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En la era de la digitalización, Cloud Computing o morir


En la era de la digitalización resulta impresionante ver la velocidad con la que se desarrollan, cambian y se transforman las cosas. Cualquiera de nosotros puede mencionar en charla de café con amigos, sin tener que pensar mucho, ejemplos de la forma en que nuestra vida cotidiana esta absorbiendo esta digitalización. Tan solo por citar algunos propios que van desde mi hijo Bruno de 4 años y su incansable (y algo frustrante) intento de pasar con su dedo índice las páginas de cuanto monitor o pantalla se le pone adelante sin importar si se trata del viejo televisor CRT con tubo de su abuela o el nuevo 4K recientemente adquirido por su tío, o su papá configurando a través de internet y desde el trabajo la temperatura del aire acondicionado para encontrar en casa la frescura que permita soportar el verano porteño.

La digitalización está transformando todo a nuestro alrededor y las empresas no están exentas de esto. A tal punto que hoy más que nunca se trata de digitalizarse o morir. Quien no logre darle a su negocio, usuarios y clientes una experiencia en línea de calidad, innovadora, intuitiva y de autoservicio, estará condenado a desaparecer.

En este contexto, las TIs toman una relevancia superlativa en cualquier empresa. Son, ni más ni menos, las encargadas de permitir e impulsar la transformación digital; transformación que implica una fuerte impronta social, que virtualiza en datos al mundo real, los almacena en recursos de nube (Cloud), creando repositorios masivos (BigData) y convirtiéndolos en información valiosa y procesable (Analytics).

Tecnologías disruptivas tales como Internet móvil, robótica, impresión 3D, vehículos autónomos, casas inteligentes, Internet de las Cosas, entre muchas otras, representan un cambio inimaginable para los próximos cinco años en donde las TIs no tienen ninguna chance, con algún grado de confiabilidad, de anticipar plenamente las necesidades de negocio si no se transforman para focalizar sus esfuerzos en ser más eficientes, innovadoras y, por sobre todas las cosas, flexibles. 

En este sentido, las tecnologías de Cloud Computing resultan para las TIs y sus empresas uno de los facilitadores preponderantes a la hora de iniciar y continuar este vertiginoso camino de transformación digital.

Lejos estamos ya de los miedos e incertidumbres (principalmente asociados a los riesgos de seguridad) que este paradigma planteó en sus inicios y hoy en día nadie se atrevería a poner en duda los beneficios tangibles que los servicios en cloud, en sus diferentes opciones, IaaS, PaaS y SaaS, pueden brindar a las empresas en pos de ser más eficientes, ágiles e innovadoras y que, al mismo tiempo, les permitan reducir los costos de operación, gestión y mantenimiento.

Suelo viajar a Santiago frecuentemente y casi con la misma frecuencia suelo sorprenderme por la estabilidad de su economía reflejada en la velocidad con que las empresas de las más variadas industrias se encuentran transitando proyectos de adopción de estas nuevas tecnologías de TI. Lo sorprendente es que esto no solo se palpa en el ámbito privado. A partir del 25 de febrero Chile será el primer país de Latinoamérica en ofrecer servicios de Cloud Computing a través de un catálogo electrónico a sus diferentes organismos estatales.

Ahora bien, los que nos dedicamos a esto, sabemos que no siempre nos encontramos con una camino de rosas a la hora de impulsar e implementar proyectos de Cloud Computing y siempre existen piedras en el camino que pueden frenarnos en seco si no las removemos a tiempo. Un proyecto de Cloud Computing esta condenado al fracaso si el mismo no implica una gestión automatizada, ágil, eficiente, segura y confiable. La única forma de lograr esto es definiendo e integrando procesos, personas y tecnología; sin lugar a dudas, en estos tres pilares radica el éxito:

Procesos que gobiernen con buenas prácticas la gestión de requerimientos, incidentes, problemas y, por sobre todo, cambios.

Personas que adopten los procesos con “obsesión” por automatizar y “obstinación” por innovar.

Tecnologías que permitan gestionar la heterogénea infraestructura de cloud en forma eficiente, que no generen un “vendor lock” y que en forma centralizada y unificada cubran las necesidades de gestión no solo para el día 1 sino para el día 1.000.

Tan importante es este tridente que, si alguna de sus puntas fallase o no existiera, tiraría por tierra los ya conocidos beneficios que a priori pretendemos conseguir mediante la implantación de tecnologías de cloud computing, y por consiguiente, la inevitable frustración de TI al impedir la transformación digital de su empresa.

Brian Alexander
Sales Director, Americas for Cloud and Automation
BMC

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