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ETA atenta contra sede socialista a comienzos del mandato de Zapatero

Una bomba compuesta por cinco kilos de explosivos causó lesiones a siete miembros de la Policía regional vasca y cuantiosos daños materiales en el barrio de La Peña, en la ciudad de Bilbao.


La organización terrorista ETA puso de nuevo a los socialistas en su objetivo , al atentar con una bomba este jueves contra una de sus sedes en el País Vasco, apenas 24 horas después de la apertura de una nueva legislatura bajo el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero.



La bomba, compuesta por cinco kilos de explosivo, causó lesiones a siete miembros de la Policía regional vasca y cuantiosos daños materiales en el barrio de La Peña, en la ciudad de Bilbao.



El de hoy es el quinto ataque de ETA contra los socialistas desde la ruptura del alto el fuego, que la banda declaró en marzo de 2006, en el primer gobierno de Zapatero, y que rompió formalmente el 5 de junio de 2007 aunque antes, el 30 de diciembre, había causado la muerte de dos ecuatorianos con un coche bomba en el aparcamiento de la Terminal Cuatro del aeropuerto madrileño de Barajas.



Una patrulla de la Policía vasca observó hoy, sobre las 05.00 hora local (03.00 GMT), un maletín colgado con una cadena de la manilla de la puerta de la sede socialista que tenía un cartel en el que se leía: «peligro bomba ETA».



Media hora después, la Asociación de Ayuda en Carretera-DYA de Vizcaya recibió una llamada en la que un comunicante dijo: «Escuche con atención, llamo en nombre de ETA. Dentro de media hora va a hacer explosión una bomba en la Casa del Pueblo del barrio bilbaíno de La Peña. Gora ETA askatuta» (Viva ETA libre).



A la hora indicada, el artefacto estalló y provocó heridas leves a siete policías que participaban en el desalojo del lugar.



Tras el atentado, el consejero del Interior del Gobierno regional vasco, Javier Balza, advirtió de que el «riesgo es alto» hasta que no se detenga al «grupo» de ETA que ha cometido los ataques en esa comunidad autónoma desde el fin del alto el fuego.



Se trata del «comando Vizcaya», que fuentes de la lucha antiterrorista consideran integrado por Jurdan Martitegi y Arkaitz Goikoetxea.



El «número dos» del Partido Socialista (PSOE), José Blanco, consideró tras el atentado que es más necesario que nunca el apoyo «sin fisuras» al Gobierno por parte de las fuerzas políticas democráticas españolas en su lucha contra ETA.



El líder de los socialistas vascos, Patxi López, negó cualquier legitimidad para hacer política o para estar en las instituciones a quienes «amparan, se amparan, disculpan o miran hacia otro lado ante atentados como el de hoy», en alusión a los partidos, como Acción Nacionalista Vasca (ANV) que se niegan a condenar los atentados y están presentes en los ayuntamientos vascos.



El último atentado de ETA con víctima mortal fue el pasado 7 de marzo, dos días antes de las elecciones generales, cuando asesinó a tiros al ex concejal socialista Isaías Carrasco.



El pasado 1 de abril, en su último comunicado, ETA se atribuyó este atentado y advirtió al gubernamental partido socialista que no se quedará «de brazos cruzados» ante los pactos políticos que perpetúan la «opresión» del País Vasco, cuya independencia persigue por las armas desde hace más de 30 años en los que ha asesinado a más de 800 personas.



En la nota, la banda terrorista afirmaba que «sólo el reconocimiento del derecho de autodeterminación abrirá la oportunidad para que se puedan materializar todos los proyectos políticos».



La pasada semana, en su discurso de toma de posesión como presidente del Gobierno para un segundo mandato, Zapatero propuso a las demás fuerzas políticas españolas, especialmente al conservador Partido Popular (PP), alcanzar un pacto para trazar una estrategia conjunta frente a ETA.



El líder del PP, Mariano Rjoy, aceptó en principio la oferta para intentar un acuerdo, pero recordó las condiciones de su partido: que el objetivo es la derrota de ETA y que no podrá haber una negociación con la organización terrorista.



Los contactos llevados a cabo por el Gobierno de Zapatero con ETA en la anterior legislatura para buscar una salida negociada fueron el principal motivo del agrio enfrentamiento vivido entre el Ejecutivo y la oposición conservadora que causó una enorme crispación política, que ahora, tras las elecciones que dieron la victoria a los socialistas, se intenta rebajar.



A finales de marzo, el ministro español del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo que aunque la banda terrorista «se sabe derrotada» vamos a un ciclo «largo de violencia».



Y sostuvo que aunque «estamos al final del camino», esto no quiere decir que «no nos puedan hacer daño y, desgraciadamente, nos lo harán todavía».



EFE

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