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Informe del PNUD advierte que el mundo afronta sus mayores desigualdades desde la II Guerra Mundial

Informe del PNUD advierte que el mundo afronta sus mayores desigualdades desde la II Guerra Mundial

Respecto a la diferencia en los niveles de ingresos y educación, la región del África Subsahariana, Latinoamérica y el Caribe la han combatido con éxito en los últimos veinte años y no así el este de Europa, Asia Central o el sudeste de Asia.


El aumento de la desigualdad desde 1990 ha devuelto al mundo a los niveles de la época de la II Guerra Mundial, según afirma un informe presentado hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Según el informe «Humanidad dividida», publicado tras dos años de trabajo, la desigualdad ha crecido un 11 % en los últimos 24 años y más de un 75 % de la población en los países en desarrollo vive en sociedades donde el ingreso se distribuye de manera más desigual que en 1990 y lo acerca a las cifras de 1945.

«Este informe explora las causas y las consecuencias de la desigualdad que nos divide entre los países y dentro de los países, y muestra cómo no hay nada inevitable en este crecimiento de la desigualdad», dijo hoy la administradora del PNUD, Helen Clark, al presentar el documento.

Entre las causas de esta situación, el informe, subtitulado «Cómo hacer frente a la desigualdad en los países en desarrollo», apunta al cambio tecnológico del que están excluidos aquellos sin acceso a internet, y la globalización financiera y comercial, que si bien ha incluido a muchos países emergentes en la dinámica de los mercados los ha hecho más vulnerables a su volatilidad.

Y es que, en un mundo más rico que nunca, más de 1.200 millones de personas todavía viven en situación de extrema pobreza y la distribución de la riqueza es tal que el 1 % más rico de la población mundial posee cerca del 40 % de los recursos del mundo, mientras que el 50 % de la población posee el 1 % de todos los recursos.

Sin embargo, al margen de causas de contexto internacional, el PNUD señaló la importancia de la política interna de cada país, que tiene en sus manos redirigir la distribución de la riqueza mediante legislación fiscal y la de acceso a sanidad o educación.

Además señaló que las desigualdades han crecido más en los países que han experimentado un crecimiento rápido que en aquellos donde su prosperidad económica se ha desarrollado de manera más paulatina.

Pese a estas cifras, el PNUD hizo hincapié en los avances conseguidos por la comunidad internacional y los trabajos de cooperación al desarrollo y señaló que el producto interior bruto per capita de los países de ingresos bajos y medios ha aumentado en más del doble desde 1990.

Según la directora de crecimiento sostenible del departamento de pobreza del PNUD, Anuradha Seth, «no es necesario sacrificar el crecimiento para conseguir la igualdad», y aseguró que de los 24 países en desarrollo que han crecido por encima de la media mundial (en torno al 3 %), en 11 se ha ampliado la brecha de la desigualdad y en 13 se ha reducido o sigue igual.

Seth quiso distinguir entre la desigualdad de niveles de ingresos o educación y la desigualdad de oportunidades, que «están íntima y proporcionalmente relacionadas, son las dos caras de la misma moneda pero responden a diferentes causas», afirmó.

Respecto a la diferencia en los niveles de ingresos y educación, la región del África Subsahariana, Latinoamérica y el Caribe la han combatido con éxito en los últimos veinte años y no así el este de Europa, Asia Central o el sudeste de Asia.

En cuanto a la desigualdad de oportunidades, relacionadas con el acceso a empleo, sanidad o educación, el informe asegura que, por ejemplo, las mujeres que viven en zonas rurales tienen 3 veces más probabilidades de morir durante el parto que aquellas que viven en centros urbanos y el 87 % de la brecha en las tasas de mortalidad infantil viene dada por la desigualdad en la riqueza.

En estas desigualdades, las marginación por género, etnia o religión sigue teniendo un peso importante, según el informe.

«Podemos soportar la pobreza, la podemos asumir como parte de nuestro destino. Pero no podemos tolerar la desigualdad en cuestión de derechos humanos y justicia social», añadió el director del departamento de pobreza del PNUD, Selim Jahan.

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