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Merkel visita por sorpresa a las tropas alemanas en Afganistán

El viaje, el quinto a esa zona desde 2007, estaba previsto desde antes de la muerte del soldado -aunque mantenido en secreto por razones de seguridad- y guarda relación con la estrategia de repliegue progresivo de las tropas internacionales en el país que concluirá en 2014.


La canciller alemana, Angela Merkel, inició una visita sorpresa a los soldados de su país destacados en Afganistán, apenas una semana después de que muriese allí en combate el primer miembro de las fuerzas especiales germanas.

El viaje, el quinto de Merkel a Afganistán desde 2007, estaba previsto desde antes de la muerte del soldado -aunque mantenido en secreto por razones de seguridad- y guarda relación con la estrategia de repliegue progresivo de las tropas internacionales en el país que concluirá en 2014.

La jefa del Gobierno alemán aseguró ante las tropas que la comunidad internacional seguirá pendiente de que «el proceso político» en Afganistán «siga adelante» e hizo una especial mención a las elecciones presidenciales previstas en el país en abril de 2014.

«Todo se lleva a cabo de forma parcialmente incómoda, en parte más despacio de lo que desearíamos», reconoció la canciller al referirse a los avances en materia de pacificación, democratización y reconstrucción económica de Afganistán.

Con respecto al proceso de traspaso de responsabilidades sobre seguridad y defensa al Gobierno afgano, Merkel consideró que se han dado «muchos pasos hacia delante», pero que aún quedan «una buena lista de preguntas» que no se pueden ignorar.

La visita de Merkel y el ministro de Defensa alemán, Thomas de Maizière, comenzó el viernes por la mañana (horario local) en la localidad de Mazari Sharif (norte de Afganistán), donde las tropas germanas tienen establecida su principal base de operaciones.

A continuación, la canciller y su delegación se desplazaron en helicóptero a la provincia de Kunduz con el objetivo de acercarse al lugar donde se honra a los soldados alemanes muertos en combate y de reunirse con compañeros del fallecido.

«Cada caído es un duro golpe para nosotros», aseguró la canciller ante los soldados alemanes y les recordó que aunque la situación «aún es complicada como antes», durante la década que ha durado ya esta misión «se ha conseguido mucho».

El último militar alemán muerto en Afganistán era un sargento de 32 años del comando de elite de las fuerzas especiales (KSK) que, en una operación conjunta con el ejército afgano el pasado sábado, interceptó a un grupo de talibanes en la provincia de Baghlan y fue alcanzado por un disparo.

Se trata del primer miembros de las KSK que muere en el país asiático y el primer soldado alemán en casi dos años que muere por fuego enemigo.

Este desplazamiento de Merkel a Afganistán es el primero en el que la canciller ha volado directamente en un avión civil Airbus desde Berlín hasta Mazari Sharif, evitando las escalas intermedias para pasar a un avión militar que eran antes precisas por razones de seguridad.

Berlín acordó con el resto de países implicados militarmente en Afganistán una retirada coordinada de sus efectivos, que comenzará este año y está previsto que concluya en 2014, dependiendo de la estabilización de la zona y del proceso de asunción de responsabilidades por Kabul en materia de seguridad y defensa.

A partir de 2015 y una vez que el operativo de la OTAN haya abandonado Afganistán, el Gobierno alemán se ha comprometido a mantener a unos 800 militares en el país para colaborar en tareas de formación y asesoría del ejército local.

Alemania cuenta con unos 4.300 soldados destacados en Afganistán en estos momentos, tan solo por detrás de Estados Unidos y Reino Unido en número de efectivos.

Según un estudio independiente, la misión alemana en Afganistán ha costado ya más de 17.000 millones de euros, el triple de lo presupuestado inicialmente por el Gobierno federal.

Desde que comenzó la intervención de la coalición internacional en Afganistán en 2001, han perdido la vida en este país un total de 53 soldados alemanes.

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