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Propuesta tributaria de la oposición incorpora cambio radical a impuestos a combustibles


Durante la tarde del lunes, los integrantes de la comisión de reforma tributaria de la oposición, llegaron hasta la sala 144 del ex Congreso para iniciar la discusión de uno de los últimos puntos de su propuesta: el impuesto a los combustibles.

Pese a ser un tema, que en términos generales, cuenta con el respaldo de todos los integrantes de esta comisión -pertenecientes a partidos de la Concertación, MAS, MAIz y PC- ayer fue debatido largamente para definir los detalles precisos con los que se materializará en el documento final.

En este sentido, la oposición busca dar un vuelco en el actual sistema, para beneficiar y fomentar el uso de combustibles «más limpios».

Los integrantes de la comisión insisten en que es necesario ampliar el mecanismo e ir más allá del Impuesto Específico a los Combustibles (IEC), el que está destinado única y exclusivamente al transporte terrestre.

Por esta razón, esta propuesta busca aplicar un impuesto a todos los combustibles fósiles, es decir: gas, carbón, gasolina y diesel, que sea proporcional a la cantidad de emanaciones contaminantes que se generen durante su utilización. Así, su precio se calcularía a partir de un valor base más el que se determine por «tributo contaminante».

Bajo esta lógica, los integrantes de la comisión aseguran que se realizaría una rebaja, por ejemplo, en el precio del transporte público, ya que el diesel experimentaría una baja en su valor, lo que beneficiaría a las clases sociales medias y bajas que dependen del Transantiago para trasladarse.

Al contrario, el uso del carbón, que actualmente es uno de los combustibles más baratos, se podría convertir en uno de los más caros debido a la cantidad de emanaciones contaminantes que se producen durante su utilización.

Así, el cálculo del valor de los combustibles se establecería mediante una fijación semestral, de acuerdo a un precio promedio.

Además, el nuevo tributo no sólo sería aplicado a los vehículos terrestres como autos, camionetas, camiones, etc, sino que también a otras actividades económicas como la industria, minería y agricultura.

IMPUESTO A LA CILINDRADA

En la reunión del lunes, el economista Hernán Frigolett, representante del Partido Socialista en la comisión, presentó además la idea de implementar un impuesto a la cilindrada, es decir, un tributo a todos aquellos automóviles que tengan un motor de entre 2.000 y 3.500 cc.

Bajo este sistema, estos vehículos, que generalmente son los más caros del mercado, deberán pagar un tributo especial por el hecho de realizar un uso de combustibles superior al promedio, entendiendo eso sí, que la tecnología de esas máquinas efectivamente no contamina.

La forma de recaudar sería a través de un cobro extra en el pago de los permisos de circulación que se hacen todos los años en marzo. Sin embargo, este impuesto no iría a las municipalidades como ocurre hoy,  sino que al sistema de recaudación fiscal.

Para la oposición, la implementación de este tipo de impuestos entregaría una ventaja importante a la incorporación de otros tipos de combustibles más limpios, lo que a su juicio es sólo una respuesta a la tendencia energética mundial.

La propuesta completa de la reforma está programada para ser entregada en cerca de 15 días, preferentemente antes de que el gobierno oficialice la suya, que de acuerdo con Hacienda debería ocurrir a fines de abril.

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