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Expertos desdramatizan compra de 24 aviones F-16 por parte de Argentina MUNDO

Expertos desdramatizan compra de 24 aviones F-16 por parte de Argentina

Silvia Peña Pinilla
Por : Silvia Peña Pinilla Periodista de El Mostrador.
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Se espera que pronto Javier Milei realice uno de los principales gestos hacia EE.UU.: la compra de aviones caza de fabricación estadounidense, en vez de los J-17 chinos. Así, Washington le ganó la partida a Beijing, moviendo un poco el tablero geopolítico regional, que –de paso– toca a Chile.


El próximo lunes 5 el presidente argentino, Javier Milei, partirá de viaje a Israel y luego a Italia, donde se reunirá con el papa Francisco en el Vaticano, el 11 de febrero. Es probable que antes de esta gira firme la compra de 24 aviones F-16 dados de baja por Dinamarca, pero fabricados en Estados Unidos por la compañía Lockheed Martin.

Cada país fabricante de armas debe autorizar la reventa de sus productos. Así, la movida de Washington no solo significó desplazar a China como proveedor, también incluyó al Reino Unido y su plan de control-protección de las islas Malvinas. El Pentágono, el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, convencieron a Londres para que permitiera la compra por parte de Argentina y que, de alguna manera, recupere algo del poder de defensa que perdió en 1982 a manos de los británicos. Además, el Pentágono gestionó un paquete de financiamiento por 40 millones de dólares para facilitar la compra por parte del gobierno argentino.

Y si bien los fondos para la transacción están aprobados –600 millones de dólares: 300 millones por los aviones y 300 millones por el armamento y la parte electrónica, (EE.UU. regala un 15 por ciento)–, hay una serie de trámites y papeleos que el ministro de Defensa trasandino, Luis Petri, realiza por estos días contra reloj, pues el plazo del trato vence a fin de mes.

La idea partió hace unos dos años, cuando Dinamarca decidió renovar su flota de aviones. “Las autoridades danesas hablaron con las estadounidenses para negociar la compra de nuevos aviones y, de paso, la autorización para vender los antiguos. Esta oportunidad calzó completamente con la forma en que Estados Unidos está trabajando hoy con América Latina: generando préstamos de cooperación en ámbitos de seguridad y para la lucha contra el crimen organizado. Así le dio el pase a Argentina para el traspaso de los F-16. Esto les dará una capacidad importante de dominio del espacio aéreo”, explica el analista político en Defensa y académico de la Universidad de Valparaíso, Guillermo Holzmann, quien añade que entre las restricciones puestas por el Congreso y el Departamento de Estado norteamericanos está que los aviones no pueden ser usados contra Chile y tampoco contra las Malvinas.

Para nadie es un misterio que nuestro vecino no renueva hace años su material defensivo, principalmente por no tener capacidad de pago, lo que se ha agravado por las restricciones que puso el Reino Unido tras la guerra de las Malvinas. 

“Hace varias décadas que no tiene portaaviones. Hizo un acuerdo para la compra de aviones navales para vigilar zonas australes exclusivas, pero no pudo llegar ni con el primer pago. Este tema para la comunidad internacional no es menor, porque el flujo de flotas pesqueras de China, Japón, Rusia, Estados Unidos y otros países no tiene control”, dice Holzmann.

“Cuando organizaron la reunión del G20 (2018), los concurrentes pidieron a las autoridades proteger los cielos aéreos de Argentina de atentados terroristas, pero la Fuerza Aérea trasandina no tenía esa capacidad”, señala por su parte el experto en Defensa y Seguridad Nacional, Richard Kouyoumdjian.

Ante los problemas económicos y las restricciones que le impuso el Reino Unido, Argentina buscó alianzas estratégicas y ahí se encontró con China. “Le vendía repuestos que copiaba, pero duraban menos. También compró material ruso, pero tuvo problemas por la incapacidad de pago. Estuvo negociando con Pakistán, con India y Turquía. Firmó acuerdos bilaterales con Italia y con Francia, pero siempre hubo problemas económicos”, afirma Guillermo Holzmann.

