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Xi Jinping demuestra necesidad de un hombre tan fuerte como Mao para impulsar a China


Rodeado de soldados en una guarnición de Macau, el Presidente chino Xi Jinping se pone al hombro un rifle láser de entrenamiento durante una inspección el 20 de diciembre y aprieta el gatillo. Da en el blanco cada vez, según la filmación que emitió la televisión estatal, y genera aplausos.

Es Xi el héroe, Xi el jefe, más parecido al ruso Vladimir Putin que a la imagen sobria que ha cultivado la dirigencia colectiva china desde el destacado líder Deng Xiaoping. Dos años después de llegar al poder, el rostro de Xi es hasta más omnipresente que el de Deng y hace pensar en Mao Tse-tung, cuyo retrato sonriente sigue dominando la Plaza Tiananmen de Pekín.

En momentos en que su gobierno remodela la segunda mayor economía del mundo y comienza a demostrar su poder, China se ha convertido en la China de Xi. Eso se debe en parte a una intención deliberada y, también en parte, a su carisma. Xi, que tiene 61 años, fue el candidato de los líderes salientes y los miembros mayores del partido, que querían un líder que abordara los crecientes desequilibrios del país y dirigiera la economía hacia una etapa de orientación al mercado.

“Querían un hombre fuerte, alguien que pudiera hacer frente a intereses sectoriales locales y que pudiera posicionarse en el plano internacional”, dijo Andrew Nathan, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Columbia. “Tiene ese tipo de personalidad y sentido de una misión”.

Xi refleja un estilo dirigente que crece en algunas de las mayores economías emergentes del mundo: una figura poderosa y carismática que combina nacionalismo y autocracia para ganar popularidad mientras impone una agenda económica y política. Al igual que Putin en Rusia o Recep Tayyip Erdogan en Turquía, una jerarquía emblemática le daría a Xi el apoyo popular necesario para remodelar el país al tiempo que aborda problemas impopulares como la contaminación y la especulación inmobiliaria. El ‘sueño chino’

La tarea de Xi se ha vuelto mucho más difícil como consecuencia del crecimiento del año pasado, que se desaceleró a 7,4%, el ritmo más débil en 24 años. China registró en enero un excedente comercial récord conforme las importaciones experimentaron la mayor caída en más de cinco años producto de la declinación de los precios de las materias primas y de la débil demanda local.

“Como seres humanos, nos resulta más fácil identificarnos con un líder en el que podemos creer y no con una causa abstracta. Mao lo entendía bien”, dijo June Teufel Dreyer, una profesora de ciencias políticas de la Universidad de Miami. “Xi usa ese culto a la personalidad mientras acomete la difícil tarea de reestructurar China”.

Desde su publicación en septiembre, se han vendido más de 3 millones de ejemplares de la recopilación de discursos y escritos de Xi, “La gobernanza de China”, y se la ha traducido a cinco idiomas. Prácticamente todos los jefes partidarios hasta el plano municipal posee un ejemplar.

Su idea del “sueño chino” se menciona 115 veces en el libro, que comprende fotografías suyas paleando tierra para evitar una inundación fluvial, friendo comida en un wok para ancianos de un centro geriátrico y distribuyendo mantas a aldeanos durante un crudo invierno.

Culto a la personalidad

El “culto a la personalidad vuelve con mucha fuerza”, dijo Jean-Pierre Cabestan, director de estudios internacionales y de gobierno de la Universidad Bautista de Hong Kong, que lleva más de 30 años dedicado al análisis de políticos chinos. El ascenso de Xi es para el partido una forma de “encontrar nuevos símbolos, nuevos emblemas que puedan aglutinar la sociedad y encarnar el Sueño Chino”.

Desde que llegó a la jefatura del partido en noviembre de 2012, Xi ha lanzado la lucha más enconada contra la corrupción desde la fundación de la república en 1949 y ha asumido la presidencia de siete comisiones de políticas en áreas tan diferentes como reforma militar, economía y finanzas, y ciberseguridad.

En el tercer plenario del partido en noviembre de 2013, Xi lanzó una serie de compromisos de reformas basadas en la idea de que el mercado debe desempeñar “un papel decisivo” en la economía. El documento, que consta de 60 puntos, comprendió iniciativas desde la flexibilización de la política china de un solo hijo hasta la reestructuración de las empresas estatales.

General y cantante

En su intento de ganar popularidad, Xi cuenta con la ayuda de su esposa, la soprano Peng Liyuan, generala de división del Ejército Popular de Liberación. Suele fotografiarse a la Primera Pareja, un nuevo concepto en el léxico político chino, en visitas de Estado, saludando desde los peldaños de la escalera de un avión o en compañía de otros matrimonios presidenciales.

Una canción popular dedicada a su historia de amor que compusieron cuatro músicos de la provincia central de Henan, se convirtió en noviembre en un éxito en Internet, ámbito en el que conquistó un público de más de 20 millones de personas en cinco días.

Las esposas de los dos antecesores inmediatos de Xi, Hu Jintao y Jiang Zemin, tuvieron poca exposición a los medios y nunca ingresaron a la conciencia colectiva. Son pocos los que recuerdan sus nombres. La Organización Mundial de la Salud nombró a Peng, de 52 años, Embajadora de Buena Voluntad para la Tuberculosis y el VIH/Sida en junio de 2011, así como embajadora de la Unesco para la educación de las mujeres en marzo.

Medios e Internet

El ascenso de Xi también ha significado el fortalecimiento de la ideología, lo que comprende el endurecimiento de la censura de los medios y de Internet, advertencias a estudiantes y artistas para que adopten una posición “correcta” y detenciones de abogados de derechos, activistas y académicos liberales.

Con el culto a la personalidad llega también la atención de los medios, y es raro el día en que Xi no integra los principales titulares de los diarios estatales, por más nimios que puedan ser los acontecimientos en sí. Cuando el Instituto Biográfico Ruso proclamó a Xi la “Persona del año 2014”, el anuncio se convirtió en el acto en la noticia del día en importantes sitios chinos de noticias.

Así como Mao tenía el control de casi total de los medios, los intentos de Xi de acrecentar su estatura dependen de los más de 800 millones de usuarios chinos activos de sitios de medios sociales como QQ de Tencent, y Xi suele dirigirse al público utilizando frases populares en Internet.

“El culto de Xi se formó en parte gracias a los antecedentes personales de Xi y a que la cultura china se caracteriza por la veneración de emperadores o líderes fuertes”, dijo Zhang Lifan, un historiador de Pekín que trabajó en la Academia de Ciencias Sociales de China y cuyo padre fue perseguido durante la Revolución Cultural de Mao luego de desempeñarse como viceministro. “La deificación de Xi da cuenta de una atmósfera de crisis en el partido. Cuanto más alto trepe en el altar, más dura sería la caída”.

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