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Trump jugaba golf a las afueras de Washington cuando se confirmó el triunfo electoral de Biden este 7 de noviembre. Poco después, la campaña del candidato derrotado emitió un comunicado asegurando que la «elección está lejos de haber terminado».
De sorprendente, poco. Y es que mucho se ha hablado de la personalidad del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y si de lejos parece una persona recalcitrante. En este minuto, con Biden subtitulado como presidente electo de «la tierra las oportunidades», de cerca, el mandatario -que estaba jugando golf ese día- debe estar encolerizado por lo bajo.
Trump estaba seguro de su victoria y se declaró victorioso incluso antes de cualquier señal. Pero la realidad lo golpeó y lo hizo gritar, cuando Biden se quedaba con el premio mayor, «stop the count» a través de Twitter; misma red social que este domingo usó para insistir en sus acusaciones de fraude electoral.
«Creemos que estas personas son ladronas (…) esta fue una elección robada. La mejor encuestadora de Gran Bretaña escribió esta mañana que esta fue claramente una elección robada”.
«Es imposible imaginar que Biden superó a Obama en algunos de estos estados. Donde importaba, robaban lo que tenían que robar», acusó, en referencia a la victoria del candidato opositor en zonas clave como Pensilvania y Detroit.
En hilo, Trump dijo que se deberían mirar los votos ya que recién estamos comenzando la etapa de tabulación. «Deberíamos mirar estas acusaciones. Estamos viendo una serie de declaraciones juradas de que ha habido fraude electoral», argumentó.
El mandatario agregó que «tenemos una historia en este país de problemas electorales. En Pensilvania hay una orden de la Corte Suprema de Justicia para obligarlos a separar las papeletas que se recibieron después de la fecha límite legislativa».
«Un gran grupo de papeletas. Cuando se habla de problemas sistémicos, es sobre cómo se autenticaron estos votos, porque si hay un problema en el sistema sobre la autenticación, eso afectaría seriamente a toda la elección», sostuvo.
«Y lo que me preocupa es que teníamos más de cien millones de papeletas por correo en ciudades como Filadelfia y Detroit, con una larga serie de problemas electorales (por decirlo suavemente)», concluyó.
