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Astronomía: Ciegos trabajaron en la UC como periodistas científicos

Profesores de la casa de estudios dictaron con gran imaginación un ciclo de cursos en este campo de conocimiento. Usaron analogías, "sonidos" del Universo y variados experimentos para que ellos percibieran la presencia de sus objetos y su poder.



Con grabadoras en mano y algunos con sus perros guía, un grupo de ciegos asistió por dos meses a una la serie de cursos astronomía especialmente diseñados para ellos y dictados por profesores de la Universidad Católica de Chile.



En el auditorio, había alumnos de todas las edades, hombre y mujeres. Algunos eran no videntes de nacimiento; otros totalmente ciegos y algunos con visiones borrosas. Se reunieron en la Biblioteca para Ciegos. Allí compartirán su nuevo saber con otros.



La iniciativa, catalogada como altamente exitosa, fue organizada por la organiza la Sociedad Metropolitana de Astronomía Aficionada, que preside Héctor Sepúlveda, quien se esmeró por sus resultados con franca generosidad. Los alumnos, que presentaban buen nivel cultural, hicieron muchas preguntas, seguían los temas de cada semana y aprendieron desde el origen del Universo a la materia oscura.



Por su condición, asociaban los conceptos con muchos ejemplos de la vida real, además del empleo de analogías reiteradas por parte de los expositores.



Lo que más llamó la atención y agradó fue el escuchar una amplia gama de sonidos (radiación transformada en ondas de sonido) del cosmos. Percibieron los anillos de Saturno, un satélite ingresando a estas finas partículas, el ritmo del sol, la radiación de fondo que dejó el Big Bang, la explosión de una supernova y la formación de estrellas.



Quedaron maravillados con la inmensidad cosmológica, como llegar a Alfa Centauro, la estrella más cercana, que tomaría 4 mil años si se viajara en avión. O llegar a Andrómeda, la galaxia más cercana, que se alcanzaría después de 3 mil millones de años de vuelo en avión. También quedaron fascinados con la inexorable expansión acelerada del universo, a la vez de mostrase muy contentos por no haber señales de Big Crush. Les dio sensación de continuidad de la vida.



Quizás lo que más les sorprendió fue la existencia poderosa de los agujeros negros, capaces de contener a la Tierra en un espacio de un par de milímetros. Supieron que se les detecta por las ráfagas de radiación, casi del tamaño de una galaxia, debido a la materia que tragan sin retorno. Incluso se les habló del "canibalismo galáctico" al contarles que los brazos de la Vía Láctea fueron alguna vez otras galaxias "digeridas".



El profesor Nelson Padilla les habló de la formación de las galaxias, mientras que el presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía, Andreas Reisenegger, les presentó a los pulsares, estrellas ya muertas, en su gran mayoría de neutrones, que al eyectar radiación titilan como faros en el Universo.



Por su parte, el profesor Dante Minniti, descubridor de ya de 15 exoplanetas de nuestra galaxia (en total se han hallado 307 planetas fuera del sistema solar hasta la fecha), les enseñó los métodos para detectarlos y qué condiciones deben darse para sospechar la existencia de vida. Por ejemplo, si es muy pequeño, no tiene suficiente fuerza de gravedad para retener una atmósfera y la pierde; si es muy grande, sería gaseoso (como Júpiter o Saturno) o líquido (como Urano y Neptuno, con grandes océanos y un núcleo rocoso). Si está muy cerca de sus estrella, el agua se evapora; lejos, se congela.



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