Durante este verano los medios de comunicación, dieron a conocer diversos tramos de lo que es el Sendero de Chile, una de las rutas de caminatas que debería transformarse en una de las más largas del mundo, y que abarcará diferentes ecosistemas, geografías, culturas, climas y paisajes en un recorrido que cuando esté terminado, será de más de 8 mil kilómetros, incluidos diversos tramos de conexión.
En la creación de este camino han trabajado cientos de personas: profesionales y técnicos de las más variadas especialidades, comunidades aledañas, e integrantes de pueblos indígenas, entre otros. Todas estas personas han pensado a esta vía como uno de los trascendentales hitos culturales, ambientales y patrimoniales que comenzó el presidente Ricardo Lagos y finalizará la presidenta Bachelet, cuando Chile esté cumpliendo dos siglos de historia republicana.
Pensar construir esta ruta, es un poderoso ejemplo de los elementos que necesita este nuevo Chile para el siglo 21. Esta vía, invita a la ciudadanía nacional y extranjera, a las comunidades locales y a las autoridades a re-caminar, a revisar lo que es nuestro país y a mirar con nuevos ojos esta geografía ecosistémica, humana, cultural, científica, étnica y económica, contribuyendo a la construcción de una visión integrada y sustentable del Chile que queremos.
Re-caminar en esta extensa geografía es también revisar, remirar, repensar y valorar con nueva visión amplía del tiempo, lo que significa la diversidad de historias, paisajes, personas y comunidades que viven en esas zonas.
Es por ejemplo, caminar por los territorios que recorrieron y recorren los pueblos indígenas en el Altiplano, en la zona Mapuche, en la comunidad Kawesqar o en la Isla de Pascua y su pueblo Rapa Nui. Caminar por las sendas en estas zonas indígenas, de seguro contribuirá a buscar claves para la mejor y más respetuosa convivencia con estos pueblos. Esto también es para mirar de nueva forma la relación entre las comunidades locales, de Chiloé por ejemplo, y el centralismo de la vida política y económica del país.
De igual forma, desde el tramo que está en los faldeos cordilleranos de la Región Metropolitana, es necesario mirar a la ciudad, a las formas de vida de las personas que habitan la metrópolis. Es ver y reconocer cómo desde esta urbe, se dirige en gran parte el futuro de Chile y de las Regiones. Hay que caminar por este tramo y repensar esta relación entre Santiago y los demás territorios e identidades que están integradas al circuito del Sendero de Chile.
Este hito patrimonial se puede transformar en la columna vertebral de lo que es este país, con todas sus diferencias y variadas identidades que enriquecen nuestra cultura y que ya está siendo recorrido por diversos sectores de las comunidades escolares.
Así, el Sendero de Chile ha sido una herramienta significativa para el desarrollo de experiencias de educación ambiental al aire libre en el marco de la reforma educativa. Diversos tramos de esta ruta ya han sido utilizados por profesores, estudiantes de distintos niveles, apoderados, voluntarios ambientales, y diferentes profesionales de instituciones del país. Durante el 2005, se desarrollaron 20 talleres de capacitación, donde participaron 338 profesionales y técnicos, de los cuales 223 son profesoras y profesores. Además, se realizaron 39 excursiones educativas en las cuales participaron 1822 alumnos, 154 docentes, y otros 227 profesionales y técnicos.
Mucho de este silencioso pero valiosísimo trabajo de «hormiga» de cientos de profesionales y técnicos, está estampado en la recientemente publicada Guía Metodológica para el Sendero de Chile que fue distribuida a diferentes establecimientos educacionales del país. Este práctico instrumento destinado a orientar las salidas a terreno está publicado en el sitio web www.conama.cl
Esta guía, además de ser un útil documento para orientar, planificar, ejecutar y evaluar las salidas a terreno de los colegios a los tramos del Sendero de Chile, presenta una variada gama de posibilidades acerca de qué actividades del currículo escolar se pueden implementar en esta experiencia.
Ya en experiencias desarrolladas en el 2005, los niños y niñas han realizado actividades de diversos subsectores: educación física, estudio y comprensión de la sociedad, matemáticas, lenguaje y comunicaciones, entre otros. Esta guía, entonces invita a aumentar el desarrollo de experiencias educativas significativas y contextualizadas territorialmente.
También esta ruta ofrece espacio para el trabajo científico tanto para los distintos niveles educacionales de los establecimientos educativos, como para universidades y diversas iniciativas privadas o públicas.
La experiencia de las visitas de escolares durante 2005 ya está simbolizando que los alumnos vean con una mirada moderna, respetuosa y nueva lo que significan los territorios, los ecosistemas naturales, las identidades culturales y las diferentes formas de vida animal, vegetal, humana y cultural que contiene el Sendero de Chile. Además estas experiencias educativas contribuyen a formar una ciudadanía responsable ambientalmente.
Estas visitas ya representan esta nueva forma de mirar a Chile. Con una concepción amplia, moderna y de fácil acceso para los colegios, el Sendero de Chile está haciendo historia y dejando rastro en lo que es la revalorización del patrimonio de los ciudadanos de ayer, de hoy y del mañana.
La ruta del Sendero de Chile, entonces, es un hito que le da alma al Chile del siglo 21, que le da sostén cultural e identidad a la gestión de los gobiernos concertacionistas y que presenta un desafío no solo a las autoridades de este nuevo gobierno, sino que a todos los habitantes de estos territorios para re-caminar por la historia y geografía del país.
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María Patricia Aros es profesional del Sendero de Chile y del Departamento de Educación Ambiental y Participación Ciudadana de la Conama
