Medel descolló en el despliegue de Chile y Silva fue un notable aporte defensivo al esquema de juego que dio el título sudamericano a la “Roja”.
En el desarrollo táctico del primer tiempo fue evidente que, a pesar de cierta supremacía establecida por Argentina en las ocasiones de gol, el despliegue de la “Roja” le permitió demostrar el acierto de su renovada organización defensiva.
La inclusión de Francisco Silva armonizó mejor los movimientos, estableciéndolo en una línea junto a Medel y Marcelo Díaz, que se retrajo a lo menos veinte metros en la cancha para ser un “líbero” atento y eficiente y respondió en los primeros 45 minutos.
Incluso, a los 32’ Silva metió un gran pase de 30 metros por la derecha que fue mal resuelto por Vargas. El posicionamiento de Vidal delante de esa línea de cinco compactó más la repuesta defensiva, mientras que Valdivia se movió con soltura y esta vez Beausejour tuvo más proyección que Isla por las orillas.
Las pelotas detenidas fueron un problema latente para la “Roja” y en un tiro libre conectado por Agüero estuvo la gran ocasión de gol frustrada por Bravo en el primer tiempo.
En Argentina, la lesión de Di Maria forzó el ingreso del Pocho Lavezzi, que le dio mayor vivacidad a la ofensiva, como resultado de un funcionamiento muy afinado y un ordenamiento defensivo sin fisuras.
Las tarjetas amarillas mostradas a Díaz. Silva y Medel por faltas de juego marcaron un detalle relevante. Yen el caso del Pitbull, la patada en el estómago de Messi estuvo muy cerca de merecer una roja…
Ya en la segunda etapa, Argentina intentó presionar más y en ese trajín creció la figura del perro (pitbull Medel) y del Gato (Silva), que extremaron sus esfuerzos para anticipar a Messi y el Kun Agüero.
En tanto, la falta de confianza y de chispa condenó a Alexis a un rol complementario que no le acomoda, dejando muy huérfano de apoyo a Vargas en los afanes ofensivos de Chile.
En los 73’ fue Higuaín quien remplazóó a Agüero y la salida de Valdivia a los 74’ –remplazado por Fernández- fue un reflejo de su cansancio y tuvo la expresión ostensible de su enojo por la decisión de Sampaoli.
Con Lio Messi –un crack sin alma- tan titilante e inconstante como Alexis, la suerte del partido estuvo entregada a los aciertos colectivos. A los 89’ Silva derribó a Higuaín en el área –tomándole de la cintura- en una acción que muchos interpretaron como un claro penal no cobrado por el juez colombiano.
El tiempo suplementario agregó el agotamiento físico como factor trascendente. Banegas mejoró el trajín intermedio de Argentina mientras que Sampaoli reservó un cambio y sólo hizo ingresar a Henríquez, mientras afuera Pizarro se moría de ganas de ingresar a la batalla decisiva.
Luego de 120 minutos de lucha y emoción permanente, el empate destinó el título a la definición por penales, en un juego de “ruleta” que casi siempre ganan los mejor preparados. Con la corona en las manos privilegiadas de Romero y Claudio Bravo…
