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Una píldora de democracia


Hay un reclame publicitario de El Mercurio que imagina un Chile de solo 100 habitantes. Aparecen cifras de una encuesta que arrojan que 65 de ellos estarían a favor de la píldora del día después, y 65 preferirían leer el diario de Edwards. Uno queda con una enorme interrogante -quizás existencial- ¿serán los mismos?



Así es nuestra entrañable sociedad. Confusa. Hay varios problemas que aguardamos venir como un hermoso adolescente. Llenándonos de contradicciones y convirtiéndonos, a todos, en protagonistas de una comedia de equivocaciones.



El libre acceso al contraceptivo de emergencia es la única medida realmente progresista en materias sociales y de género que ha impulsado el gobierno de Bachelet y la única, del ofertón de medidas, que disipa mis dudas de que la Primerisima Primera Presidenta fuera solo un marketing hembrista de la Concertación.



No obstante, está siendo denostada por la oposición devota y la casta demócrata cristiana -léase de las dos formas. Pero «la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da el afrecho». La Concertación, históricamente, ha dado afrecho a los píos señores que poco saben de los 35 mil embarazos adolescentes, muchos de ellos experimentados por niñas pobres y/o producto de violaciones, relaciones de pedofilia o incesto. La soberanía seminal, además, echa al olvido complicaciones tales como una boca más que alimentar, la estrechez e espacio o la cuita tras perder la juventud.



El vientre de la chica desheredada e ignorante se colma, año tras año, TLC tras TLC, del hábito magnánimo del Imperio; una cabeza más de ganado para engrandecer la Res-pública. Un rebaño que pretende ser guiado hacia el camino de una moralidad y ética institucionales. A pesar de los más de 150 mil abortos anuales, las leyes dictatoriales tituladas «Crímenes y Delitos contra el Orden Familiar y la Moralidad Pública», siguen pretendiendo una sociedad de devotos feligreses. Ordenes y contraordenes en políticas de salud reproductiva y sexual, nos tienen atónitos.



El ex ministro de Salud Dr. «malas pulgas» García, durante el gobierno de Lagos, ordenaba retirar la repartición de condones por parte del ministerio en un liceo de la Novena Región. Se hacía hincapié que no había que fomentar la sexualidad-responsable en menores de edad. Al parecer, al doctor gineco-obstetra le pareció impropia la actividad amatoria de los adolescentes y hacía entrever que el varón no debía ser habituado a una técnica milenaria de control, tanto de la natalidad como de las ETS.



Los signos equívocos de los gobiernos de la Concertación y la evidente sumisión ante los designios de La Santa Iglesia y la oligarquía conservadora, han provocado que medidas trascendentes como la del Postinor 2 repartido de forma gratuita a mayores de 14 años en todos los servicios de salud pública, estén siendo echadas por tierra. La señora Presidenta no puede con el sino plebeyo de ser obedientes ante la furia de Dios, o la del latifundista. Un hado que no fue rectificado en el gobierno del estadista Lagos. El progresismo a la chilena sólo dio el ancho para cambios estéticos, para un cambio de «rostro», y es principalmente porque la sociedad se ha venido educando sólo en la libertad del mercado. La democracia es el juego de la elección de marcas y sabores de yogures como postula Lavín en su Revolución Silenciosa. Pero la elección en cualquier mercado, hasta en el de la planificación familiar, necesita de oferta, dinero o garantías estatales.



La conciencia de una sexualidad sana y responsable no aparece en los canónicos designios legislativos y la píldora del día después- alusivo al recuerdo del momento del encuentro sexual- se convierte en «patrióticamente inaceptable». ¿De donde sacaríamos más héroes de Antuco, subdesarrollada mano de obra barata y sobretodo consumidoras y consumidores?…quizás de India o China como nos vienen anunciado Eyzaguirre y su consejo de Innovación, porque de todas maneras los niños nacen cada día menos en Chile y este país lejano al ardor caribeño le esta falta acopio trabajador.



De todas formas hay algo que debe incentivar a los estadistas y contribuyentes a ser proclives al anticonceptivo de emergencia, y es que el bajo el ritmo de crecimiento demográfico provoca que el producto per cápita avance más rápido, lo que tiene un impacto positivo en el nivel de ingreso de la población. Y esto al parecer ya es un secreto a voces; algunos hasta sueñan con la comunidad de cien habitantes, y 65 de ellos derechamente progresistas. Si esto hace eco más allá de las mercuriales alucinaciones del pueblo elegido aparecido en un comercial; por fin lograríamos la justicia reproductiva que impera en el resto de América latina, salvando quizás a varias de las 150 mil niñas y mujeres que se someten a riesgosos abortos y a más de alguna nínfula de las más de 35 mil, que traen al mundo a un hijo no deseado.










  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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