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Unidad hoy día compañeros. No esperemos mañana Opinión

Unidad hoy día compañeros. No esperemos mañana

Después de todo lo vivido por nuestro país, después de la tremenda votación del Apruebo, se podría pensar que todos habíamos entendido la señal. Lamentablemente el momento y proceso político actual vive lo mismo de siempre. Hoy tenemos jóvenes, que se suponía, llegaron para renovar la política, y que, con el argumento infantil y poco serio, de que no podemos buscar la Unión con el sólo propósito de que no gobierne nuestro adversario, se transforman en los peores enemigos de la unidad. ¿Quién ha dicho que ese es el único propósito? todos tenemos claro que debe ser en base a mínimos acuerdos y sabemos que esos consensos están. Otra cosa es, no pensar en el país sino más bien, pensar, con mucho egoísmo, en el camino propio del fortalecimiento identitario pasando por encima de lo que pide el país


Quizás ustedes lo han visto y han escuchado, el encendido discurso de mi padre, ante un público femenino, en el día internacional de la mujer. En esa oportunidad, termina su discurso haciendo un enérgico y ferviente llamado a la unidad: “La Unidad tenemos que hacerla hoy día compañeras, no esperemos mañana, ¡¡¡hoy día!! y que ése, sea el mandato, tal vez, el mandato con más fuerza de ustedes, exigirles a los hombres que tengan pantalones para que vuelva la democracia y libertad a nuestro país”.

En casa crecí escuchando la palabra “Unidad”, en ese entonces, no lograba dimensionar la importancia que tenía para nuestro país. Las pocas veces que mi padre compartió su agenda con nosotros, fue un día que llegó a casa muy contento y nos contó que había logrado que se reunieran Manuel Bustos con León Villarin y que la unidad se veía más factible que nunca.

Mi padre estaba abocado en esos años en buscar la tan anhelada Unidad, sabía perfectamente, que era la única posibilidad de lograr objetivos y metas importantes, en ese periodo, era el fin de la dictadura. Aspiraba que trabajadores, trabajadoras, estudiantes, dueñas de casa y todos, se unieran con un único objetivo, recuperar la libertad y democracia para nuestro país. Corrían los años 80 y a pesar de todos los horrores que se conocían de la dictadura, no era un desafío fácil.
Han pasado los años y seguimos sin cambiar, ¿Qué dificulta un propósito tan claro y noble? ¿serán egocentrismos? ¿Los personalismos de siempre? ¿Será envidia? ¿Ansias de poder? La verdad que son muchos los factores, algunos dicen que está en nuestra idiosincrasia, ya que la falta de unidad está instalada en toda la sociedad, desde la clase trabajadora hasta la clase política.

El modelo de mercado, las prácticas mercantilistas, el egoismo exacerbado del modelo neoliberal, la doctrina de la Constitución actual se ha instalado también a nivel general en el mundo del trabajo y en todas las empresas, por eso, en la mayoría de estas existen más de 1 sindicato y mucha atomización.

Quizás el ejemplo más extremo y claro, es en el Transantiago, donde existen cerca de 18.000 trabajadores distribuidos en más de 200 sindicatos. Si, más de 200 sindicatos. Me pregunto: ¿No se darán cuenta del poder que tendrían, si estuvieran todos los trabajadores afiliados en un sólo gran sindicato? ¿No tendrían ya mejores condiciones laborales si los 18 mil trabajadores hubiesen negociado unidos y con un solo objetivo? Este solo caso y las permantenes demandas de los trabajadores por mejores condiciones laborales nos deja una gran lección, unidos y solo unidos podemos lograr los cambios que permitan un mejor futuro para el pais. Como hemos escuchado muchas veces, la Unidad hace la fuerza.

