Cristián Izquierdo: “Mi mejor recuerdo es de una casa que arquitectónicamente era una porquería”
¿Alguna vez te has preguntado cómo las ventanas de una casa reflejan decisiones políticas o cómo un simple café puede ser un modelo de convivencia urbana? Cristián Izquierdo es un destacado arquitecto chileno, profesor de Taller en la Facultad de Arquitectura de la PUC.
Ha sido ampliamente reconocido por su enfoque en proyectos residenciales, sociales y públicos como “modelos de civilidad”. En una animada conversación en “De aquí no sale”, Cristián Izquierdo, nos muestra cómo la arquitectura no solo da forma a los espacios en los que vivimos, sino también a nuestras relaciones, formas de vida y experiencias cotidianas.
Abordamos temas de cómo desde el tamaño de una ventana en una casa árabe, la cantidad de árboles o los materiales utilizados trascienden lo estético para convertirse en posturas políticas y culturales.
“El diseño de espacios puede separar o conectar lo que sucede dentro de una casa con el mundo exterior, definiendo conceptos como privacidad, funcionalidad y hasta la temperatura adecuada para un hogar”.
Inspirado en anécdotas personales, como una casa “muy cuestionable en términos arquitectónicos y de la que guardo los mejores recuerdos de mi vida” o la fascinación que le genera el vanguardista desarrollo del proyecto de megaedificio ciudad que se construye en Arabia Saudita (conocido como “The Line”) Izquierdo nos lleva a reflexionar sobre cómo los espacios que diseñamos influyen en nuestra percepción del mundo y nuestras posibilidades de encuentro y acción.
Aborda también cuestiones generalmente omitidas, como la cuestión del estatus “¿Queremos reflejar con nuestras construcciones lo bacanes que somos….o que queremos ser”?”
El arquitecto describe cómo se ejerce una profesión donde hay que armonizar al mismo tiempo materiales con tecnologías, posibilidades técnicas con ideales de habitabilidad, encargos con restricciones económicas y regulatorias con la decisión que generalmente es “el gasto más caro de la vida de cualquier persona”. Destaca que la arquitectura no siempre es vivida conscientemente, e incluso más, que es irrelevante frente a otras experiencias humanas mucho más poderosas que ocurren en los mismos espacios, pero no por eso deja de ser importante. “Pasa lo mismo con casi todas las obras humanas, incluso con las obras de arte”.
La conversación nos lleva a analizar las calles de Santiago y sus rincones, como el emblemático “Café Bárbara” (“un espacio cívico que equilibraba lo público y lo íntimo de un modo extraordinario”), hasta la experiencia de vivir en una ciudad fragmentada, que ofrece muy diferentes experiencias urbana, pero que a la vez cuenta con espacios que rápidamente podrían utilizarse para densificar la ciudad de manera sostenible, y paliar así, al menos en parte, el grave déficit habitacional del país.
El profesor Izquierdo se extiende cómodamente en un sinfín de ideas que van desde la filosofía y la historia a los materiales de construcción y la regulación, mostrando cómo los espacios que habitamos cuentan historias más profundas e interesantes de lo que muchas veces imaginamos.