Nuestro país tiene actualmente 600 inmigrantes con ese estatus y la cifra debiera ir creciendo, según el diplomático, representante de Chile ante la ONU en esa ciudad suiza y que fue encargado de ACNUR por un año. La situación contrasta con la de Irán, que tiene dos millones de extranjeros, especialmente iraquíes y afganos que buscan vivir en forma tranquila.
Después de estar por un año como encargado del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el embajador de Chile ante la ONU en Ginebra, Juan Martabit, se encuentra satisfecho con la labor cumplida ya que pudo ayudar a la gente que se encuentra perseguida y no puede quedarse en su país.
Martabit señaló que esta labor también fue una forma de "devolver la mano" a la ACNUR por la labor que hizo durante el régimen militar en que entregó una valiosa ayuda a los refugiados. "Mucha gente salió de Chile gracias a la ayuda administrativa y documental que realizó esta entidad. Por eso estoy muy contento porque pudimos hacer algo por gente que hoy lo necesita", dice el diplomático.
Si bien la tendencia actual de los refugiados es que la cifra tiende a disminuir, no por ello "sigue siendo una situación extremadamente grave, especialmente en África", comenta el embajador, quien estima que "hoy en día existen 20 millones de personas que tienen el status de refugiado en el mundo, sin contar a los desplazados internos, que es una cantidad importante, especialmente en América Latina, cuya cifra bordea entre los dos a tres millones".
-¿La situación es complicada?
-Es un cuadro bastante complicado por la situación humana, dramática en la mayoría de los casos. Por ejemplo, en Danfur, Sudán, son zonas pobres y falta lo mínimo para vivir: no hay agua, hay escasez de leña, la gente deambula en enormes espacios territoriales y existe además una persecución de carácter étnico. Ellos son refugiados a cargo de ACNUR. También los hay en el Congo, Ruanda, Burundi.
-¿Cuál es el país que cuenta con más refugiados?
-Irán tiene un importante número de iraquies y afganos, del orden de los dos millones.
-Y en el Sahara Occidental ¿qué pasa con los saharahuis?
-Ese es un delicado y complicado conflicto que está en vías de resolverse por parte de Naciones Unidas que ha propuesto diversas acciones.
-¿Cuál es la situación de los marroquíes en España?
-Han provocado un fuerte impacto y para verificar en el terreno la situación de ellos, el alto comisionado a cargo de Antonio Guterres dispuso que vaya un delegado de él a observar esta situación para ver cómo puede cooperar la ACNUR.
No hay un impacto cultural importante
-¿Cómo puede influir un grupo de refugiados en la cultura de un país?
-Es un largo debate. El refugio es una institución universal plenamente aceptada por la mayoría de los países del mundo. La gente que está en necesidad por causa de desgracias de toda índole o persecución, tiene derecho a formas de asilo o de refugio. Ese debate de las influencias culturales en algunos países de Europa está un poco de moda, pero es algo específico porque en ningún país, sobre todo en los grandes de 20 a 30 millones de habitantes, se sufrirá un impacto muy negativo por la presencia de unos cuantos miles de refugiados. Ese no es el tema de fondo.
-¿Cuál es el tema?
-Esta gente requiere refugio para sobrevivir a la persecución y a la situación de tragedia que están viviendo de carácter temporal, porque se espera que vuelvan a su país de origen y sean reasentados en otros lugares como de hecho está sucediendo en América Latina.
-Como en el caso de los colombianos…
-Sí, los colombianos se desplazan a otras regiones del país y muchos de ellos han tenido que migrar a través de la frontera.
-Muchos de ellos han venido incluso a Chile.
-Chile tiene un programa de reasentamiento, de aceptación solidaria con algunos latinoamericanos que están solicitando asistencia para trasladarse a través de la ACNUR. De hecho, hemos recibido refugiados de la ex Yugoslavia, Kosovo y, últimamente, colombianos que también han llegado en gran número.
-¿Cuántos refugiados hay en nuestro país?
-En Chile hay del orden de 500 a 600 personas refugiadas, pero esta cifra se encuentra creciendo. Hasta ahora la experiencia ha sido muy buena.
-Pero los bosnios no estaban muy contentos con venir a nuestro país…
-Estas familias salieron desesperadamente de donde vivían y tenían posiblemente la esperanza, de a través de este procedimiento, terminar en Europa, Canadá o Estados Unidos, que naturalmente para cualquier europeo tienen un atractivo muy grande. El cambio fue muy importante y se requirió todo un proceso de revalidación de títulos. Eso no es tan fácil porque no existe un convenio y tenían dificultad con el idioma.
-¿Qué lección se sacó al respecto?
-Se han perfeccionado los sistemas y se ha marcado una preferencia con las personas para que tengan una afinidad cultural mayor con Chile. No nos hemos negado a lo otro y, a través de la experiencia nos hemos dado cuenta de que no es fácil. Se estudian los antecedentes y se analizan. Además se ve el tema de las costumbres y formas de vida. Esto, por ejemplo, en el caso de los colombianos, facilita mucho las cosas.
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