Nada nuevo para Chile

El senador Pedro Araya (PPD), que es integrante de la Comisión de Defensa, dice que esta compra no tiene implicancias para el país, “porque Chile no tiene ningún tipo de aspiración bélica. Por el contrario: está buscando mantener la paz y sobre esa base se ha diseñado un plan estratégico de compra de material para las Fuerzas Armadas”.

Agrega que Chile no tiene un ánimo expansionista ni está en una carrera armamentista. “Es una decisión que se tomó hace bastantes años y se ha repetido en el Libro Blanco de la Defensa. Hoy se está comprando material multipropósito que tiene otros fines. Por ejemplo, el avión Hércules para traslado de personal, ataque de emergencias. En la última compra de helicópteros, se pensó más en que cumplieran ciertas condiciones para auxiliar a la población en caso de catástrofes y emergencias”.

Pese a ello, Milei tiene planes de restablecer, gradualmente, su gasto de defensa a indicadores más tradicionales a nivel mundial: hasta llegar al 2% del PGB. “La vicepresidenta, Victoria Villarruel, viene de una familia militar, es muy pro Fuerzas Armadas y quiere restablecer su prestigio. Ella, además, tiene una posición más asertiva respecto de los espacios australes, de la Antártida y todas esas cosas, que siempre complican la relación con Chile”, explica Richard Kouyoumdjian.

Sin embargo, el experto señala que “Chile tiene capacidades militares bastante superiores. El tema es una señal de que Argentina salió de un letargo estratégico de equipamiento en defensa y que probablemente deberíamos esperar lo mismo en temas de equipamiento militar y naval. Si un gobierno del tipo Milei tiene éxito, podríamos volver a situaciones donde la relación con Argentina se complejiza un poquito por problemas limítrofes. Cuando Argentina está mejor equipada y además económica y políticamente más resuelta, normalmente las agarra con Chile. En 200 años eso indica la historia. Ahora tampoco eso es anormal, porque compartimos más de 4 mil kilómetros de frontera”.

Holzmann, en dicho sentido, puntualiza que “es necesario reforzar el ánimo de diálogo y negociación. Hay algunos temas pendientes con Argentina que deben ser mirados con mucha tranquilidad, con visión de futuro. Los países vecinos, en general, mantienen una historia que no siempre es convergente y necesitan mantener un diálogo directo, franco, de confianza en un nivel de reserva en lo diplomático, y eso debemos recomponerlo rápidamente. Se debe fortalecer la cooperación frente a los intereses que hay desde Brasil, México, pasando por India, China… en esta zona y la Antártica. Hay que trabajar esta relación muy bien”.

El orden estratégico del sur

Argentina es importante a nivel global por su capacidad agrícola, ganadera e industrial. También tiene la Patagonia y acceso a la Antártica, que son los lugares más apreciados en términos de reservas naturales. “Además, al igual que Chile, tiene el control del paso del océano Pacífico al Atlántico. Los submarinos nucleares y los portaaviones no pueden cruzar por Panamá, por lo tanto, la posición geoestratégica de ambos países es muy importante desde el punto de vista de las potencias”, afirma Guillermo Holzmann.

China es un socio importante de Argentina y de varios países de la región, incluido Chile. Tiene instalada una base de monitoreo satelital en la Patagonia trasandina, que posee inmunidad diplomática, y con esta venta Estados Unidos logró recomponer las relaciones más estratégicas con Argentina. “Eso significa que en el futuro habrá más ejercicios conjuntos entre Chile y Argentina. Estados Unidos va a presionar por una cooperación entre nuestros países, dado que tenemos las mismas armas. Los F-16 vienen con estándar OTAN, que es lo que Chile maneja hace muchos años. En consecuencia, Estados Unidos está apostando a que es más fácil recomponer la relación de cooperación, de confianza entre Chile y Argentina y que, así, aunque China se mantenga en la Patagonia, tendrá menos espacio de crecimiento”, añade Holzmann.

