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Salario mínimo: continúa la discusión entre dignidad y populismo


Sin duda el Gobierno ha hecho hasta lo imposible para convencer a todos los sectores de que está haciendo la mejor oferta del mercado. Ministros y hasta el Presidente Sebastián Piñera han defendido los $193 mil pesos que Hacienda ha instalado como tope. ¿Ha estado ese esfuerzo bien dirigido?

Pero por persistentes no se han quedado. El Ministro Larraín ha llegado a plantear una fórmula que incluye un reajuste para 2013, el que incluso podría superar los $200 mil pesos durante próximo año. A pesar de esto algunos parlamentarios del oficialismo se siguen oponiendo al proyecto. Pero lo importante es que este sistema de reajustes futuros comprometidos, aunque sea a nivel político, debería generar mucho apoyo de la población y representar un costo para el siguiente gobierno, por lo tanto parece un camino viable y deseable por donde se mire.

Pero los recursos no han sido pocos. El Presidente Sebastián Piñera y el timonel de RN Carlos Larraín llegaron a llamar personalmente a algunos diputados para negociar directamente con ellos.  En otras palabras, el apego a la línea partidista no es el reflejo de solidez necesaria, sino que el resultado de la dilución de la propuesta de valor de los partidos a sus miembros, comentada en otros artículos.

Con el constante rechazo el gobierno apuesta, y pondrá todos sus esfuerzos en negociar e insistir con su oferta en el Senado, donde -más allá de los reparos a la cifra- la oposición ve con buenos ojos establecer una fórmula para fijar reajustes plurianuales del salario mínimo. El efecto de estos reajustes, en empleo principalmente, no se debería reflejar en este gobierno.

Por eso es importante ahondar en este punto. La principal excusa ha sido constante: la incidencia del salario mínimo en el empleo. Para ser claros es preciso decir que esta afirmación, es una verdad “absoluta”, y así lo demuestra la ciencia económica, que el aumento del salario mínimo genera mayor desempleo, pero sólo por la ausencia de otros cambios, como mayor flexibilidad laboral.

Es por eso que a esta negociación le hace falta un cambio de táctica. ¿Qué pasaría si el ministro de Hacienda o el de Economía en cadena nacional repasaran brevemente el racional que existe detrás de este argumento? ¿No sería eso mejor que escuchar a diputados de todos los ángulos “opinar” sobre lo que ellos “creen” que sucedería? La relación entre desempleo y salario mínimo no es tan intuitiva, sin embargo no es materia de opinión: mayor salario mínimo genera más desempleo, punto.

Es importante que en este punto las autoridades ya se detengan a analizar: ¿Invierto mi tiempo y fuerzas en “alinear” y negociar con una decena de diputados o en compartir conocimiento con la población? Insistimos, al oficialismo, a la oposición y los grandes empresarios se les olvida un acto ¡la población!

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