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Don Elías, el inigualable

Don Elías, el inigualable

Julio Salviat
Por : Julio Salviat Profesor de Redacción Periodística de la U. Andrés Bello y Premio Nacional de Periodismo deportivo.
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“A medida que va aumentado su experiencia, Figueroa ha acumulado un señorío desconocido en un zaguero. Da la sensación de ser impasable, infranqueable; que ante él se luchará en vano; que está en su zona por encima del bien o el mal…” (Descripción hecha por la prensa uruguaya del mejor jugador chileno de la historia).


Que la revista El Gráfico le dedicara alguna línea elogiosa a un jugador chileno era, en los ‘70, una curiosidad. De pronto, por esos años comenzó a ser frecuente que aparecieran párrafos destacando a Elías Figueroa. Era el central que nos envidiaban, y lo ponían a la altura de Roberto Perfumo, que era lo máximo que tenían por ahí cerca.

A fines de enero de 1977 tuvieron que dedicarle páginas.

Y la historia, en ese sentido, comenzó en Venezuela.

La sorpresa que se llevó Lázaro Condal, jefe de la sección deportiva del diario El Mundo, de Caracas, sólo fue comparable a la que experimentó Figueroa.
“Esto es asombroso”, comentó el periodista al tabular la encuesta practicada con colegas de 18 países para determinar cuál era el mejor futbolista del continente en 1976.
En Santiago, entrenando por Palestino, el jugador tampoco lo podía creer: “Sinceramente, no lo esperaba”, dijo al saber que se le había designado por tercera vez consecutiva como el número uno de América.

Elegir al mejor jugador era idea original en nuestro continente, pero tenía su precedente en el France Football, la prestigiosa revista francesa que ya por entonces concedía anualmente el Balón de Oro al mejor futbolista europeo.

El método de elección era el mismo: cada encuestado -uno por país- entregaba una lista de cinco nombres. El consignado en el primer lugar recibía cinco puntos; el segundo, cuatro; el tercero, tres; el cuarto, dos; el quinto, uno.

Connotados periodistas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos (que participaba por primera vez), Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela participaron en un referéndum que daba todas las garantías, puesto que la parcialidad en que podía incurrir alguno ellos no lograba influir en el veredicto final.

Al ser galardonado por tercera vez consecutiva, Elías Figueroa estableció un récord aún inigualado.

Los fundamentos de la distinción los resumió El Mundo:
“El chileno es el mejor por su enorme calidad futbolística. Por su regularidad para mantenerse siempre en un plano estelar. Por la jerarquía de su fútbol, en que su genio y temperamento la hacen alcanzar -aun sin proponérselo- la condición de líder o caudillo”.

El representante de Uruguay lo dijo con otras palabras:

“A medida que va aumentado su experiencia, Figueroa ha acumulado un señorío desconocido en un zaguero. Da la sensación de ser impasable, infranqueable; que ante él se luchará en vano; que está en su zona por encima del bien o el mal. Su flexibilidad física, su prestancia, su dominio de la pelota y del juego lo convierten en un espectáculo dentro del espectáculo. Tiene el toque de distinción de un gran delantero, la fuerza y la dinámica de un volante y la determinación de un crack lanzado a vencer”.

Formado en Wanderers, acrisolado en Unión Calera, seleccionado nacional a los 18 años, Elías Figueroa había emigrado antes de cumplir los 20 a Peñarol. Y de allí había pasado al Internacional de Porto Alegre, donde aún se le recuerda con nostalgia. Contribuyó por esos años a la clasificación de Chile a los mundiales de Inglaterra (1966) y Alemania (1974), eventos en lo que también llamó la atención de los expertos europeos.

Cincuenta y un puntos acumuló Don Elías en la encuesta americana de 1976. Uno más que el año anterior. En 1975 había superado por 24 puntos a Norberto Alonso, de River Plate, uno de los jugadores más virtuosos producidos por el fútbol argentino en las últimas décadas. Esta vez superaba por 17 a Zico, del Flamengo, considerado el sucesor de Pelé. Y más abajo figuraban astros de la talla del también brasileño Rivelino, del arquero argentino Hugo Orlando Gatti y del central brasileño Luis Pereira, así como en los años anteriores había superado al goleador uruguayo Fernando Morena.

Cuando Figueroa recibió su premio en Caracas, tres grandes del fútbol mundial -Tostao, Teófilo Cubillas y Pelé- lo miraban con sana envidia: ellos también habían sido premiados. Pero sólo una vez…

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