de 28 años habla sobre el código impositivo. El tema lo obsesiona, y se queja de que los Estados Unidos son el único gran país que grava el ingreso global de sus ciudadanos, no importa donde residan. Por eso se trasladó a Puerto Rico.

En un intento de emerger de una depresión económica de casi una década, el gobierno de Puerto Rico aprobó hace 18 meses una ley que crea un paraíso fiscal para los ciudadanos de los Estados Unidos. Si viven en la isla durante por lo menos 183 días al año, pagan impuestos mínimos o no los pagan en absoluto. A diferencia de Singapur o Bermuda, los estadounidenses no tienen que presentar el pasaporte. Alrededor de 200 operadores, magnates de capital de riesgo y empresarios ya se han trasladado o han manifestado su intención de hacerlo, según el Departamento de Comercio y Desarrollo Económico de Puerto Rico, y el multimillonario John Paulson hace lo posible para que otros sigan sus pasos.

Protestas

La recepción de bajos impuestos que brinda Puerto Rico coincide con el mayor nerviosismo de algunos de los estadounidenses más acaudalados respecto de aumentos de impuestos y de una retórica que apunta contra los ricos. Los impuestos han aumentado luego de 10 años de reducciones del presidente George W. Bush que favorecieron a los más ricos de manera desproporcionada. La crisis financiera global de 2008 y la recesión que le siguió también generaron movimientos como Occupy Wall Street, que concentraron la atención en la creciente desigualdad y en la responsabilidad de las grandes instituciones financieras.

En octubre de 2011, manifestantes marcharon frente a las casas de multimillonarios de Manhattan, entre ellos Paulson. Algo más de un año después, el presidente Barack Obama venció a Mitt Romney en una elección que destacó la riqueza de Romney y sus antecedentes en capital de riesgo.

“Me preocupa el cambio de mentalidad del electorado, que la gente atribuya los problemas a los ricos, a las empresas y al capitalismo”, dice Peter Schiff, ex candidato a senador por Connecticut y ex asesor del aspirante a candidato presidencial estadounidense Ron Paul. “Pienso que los impuestos ya son altos y que lo serán aun más en los próximos años”, tal vez de 60 o 70 por ciento, agrega.

Ahorros en impuestos

Por ejemplo, si se invierten US$100.000 dólares en un certificado de depósito de 5 por ciento que se reinvierte todos los años, se ganaría US$165.000 en intereses en dos décadas si se viviera en Puerto Rico. Si se vive en California, los impuestos estatales y federales pueden reducir esa suma a apenas US$64.000.

Paulson, que ganó US$15.000 millones para sí y sus inversores al apostar contra las hipotecas de los Estados Unidos durante la crisis financiera, contribuyó a iniciar la ola de traslados el año pasado, cuando consideró mudarse a la isla. Paulson, que tiene 58 años, mencionó la excesiva atención de los medios como motivo para no moverse de los Estados Unidos. Los artículos de la prensa, sin embargo, tuvieron una consecuencia inesperada: pronto se corrió la voz entre otras personas ricas de que Puerto Rico quería recibirlas.

Un buen lugar para vivir

A fines de abril, funcionarios de Puerto Rico organizaron una reunión en San Juan destinada a educar a posibles residentes sobre las nuevas leyes y a decirle al mundo que Puerto Rico es un buen lugar para vivir, por lo menos si se tiene dinero.

Los artífices de la reunión fueron Alberto Bacó Bagué, el secretario de Comercio y Desarrollo Económico, y Paulson, que según el gobierno del territorio planea invertir alrededor de US$1.000 millones en bienes raíces en el transcurso de este año y el próximo. Doscientas personas asistieron a la reunión, que contó con grupos de análisis, tours y sesiones informativas con escuelas privadas, operadores inmobiliarios y un especialista en impuestos.

El mensaje fue siempre el mismo: Puerto Rico no sólo significa bajos impuestos. También tiene playas de arena blanca y un clima cálido todo el año. Cuenta con un museo de arte, edificios de apartamentos de lujo, excelentes balnearios como Dorado Beach y una serie de escuelas privadas internacionales que envían a sus egresados a universidades de elite. Hay restaurantes con chefs premiados, está a cuatro horas de avión de Nueva York y opera en el marco de la ley de los Estados Unidos.

El plan de Paulson

Paulson apuesta a que los millonarios se entusiasmarán. En su presentación, en la que pronostica que Puerto Rico se convertirá en “el Singapur del Caribe”, dijo que planea desarrollar propiedades residenciales y de oficinas que superen la oferta de lujo actual.

El gobierno otorga una exención impositiva a las empresas que se trasladen a Puerto Rico y proporciona servicios fuera del país, lo cual es perfecto para un fondo de cobertura con clientes en Nueva York y Londres. Esas firmas sólo pagan un impuesto empresarial de 4 por ciento, en comparación con 35 por ciento en los Estados Unidos. Alrededor de 270 compañías han solicitado el incentivo, según los funcionarios.

El gobernador Alejandro García Padilla, que resultó electo en noviembre de 2012 por un margen de 11.000 votos, impulsa las leyes con la esperanza de que contribuyan a estimular una economía que prácticamente no ha crecido desde 2007.

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