[cita tipo=»destaque»] Muchos jóvenes no vivieron la dictadura, sé que han leído la historia, pero definitivamente es muy distinto vivirla que leerla, una vez le pregunté a un joven diputado nuevo, si conocía la historia del grupo de los 10, grupo de dirigentes sindicales opositores a la dictadura, me contestó que nunca había escuchado de ellos, esa respuesta me provocó desazón y tristeza, pero a su vez refleja la actitud de desprecio de muchos de ellos hacia la verdadera historia. Algunos también son muy críticos con personas que lucharon en dictadura, pero espero que, al menos, sí conozcan que muchas personas murieron y entregaron su vida por la unidad.[/cita]

Después de todo lo vivido por nuestro país, después de la tremenda votación del Apruebo, se podría pensar que todos habíamos entendido la señal. Lamentablemente el momento y proceso político actual vive lo mismo de siempre. Hoy tenemos jóvenes, que se suponía, llegaron para renovar la política, y que, con el argumento infantil y poco serio, de que no podemos buscar la Unión con el sólo propósito de que no gobierne nuestro adversario, se transforman en los peores enemigos de la unidad. ¿Quién ha dicho que ese es el único propósito? todos tenemos claro que debe ser en base a mínimos acuerdos y sabemos que esos consensos están. Otra cosa es, no pensar en el país sino más bien, pensar, con mucho egoísmo, en el camino propio del fortalecimiento identitario pasando por encima de lo que pide el país. Fenómeno del cual, muchos otros más viejos, no están exentos de responsabilidad.

A todos ellos les pido coherencia y altura de miras. La ciudadanía nos exige Unidad, nos exige ponernos de acuerdo, encontrar nuestros puntos de encuentro, dejar de lado los personalismos y, de una vez por todas, demostrar con hechos que el bienestar de chile está por sobre todo.

El 25 de octubre, para el plebiscito, vimos la esperanza de millones que optaron por un nuevo Chile, optaron por un país más justo, con dignidad para todas y todos, quedó claro que el pueblo optó por el pueblo.
La ciudadanía habló fuerte y claro ese día, así comenzaba un proceso electoral que será fundamental para el destino de Chile. Habrá elecciones de constituyentes, presidenciales, de  alcaldes, de gobernadores regionales y parlamentarios. Es deber de la política recuperar la confianza ciudadana, sobre todo, en la elección de constituyentes, que, de no contar con una amplia mayoría nuestra, seguirá la derecha manteniendo su poder de veto.

Lamentablemente, no fuimos capaces de ponernos de acuerdo para realizar primarias en todo el país, algunos harán primarias en algunas comunas, solo 3 semanas después de las oficiales del Servel y financiadas por el estado, incomprensible tamaña negligencia. Y aún peor, la elección de abril, la enfrentaremos sin lista única de candidatos constituyentes. Y si no logramos repetir la alta votación del apruebo en las elecciones de constituyente, esa votación pasará a la historia, como un hermoso recuerdo, pero nada más que eso, la verdadera votación se juega el día 11 de abril y debemos presentarnos en forma unida.

Muchos jóvenes no vivieron la dictadura, sé que han leído la historia, pero definitivamente es muy distinto vivirla que leerla, una vez le pregunté a un joven diputado nuevo, si conocía la historia del grupo de los 10, grupo de dirigentes sindicales opositores a la dictadura, me contestó que nunca había escuchado de ellos, esa respuesta me provocó desazón y tristeza, pero a su vez refleja la actitud de desprecio de muchos de ellos hacia la verdadera historia. Algunos también son muy críticos con personas que lucharon en dictadura, pero espero que, al menos, sí conozcan que muchas personas murieron y entregaron su vida por la unidad.

Unidad política para lograr los cambios que Chile necesita. Unidad entre trabajadores, pues solo unidos podemos lograr empleos dignos; unidad entre trabajadores y empresarios, para que el crecimiento sea para todos y no unos pocos; unidad social, donde los partidos recuperen la confianza perdida siendo coherentes entre lo que dicen y hacen. Solo así Chile será esa patria que garantice un estado de bienestar, donde todas y todos nos sintamos integrados, escuchados, acompañados. Aún hay tiempo, compañeros.
Por tanto, tal como lo dijo mi padre hace 39 años, mi llamado desesperado es: La Unidad tenemos que hacerla hoy día compañeros, no esperemos mañana, ¡¡hoy día!!.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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