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Obra “Síndrome de resignación”: la vida que no fue CULTURA|OPINIÓN

Obra “Síndrome de resignación”: la vida que no fue

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Carola Cares Inostroza
Por : Carola Cares Inostroza Periodista, colaboradora de Fogata Cultura. Conductora del podcast de artes escénicas "Prendiendo la Fogata". Coordinadora del club de apreciación “Vamos al teatro (mientras el lobo no está). ”@laespectadoracl
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El texto está construido con la crudeza de la realidad, hilvanado con los dolores, las culpas y los arrepentimientos de madre e hijo. Que el montaje transcurra en un subterráneo en el que, además, se nos sitúa en un sótano, no es casual. Estará en noviembre en el Festival Teatro en Casa.


El “Síndrome de resignación” es, lo que podríamos llamar, una enfermedad rara. Se han identificado casos únicamente en Suecia, en hijos e hijas de quienes buscan asilo, principalmente desde la ex Unión Soviética y los Balcanes.

Son niños y niñas, en apariencia “normales”, pero que dejan de moverse, hablar e interactuar con el mundo. Una nota de la BBC señala que “los profesionales de salud que tratan a estos niños están de acuerdo en que el trauma es lo que ha causado su aislamiento del mundo”. Este es el punto de partida de la obra homónima de Teatro Poiesis, que estará en noviembre en el Festival Teatro en Casa.

Norma (Jacqueline Adrián) es la madre. César (Juan Gálvez), el hijo. La obra no se desarrolla en un teatro tradicional, sino en el subterráneo de Casa Palacio. Este es el hogar de Norma, imaginamos el comedor y el televisor en el que ve la teleserie turca. En el sótano de la casa está César, su hijo drogadicto.

El texto está construido con la crudeza de la realidad, hilvanado con los dolores, las culpas y los arrepentimientos de madre e hijo. Que el montaje transcurra en un subterráneo en el que, además, se nos sitúa en un sótano, no es casual. “No se puede estar más en el fondo”, dice César. No, no se puede. El abandono de un padre alcohólico y de la sociedad, han dejado huellas profundas, cicatrices, en los personajes.

El texto de Mara Ibaceta se aleja de la victimización, no hay discursos ni moralejas. Son una madre y un hijo tratando de conectarse, de encontrar amor en un vínculo atravesado por la rabia y la precariedad, por la falta. Norma intenta cuidar a César de la única –o tal vez la última– forma que se le ocurre: lo encierra.

Quizás el aislamiento y la soledad lo curan. Sin embargo, el “Síndrome de resignación” también se parece a una vida sin mayores perspectivas ni futuro. Es, en un sentido literal, la resignación a una vida que no fue.

El diseño del espacio invita a las espectadoras a sentarse o recorrer la sala. No somos público, sino parte de la escena de una manera muy íntima. Podemos elegir desde dónde mirar, y movernos para encontrar un ángulo que nos permita ver lo que queremos. Esta posibilidad suma un desafío extra para Jacqueline Adrián y Juan Gálvez, quienes desempeñan sus roles de manera impecable, sin excederse ni limitarse.

Logran, además, esa conexión dolida de quienes son familia pero están lejos uno del otro, y sumergen a la espectadora en textos cargados de humor, para luego devolvernos a la realidad. Una obra conmovedora, muy bien escrita, con una dirección de Mara Ibaceta y Daniela Araneda que permite el correcto desarrollo de los personajes y, finalmente, contar una historia sin juicios.

 

FICHA ARTÍSTICA
Dirección: Daniela Araneda y Mara Ibaceta
Dramaturgia: Mara Ibaceta
Producción: Noel Saint Jean
Elenco: Jacqueline Adrián y Juan Gálvez
Diseño integral: Paula González
Composición musical: Hugo Araneda
Registro fotográfico: Catalina Cortes
Versión audiovisual: Vicente Corté
Prensa: Claudia Palominos

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