Al respecto, el senador Araya indica que “todos sabemos las implicancias que tiene la disputa de China con Estados Unidos, para lograr ejercer una mayor influencia en la región. La decisión argentina pareciera darle una mejor posición a Estados Unidos”. Sobre el efecto en Chile, dice que “con Argentina mantenemos una muy buena relación bilateral. Hacemos ejercicios conjuntos, no hay ningún roce, pero no existe hoy un actuar conjunto respecto a cómo enfrentar geopolíticamente la situación entre Estados Unidos y China”.

“El equipamiento militar hoy se ha vuelto complejo porque, como hay situaciones de guerra en el Medio Oriente, en Ucrania y, además, todo el vecindario cercano a China también anda medio agitado, no puedes salir a comprar 20 aviones el día que se te ocurra. Son procesos muy planificados, preparados, que cuestan mucha plata y hay harta demanda. Entonces, que Argentina logre llevarse 24 de 34 aviones y que Ucrania quede solo con 10, quiere decir que efectivamente para Estados Unidos es importante en qué ámbito se alinea con Argentina”, añade Richard Kouyoumdjian.

“China, además de tener una estación de monitoreo de satélites muy importante en el sur de Argentina, está haciendo inversiones, proyectos de infraestructura, como el puerto de Ushuaia. Normalmente los canjea por deuda externa o por compras de soya o exportaciones argentinas. A China le interesa ir tomando posiciones en ciertos países que son proveedores importantes. De Chile le interesa el cobre, el litio”, detalla.

En Argentina dicen que este es un trabajo que viene haciendo hace rato Estados Unidos, a través de su embajada. El embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, se apuró en ofrecer una alternativa para el ejército trasandino, luego de que el ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad, calificara como improcedente avanzar en el financiamiento de 156 vehículos 6×6 Guaraní de producción brasileña por parte del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social ), el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS y el Banco da Patagonia. Igualmente, se ha mostrado interesado en proveer de helicópteros UH-60 Black Hawk para la aviación del ejército, que deberá sustituir a sus Bell UH-1 Huey muy pronto.

Según Página 12, en la Fuerza Aérea trasandina no ven todo color de rosa con los F-16. “El mantenimiento es caro y, con un Gobierno que nos dice que no hay plata, esperemos que estos aparatos no terminen siendo maceteros llenos de plantitas. Volarlos una hora cuesta entre 10 mil y 15 mil dólares. ¿Habrá fondos para entrenar a los pilotos? O peor aún: en el alineamiento que está teniendo el presidente, no vaya a ser que se terminen triangulando hacia conflictos en los que no tenemos nada que ver”.

Por lo pronto, se informó que el Gobierno de Alberto Fernández dejó comprados cuatro aviones P-3 Orion –tres para misiones de patrullaje y vigilancia marítima, y uno especializado en acciones de búsqueda y salvamento–, recientemente dados de baja por Noruega y autorizados por Estados Unidos.

El otro “gesto” de Milei hacia EE.UU. promete traer más polémica interna que los aviones. Se trata de la firma del decreto para que las Fuerzas Armadas incursionen en seguridad interior.

Según informa Página 12, se revocaría una norma anterior (2006) que establecía que los militares podían intervenir únicamente ante la amenaza de “un Estado” extranjero. De esa formulación, Milei y su ministro de Defensa, Luis Petri, sacarán la palabra “Estado”, por lo tanto, quedará un gran abanico bajo las palabras “amenaza extranjera”: grupos narcos, guerrillas, organizaciones indígenas, formaciones terroristas, bandas que lucran con movimientos migratorios.

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