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El miedo y la consternación se apoderan del centro de Barcelona

El miedo y la consternación se apoderan del centro de Barcelona

«Barcelona ciudad de paz. El terror no conseguirá que dejemos de ser quienes somos: ciudad abierta al mundo, valiente y solidaria», escribió la alcaldesa de la ciudad tras el ataque que dejó 13 muertos y medio centenar de heridos.


Confusión. Miedo. Consternación. Son algunas de las palabras que salen de la boca de Somé y Osman cuando intentan describir lo que han visto y vivido hoy en las céntricas Ramblas de la ciudad de Barcelona, donde un atropello múltiple dejó este jueves 13 muertos y 50 heridos.

Esos dos jóvenes al igual que muchos turistas y viandantes que transitaban por esa emblemática zona de la capital catalana, han sentido miedo que ha llevado a salir corriendo y deambular por el centro durante mucho rato hasta recalar junto a la estatua de Colón.

Osman, un joven marroquí de 20 años que se encontraba con unos amigos en plaza de Cataluña, muy cerca de La Rambla, cuando se produjo el ataque terrorista perpetrado por un conductor a bordo de una furgoneta.

«Estaba comprando tabaco en un estanco y he oído un ruido tremendo. Al salir, he visto a muchas personas en La Rambla, en el suelo, sangrando. Un kiosco estaba parcialmente destrozado», dijo a Efe el joven.

Agregó que «no sabía qué hacer y he salido corriendo a través del Raval. Llevo una hora corriendo».

Aún le falta el aliento a Osman cuando explica cómo ha deambulado por las calles sin saber adónde ir y sin poder sacarse de la cabeza algunas de las imágenes que ha visto, entre ellas, la de una mujer en el suelo sangrando junto a dos niños pequeños «que la miraban sin entender nada».

Inmediatamente después de producirse el atentado, la policía regional catalana determinó un perímetro de seguridad en la zona, hasta donde se desplazaron numerosas ambulancias para atender a los heridos.

Somé, por su parte, es un subsahariano que vive en una de las céntricas calles de la zona y que salía de casa cuando se ha producido el atentado, convirtiéndose en testigo de las escenas de pánico vividas por turistas y residentes.

«He contado al menos cuatro muertos, creo», señaló el joven, que dice haber visto también muchos heridos.

Osman y Somé terminaron recalando al final de La Rambla, junto a la estatua de Colón, donde se concentraron muchos curiosos, turistas la gran mayoría, que se informaban a través de sus móviles de los últimas detalles de la operación policial antiterrorista.

Unos a otros se explicaban lo ocurrido en inglés, francés, portugués e italiano, y todos llamaban, a su vez, a sus familiares para tranquilizarlos, para asegurarles que se encontraban bien.

Otro grupo de turistas se reunió frente a los ventanales de un bar del final de La Rambla, desde donde podían seguir la información en directo del suceso que emitía la televisión.

Sobre ellos, en el cielo, sobrevolaba un helicóptero de la policía. En La Rambla, el único movimiento era el de las ambulancias y los vehículos de policía que recorrían este paseo.

Hora y media después del ataque, que se produjo hacia las 15.00 GMT, la policía desalojó por completo el final de La Rambla, incluidas las últimas terrazas de esta vía, llenas a esa hora de turistas, y pidieron a todo el mundo que se fuera al puerto o a sus casas.

Por su parte, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, manifestó que ésta es una «ciudad de paz» que está «abierta al mundo, es valiente y solidaria», al tiempo que expresó en su cuenta de Twitter «todo el apoyo de la ciudad a los heridos».

«Barcelona ciudad de paz. El terror no conseguirá que dejemos de ser quienes somos: ciudad abierta al mundo, valiente y solidaria», escribió la alcaldesa de la ciudad.

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