Publicidad
Muere Miguel Etchecolatz, uno de los torturadores más famosos de Argentina MUNDO Crédito: BBC

Muere Miguel Etchecolatz, uno de los torturadores más famosos de Argentina

Entre 1976 y 1979 estuvo al frente de la Dirección General de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Bajo su órbita funcionaron no menos de 20 centros clandestinos de detención y otras tantas maternidades clandestinas. Cumplía su condena en una cárcel común, nunca se arrepintió de sus delitos y fue repudiado por su propia familia.


El ex jefe de la Dirección General de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires Miguel Osvaldo Etchecolatz murió este sábado a los 93 años, informó el diario argentino Página 12.

Había sido condenado en 2018 a la pena de prisión perpetua por homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado; violación, en grado de tentativa, en concurso real con abuso deshonesto; «y privación ilegal de la libertad cometida por funcionario público agravada por mediar violencia o amenazas y tormentos agravados por la condición de perseguido político de la víctima». Cumplía su condena en la Unidad 34 de Campo de Mayo.

La semana pasada había sido trasladado a un centro médico para colocarle un marcapasos. Murió en la Clínica Sarmiento de San Miguel, donde estaba internado con custodia policial.

Entre 1976 y 1979, bajo su órbita funcionaron no menos de 20 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y otras tantas maternidades clandestinas, donde las mujeres que estaban secuestradas parían y les eran arrebatados sus hijos o hijas. Se llevó a la tumba el secreto sobre el destino de varios bebés.

Reacciones

«Los genocidas se siguen muriendo sin revelar sus secretos, sin decirnos dónde están ni qué hicieron con nuestros familiares y compañeros desaparecidos. Ni olvido ni perdón», manifestó el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, hijo de desaparecidos.

«Condenado por centenares de crímenes de lesa humanidad, a los 93 años, murió el genocida #Etchecolatz que hasta el último día mantuvo el pacto de silencio. Se lleva la verdad sobre el destino de nuetrxs hijxs y nietxs, pero logramos justicia y memoria para sostener el #NuncaMas», fue el mensaje de Abuelas de Plaza de Mayo.

El diputado nacional y secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos, Hugo Yasky, posteó: «El genocida de Etchecolatz condenado por delitos de lesa humanidad murió en una cárcel común. Justicia. Se llevó con él información clave de nuestros compañeros y no tendremos Verdad. Queda en nosotros seguir luchando por la Memoria».

Fanático

Etchecolatz nunca se arrepintió de sus crímenes. “¿Por haber matado? Fui ejecutor de una ley hecha por los hombres. Fui guardador de preceptos divinos”, dijo en una ocasión. “Por ambos fundamentos, volvería a hacerlo”.

Asistía personalmente a las torturas, como recordó años más tarde una de sus víctimas, Alfredo Bravo, a quien le dijo “maestro, escupa todo y no trague nada”. Enfrentado a este durante un programa de TV en 1997, comparó la tortura con un tratamiento para callo plantares.

Fue detenido en 1986 y condenado a 23 años de prisión, por torturar a 91 personas. Le seguirían otras condenas por robo de bebés, secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones. Salió en libertad por las leyes de indulto de Carlos Menem (1989-1999). Tras la anulación de estas normas por Néstor Kirchner (2003-2007), volvió a ser enjuiciado en 2006.

Sin compasión

Un testigo, Jorge Julio López, recordó a Etchecolatz pateando a quienes estaban secuestrados en el centro clandestino de detención de Arana y declaró ante la justicia que comandó una matanza de varios militantes de la unidad básica Juan Pablo Maestre. “Es un asesino serial, no tenía compasión”, dijo en el juicio oral. Su testimonio fue fundamental para demostrar que Etchecolatz no solo daba las órdenes, sino que actuaba. Etchecolatz recibió su primera condena a prisión perpetua el 19 de septiembre de 2006. Un día antes, López desapareció.

Durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), logró la prisión domiciliaria. Fue en 2017. Ese mismo año, Mariana –quien se reconoce como su «exhija»– contó que había marchado contra su ex padre genocida cuando la Corte habilitó el beneficio del 2×1 para los criminales de lesa humanidad. Luego debió volver a prisión.

Entre los crímenes por los que fue condenado se encuentran el secuestro y asesinato de un grupo de adolescentes conocido como la «Noche de los Lápices» y la apropiación de menores. Por este caso, un tribunal declaró por primera vez en la historia argentina que fueron «delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio».

Publicidad

Tendencias