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La importancia simbólica de los palestinos en la ONU Asamblea General vota este jueves si le da el estatus de Estado Observador

La importancia simbólica de los palestinos en la ONU

Prácticamente no existen dudas de que los palestinos obtendrán la simple mayoría necesaria de la Asamblea General, ya que hay muchos países que han manifestado su solidaridad con ese pueblo, pero fuera del apoyo moral, es muy cuestionable lo que puedan lograr desde un punto de vista estratégico.


El voto en la Asamblea General de Naciones Unidas que elevaría el estatus de los palestinos en la organización a «estado observador no-miembro», viene de una frustración con el estancado proceso de paz con los israelíes y el papel de mediador que lleva asumiendo Estados Unidos.

Palestinos señalan que la histórica y estrecha relación que hay entre Washington y Tel Aviv no permite al primero ser imparcial en las negociaciones y, por eso, con el reconocimiento que esperan obtener en la ONU el jueves, intentan llevar un proceso que se ha estado gestando en un marco bilateral a un foro internacional.

Aunque importante para los palestinos, el voto de la Asamblea General es simbólico pues la potestad realmente yace en el Consejo de Seguridad donde la mayoría —encabezada por Estados Unidos y Reino Unido— rechaza la estadidad palestina antes de que ellos negocien una paz con los israelíes.

Israel, por su parte, considera que sacar las conversaciones de la esfera bilateral no solo representa una politización de una institución internacional como la ONU sino una violación más grave de los acuerdos de Oslo —en los que se basa el actual proceso— que la construcción de asentamientos judíos en territorios ocupados que denuncian los palestinos.

Más allá de lo simbólico

No hay mucha duda de que los palestinos obtendrán la simple mayoría necesaria de la Asamblea General de la ONU para el estatus de estado observador. Hay muchos países que han manifestado su solidaridad con ese pueblo.

Pero, fuera del apoyo moral, es muy cuestionable lo que puedan lograr desde un punto de vista estratégico. Países selectos como Estados Unidos pueden ejercer su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para evitar cualquier exhortación internacional en torno a la cuestión palestina.

Si el resultado es así de ambiguo, ¿para qué promover el voto?

«Esto sale de una total frustración con el proceso de paz mediado por Estados Unidos», expresó a BBC Mundo Yousef Munayyer, director ejecutivo del Centro Palestino en Washington DC.

Señala que el proceso de paz no ha avanzado en casi dos décadas de negociaciones y que se ha mantenido en un statu quo «en lugar de ofrecernos un estado palestino independiente viable, cuyo territorio es cada día por la expansión israelí».

Según Munayyer, la falla está en que el proceso está basado casi en los mismos fundamentos que lograron una paz entre Israel y Egipto con el acuerdo de Camp David, en 1979. Con la gran diferencia aquí es que Egipto era un estado —mientras que los palestinos no tienen estado— enfrentado a otro estado fuerte como Israel, con sus fuerzas militares y el apoyo de una superpotencia.

«Las negociaciones entre un estado fuerte y un pueblo sin estado y sin una mediación imparcial sólo van a terminar en que una de las partes, en este caso Israel, puedan usar su peso e influencia para constantemente mejorar su posición negociadora», afirmó el analista palestino.

Mediador parcial

Desde su punto de vista Estados Unidos les ha dado todo tipo de incentivos a Israel: «Esencialmente lo han malcriado con asistencia económica y militar y desmedido apoyo diplomático». Es un mensaje equivocado que permite que la ocupación perpetua sea una opción viable para los israelíes, aseguró.

Los palestinos han determinado que, si no pueden lograr que Estados Unidos fuerce a Israel a someterse al derecho internacional, específicamente el alto a la expansión de asentamientos en territorios ocupados, no hay manera en que pueda jugar un papel de mediador ecuánime en las negociaciones.

Es por eso que han optado por maneras alternativas como apelar a la comunidad internacional para presionar a Israel. Qué tan efectivo sería eso, todavía no está claro, aunque los israelíes y sus simpatizantes lo consideran un error craso.

«Es difícil entender qué pueden ganar fuera de la politización de las instituciones y una victoria simbólica», declaró a la BBC Omir Ceren, asesor de estrategia del Proyecto Israel, un grupo de presión pro israelí en Washington. «Después del voto mañana palestina no será más un estado de lo que es ahora. Seguirá siendo un no-estado».

Pero aún así, Ceren indica que la medida ante la Asamblea General de la ONU viola más de 15 años de compromisos que los palestinos asumieron para negociar con Israel dentro de un marco bilateral.

Ese marco bilateral, definido en los acuerdos de Oslo de 1993, es sacrosanto desde el punto de vista de Israel.

«Ese marco es el fundamento del proceso de paz entre palestinos e israelíes desde comienzos de los 90», resaltó el asesor del Proyecto Israel. «La construcción de casas y comunidades en la Fraja Occidental no son una violación tan grande como la que sería salirse del marco de negociación bilateral».

En cuanto al papel desempeñado por Estados Unidos en esas negociaciones, Omir Ceren asegura que el actual gobierno en Washington ha estado seriamente comprometido con buscar una solución equilibrada para ambas partes. «No creo que haya nadie en el mundo que haya hecho más, en años recientes, para traer a estos dos pueblos a la mesa de negociación».

En el contexto de si EE.UU. es imparcial, señala que sería difícil encontrar un país que no haya expresado alguna hostilidad hacia Israel como para que fuera capaz de asumir un papel mediador convincente para los israelíes.

Monopolio

Esa es la encrucijada que causa tanto problema para israelíes y palestinos. La postura de estos últimos es que Washington está acaparando este proceso de paz, lo está tomando para sí mismo y los israelíes así lo quieren porque EE.UU. es su amigo y no quieren a nadie más entrometiéndose.

«Estados Unidos está monopolizando el proceso al tiempo que ha demostrado que es fundamentalmente incapaz de ser ecuánime», respondió Yousef Munayyer. Por la naturaleza de la política interna de EE.UU., dice, y el papel de los grupos de interés pro israelíes, le queda claro que simplemente no puede hacer su labor.

Desde esa perspectiva, Estados Unidos no sólo no está haciendo su trabajo pero, al mismo tiempo, no está dejando a nadie hacer nada al respecto, así que los palestinos están intentando sacar la negociación de la esfera de la mediación de EE.UU., hasta donde es posible a través de la diplomacia internacional.

Munayyer manifiesta que si no pueden hacerlo así, tendrán que obviar esa diplomacia y apelar a la sociedad civil para que promulgue campañas de boicots, de despojo bienes y sanciones contra Israel que ya han pedido.

Sin embargo, lo que teme Munayyer es que esa situación incentiva el uso de la violencia. Prácticamente se les está diciendo a los palestinos que, al no poder lograr nada por medios diplomáticos, sólo la violencia les ofrecerá algo. «Lo que hemos visto en las últimas semanas, particularmente en Gaza, y es parte de una amplia y perversa estructura que EE.UU. e Israel han creado».

De ahí la necesidad de apelar a la comunidad internacional a través del voto en la ONU para presionar a los israelíes para cambiar su comportamiento en Cisjordania, explica el director del Centro Palestino en Washington.

«Necesitamos ver que se impongan condiciones contra esa estructura, con amenaza de sanciones, con instrumentos que siempre se han considerado usar para cambiar el comportamiento de cualquier estado que no cumple con el derecho internacional», concluyó.

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