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[Opinión] Un duelo de pronóstico reservado

[Opinión] Un duelo de pronóstico reservado

Julio Salviat
Por : Julio Salviat Profesor de Redacción Periodística de la U. Andrés Bello y Premio Nacional de Periodismo deportivo.
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Uruguay asoma como un rival temible por la imbatibilidad en su reducto, la corpulencia de sus jugadores, la capacidad para el choque y la contundencia en el juego aéreo. Pero Chile también tiene lo suyo.


Después de tanto récord batido (quinto lugar en el ránking mundial) y de tanta hazaña inédita (campeón de la Copa Sudamericana y de la Copa América), a Jorge Sampaoli se le presenta un nuevo desafío para seguir inscribiendo páginas gloriosas: ganar en el estadio Centenario (nunca me escucharán decir “mítico”, porque ya no corre y porque está demasiado repetido).

El coloso de Montevideo es uno de los reductos inexpugnables para el fútbol chileno, igual que el Maracaná carioca y el Monumental bonaerense. En más de un siglo de confrontaciones, cada puntito rasguñado fue una hazaña. Y es lo máximo que la selección chilena de fútbol ha podido conseguir.

Para allá parte la Roja este lunes y allí se meterá el martes en busca de puntos que la consoliden en su camino hacia Rusia 2018. La tarea es superar el aplaudido 2-2 que consiguió con Marcelo Bielsa en el camino hacia Sudáfrica 2010, cuando Marcelo Salas anotó los dos goles, los últimos que convirtió con el escudo pegado al pecho.

Al frente estará el nuevo Uruguay…, que es el de siempre: jugadores corajudos, de gran físico, potentes, directos, mañosos.

Hubo un rato en que Uruguay se salió de sus moldes tradicionales, tal vez porque contó con una generación privilegiada y con un técnico que no le hace asco a la refriega pero que prefiere la pelota bien jugada. Agregando muy buen fútbol a su espíritu de lucha, fue cuarto en el Mundial de Sudáfrica 2010) y campeón en la Copa América 2011, en Argentina.

De esos cuadros victoriosos aún quedan muchos en la titularidad celeste. Y son los que aportan calidad y sabiduría.

El arquero es el mismo: Fernando Muslera. Un meta atajador, de buenos reflejos, absolutamente confiable.

En defensa, Uruguay utiliza siempre una línea de cuatro. Los jugadores que ocupará ante Chile son Álvaro Pereira , Diego Godín, Sebastián Coates y Martín Cáceres. Todos estuvieron en la Copa América que Uruguay obtuvo por décimo quinta vez. Los centrales son dos postes de casi dos metros, insuperables en el juego aéreo defensivo y peligrosísimos cuando buscan tiros libres y de esquina en el área rival. Godín está entre los mejores zagueros de mundo y Coates se consolidó después de ser designado el mejor jugador joven en Argentina 2011… Los laterales son menos predecibles. Pereira anduvo muy perdido en el encuentro con Ecuador (1-2 en Quito el jueves pasado) y Cáceres apareció muy poco en ataque. Pero ambos tienen más. No por nada juegan en el Porto lusitano y la Juve italiana, respectivamente.

Por lo general, los celestes copan el mediocampo. Algo tendrán que cambiar en relación al último partido, porque ahora serán locales, pero no es un equipo que se instale en campo contrario. En ese sector dan la lucha y, ganada la pelota, la estocada es instantánea. En Quito, mientras estuvieron igualados, ocuparon a cinco en ese sector: Carlos Sánchez, Egidio Arévalo Ríos, Nicolás Lodeiro, Álvaro González y –asómbrese- Edinson Cavani. Sólo el primero no estuvo en la final que ganaron a Paraguay en Buenos Aires. El bueno para la pelota y gran habilitador es Lodeiro, que juega en Boca Juniors. Los demás raspan y empujan. Y lo de Cavani fue un suicidio: se dedicó a perseguir al volante ecuatoriano Montero, y malgastó energía lejos del área rival, donde está su fuerte. Una molestia física de Álvaro González le permitiría Mathias Corujo meterse en la batalla.

Seguramente Abel Hernández no estará tan solo en el ataque uruguayo. Lo más probable es que Cavani se le acerque más. Y capaz que asome Diego Rolán, su gran promesa. La víctima de Gonzalo Jara andaba muy perdido con el gol y en Quito cortó una sequía de 347 minutos sin convertir. Hernández, que juega en el Hull City, de Inglaterra, no tiene grandes índices goleadores (68 en 211 partidos), pero es peligroso por su velocidad.

El gran alivio para Chile es que no estará Luis Suárez, uno de los mejores delanteros del mundo, máximo anotador de la escuadra uruguaya en su historia y que normalmente le hace goles a la Roja. En la clasificatoria pasada, le metió cuatro en 90 minutos.

No será fácil para Chile. Tampoco para Uruguay.

Con características tan distintas, ganará el que imponga su estilo.

La Roja se la juega por la posesión, la velocidad y el traslado a ras de piso. La Celeste, por el choque, el pelotazo y el juego aéreo.

El pronóstico, en todo caso, es absolutamente reservado.

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